- ¿Qué hace usted aquí? - cuestionó Diana sorprendida de ver a Julián frente a ella, con unos presentes similares a los que ya había recibido por parte de Jack.
- Supongo que visitarte, ¡mira te he traído estas flores!, ojalá que te gusten, en la florería dijeron que sería el mejor obsequio para una chica, igual este curioso oso. Su nombre es Teddy - sonrió Julián poniendo el gran oso café, como de un metro de alto, frente a Diana.
- ¡No me interesan sus obsequios!, mejor marchase de mi casa, le he dicho mil veces que no quiero que me moleste, ¿Por qué insiste? - resopló ella.
- ¡Por qué me gustas mucho!, deberías estar orgullosa, nunca he hecho lo que estoy haciendo ahorita por ninguna otra mujer. Eso te hace especial ¿no lo piensas?
- ¡Pues no!, yo para nada estaría orgullosa de sus tonterías, además usted tiene novia y yo..., también tengo novio - mintió Diana sin saber que más decir.
- Uhm, me temo que eso no es verdad, tu misma me lo hiciste saber ayer ¿no lo recuerdas? - cuestiono él con una sonrisa.
- ¡Pues lo engañe!
- ¿Y por qué habrías de engañarme?
- Porque..., ash, ya mejor váyase, no quiero seguir discutiendo, ahora mismo estoy muy cansada, llévese sus obsequios, ¡no los quiero! - demandó Diana con voz firme.
- ¿Sabes que me entristecen tus palabras? - dijo Julián haciendo un rostro de borrego a medio morir - al menos acepta a Teddy, sino temo que se quedará huérfano y él no quiere que eso pase ¿verdad Teddy?, Nou - dijo haciendo una voz graciosa refiriéndose al oso.
Sus ocurrencias hicieron que Diana asomara una sonrisa y negara con la cabeza al escucharlo. Lo que no sabía es que Julián le estaba mostrando mayor empatía, comenzando incluso a agradarle. Pero también sentía temor, ella sabía que él lo único que buscaba era llevarla a la cama, que no esperaba nada serio y eso de nuevo hacia que retrocediera en el pequeño avance al convencimiento que le causaba Julián.
- No sea payaso, márchese por favor, no quiero tener problemas, usted tiene novia y ya le dije que no me insista, no pienso aceptar sus cortejos, ¡no!, mucho menos porque yo no soy del tipo de mujeres a las que usted le gusta frecuentar, de esas que aceptan irse a su apartamento a pasar la noche, lo siento, pero lo que busca en mí no lo encontrará - replico Diana, intentando entrar a su apartamento, ya que para ese momento estaban en el pasillo. No quería que Julián pasará a su casa, ni mucho menos que lo viera su madre.
El argumento de Diana, dejo un poco desconcertado a Julián, nunca antes había conocido a una chica tan renuente como lo era ella, pareciera que en ella no causaba ningún efecto, por más que lo intentará, tampoco parecía mostrar demasiado interés.
Pero él no pensaba desistir, no, eso no estaba dentro de sus planes, su tonto orgullo, vanidad y arrogancia le impedían darse por vencido, así tuviera que mentirle a Diana, lo haría, la enamoraría, y lograría su objetivo, de eso estaba seguro.
- Estoy de acuerdo que no eres como las demás mujeres - insistió-, tú me pareces muy especial, por ti estoy dispuesto a ser distinto, como ya te dije lo mío con Melissa no es trascendente, a lo mejor en realidad no lleguemos al compromiso, yo no la amo, se me hace una mujer muy superficial, celosa e insensata, en serio, te digo la verdad - se sinceró compaginando sus zafiros con las esmeraldas que lo miraban.
- Tiene razón en celarlo. Usted es un mentiroso, no le creo ni una sola palabra y aunque dejara a su novia y ahora fuera soltero, como dice, no pienso aceptar el cortejo de un hombre tan mujeriego, arrogante y descarado, así que por enésima vez ¡déjeme en paz!
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Deseo y sacrificio
RomanceLos problemas económicos a veces nos llevan a tomar decisiones precipitadas, esto Diana muy bien lo sabía al aceptar una proposición que jamás imagino aceptar. Le entregaría lo más valioso de ella a un millonario hombre, arrogante, mujeriego pero c...