El lío que se traía Julián con tantas mujeres, le provocaba dolor de cabeza, sin embargo, suponía que lo mejor era olvidarlo, así que sin importunarse demasiado por lo que hasta hace unos minutos había ocurrido frente a su puerta, tomo la determinación de seguir su camino, se le seguía haciendo tarde para su cita en la revista donde debía entregar las fotos de la última colección de la empresa de modas de su familia.
Debía hacer entrega de esas fotografías en menos de quince minutos y el tráfico parecía no dejarlo avanzar, todo le estaba saliendo mal por ese día, para empezar, no soportaba la jaqueca terrible, producto de su resaca, otra de las cosas, el retraso se debía al incidente ocurrido con aquellas furiosas damas.
En su llegada al edificio de la revista, Fad&Stuff, misma donde entregaría su negativo fotográfico, se le hizo muy curioso ver en la sala de espera de recepción al mismo joven que por la mañana vio junto a Diana.
Como Julián ya tenía cita y faltaban escasos minutos para su entrevista con el director ejecutivo de esa empresa, no le hizo mucho caso a la presencia de ese misterioso joven, del cual moría por saber si era el novio de Diana. Por lo que solo siguió su camino hacia donde aguardaban por él.
- Hola señorita buenos días, ¿Podría hablar con el señor Albert Williams? – exclamo Julián, solicitando hablar con el señor Williams, quien era el director ejecutivo y socio mayoritario de la importante revista de modas.
- ¿Tiene usted cita señor? – cuestiono la secretaria.
- Claro que tengo, mi nombre es Julián Cavendish, vengo de la compañía GrandTrend Corporation, soy la persona que viene a entregarle los negativos para la colección que saldrá publicada en su revista.
- Ah sí, el señor Williams dejo especificado sus datos, tiene usted razón, adelante por favor...- exclamo la secretaria, invitando a Julián a encaminarse a su lado hacia la oficina del hombre que lo esperaba.
Lucas quien aguardaba de igual manera en la sala de espera, solo pudo notar cuando Julián se anunció en la recepción. El chico de gafas en ocasiones despegaba su vista del periódico que estaba ojeando y miraba a Julián, se le había hecho conocido desde que lo vio, pero aún no recordaba que era el jefe de Diana, el mismo que vivía donde ella trabajaba.
Lucas estaba de la misma forma que Julián, a punto de pasar a conocer al señor Williams, deseaba hablar con él, porque al parecer había recién adquirido unos edificios viejos, en donde vivían ellos, que justo era la zona donde vivía Diana.
El día previo a ese, habían llegado a informar que debían desalojar lo más pronto que pudieran esa zona, porque un importante empresario había adquirido esos terrenos, siendo sus pretensiones demoler todo lo que había en el predio para construir unos lujosos apartamentos para personas de alto nivel adquisitivo, convirtiendo ese precario lugar en un sitio exclusivo.
Albert Williams era un empresario muy importante en el país, no solo era dueño de la revista en donde Julián llevaba sus negativos, también era inversionista, convirtiendo todo lo que tocaba casi literalmente en oro, ya que pulía lo viejo, restaurándolo y vendiéndolo tres veces más de su valor original.
Por todo esto, Lucas decidió ser la voz de su colonia, yendo a hablar con este poderoso hombre, intentando así de alguna forma persuadirlo de hacer lo que tenía planeado. Aunque él bien sabía que quizás no le sería fácil obtener su cometido, sin embargo, tenía la intención de hacerlo.
Diana desde luego no se hallaba enterada de nada de lo sucedido, ya que hasta apenas un día anterior había ocurrido ese incidente y Lucas no quiso decirle nada a ella, mucho menos al verla exhausta y angustiada por la salud de su madre, él tomó la decisión de hacer algo por ese percance, ya que no quería permitir que los corrieran de ese lugar donde habían vivido muchos años. Puesto que ellos puntualmente pagaban su renta y el dueño anterior en numerosas ocasiones se negó a venderles esos departamentos en pagos mensuales, ni siquiera por la antigüedad que ya tenían allí.
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Deseo y sacrificio
RomanceLos problemas económicos a veces nos llevan a tomar decisiones precipitadas, esto Diana muy bien lo sabía al aceptar una proposición que jamás imagino aceptar. Le entregaría lo más valioso de ella a un millonario hombre, arrogante, mujeriego pero c...