- ¡Mamá, mamá! ¿Qué te ocurre? – dijo Beth moviendo a su madre – parece que viste un fantasma ¿Qué dice ese papel?
- No es nada Beth, anda vuelve a lo que estabas – indico Jennifer a la jovencita.
- ¿pero mamá?, ¿Qué dice, no es mi admisión? – insistió Beth.
- ¡No Beth!, ¡he dicho que vuelvas a tus obligaciones!, ¡obedece! – demandó Jennifer.
El documento que contenía ese sobre, había dejado pasmada a Jennifer, ese mismo decía así;
Jennifer:
Espero que cuando recibas esta misiva te encuentres en excelente estado de salud, supe que enfermaste y tuviste una intervención quirúrgica, aunque tú ni siquiera lo hayas imaginado, yo me mantenía al pendiente de todo lo que sucedía en tu vida, déjame decirte que a pesar de los años y la distancia que hemos vivido, a raíz de esa separación que sin duda fue por mi culpa, no he dejado de pensar en ti, ni un solo momento, sé que me equivoque y que ese error lo he estado pagando muy caro y lo seguiré pagando.
Sé que te preguntarás porque después de tantos años de separación y de haber sabido de tu vida solo a escondidas al haberme tomado la libertad de contratar unos investigadores a espaldas tuyas, para saber de ti, me he decidido a escribirte estas líneas, lo hago, no porque pretenda que me perdones, aunque desearía con toda mi fuerza que así fuera, más bien es por ella, por mi hija, por Diana, sé que aunque tú lo quieras ocultar, aquella ocasión me lo confesaste, la última vez que te vi en ese parque donde solíamos pasarla juntos, allí supe que dejaría una parte de mi vida en ti, fui un cobarde al permitirme vivir con agonía e ignorarte cuando me lo confesaste, aquella vez que dijiste que me amabas y seríamos padres, esa imagen de tus lagrimas recorriendo sobre tus mejillas y yo actuando como un desgraciado, la llevaré por siempre en mi mente.
Las excusas sobran para intentar enmendar el daño que te hice Jennifer, lo sé, pero ahora no se trata de mi o de ti, sino de ella, de Diana, de nuestra hija, ella tiene derecho a saber que soy su padre, no me prives de verla por última vez, no lo hagas Jennifer por favor. Hasta hace poco recibí un diagnóstico de cáncer terminal, a diferencia tuya yo no tengo remedio, he descubierto muy tarde mi enfermedad y me han dicho que desconocen el tiempo que podre seguir viviendo, pueden ser años o quizás meses, el tratamiento debe ser eterno para mi, quisiera que nos viéramos para hablarlo de forma personal... espero lo comprendas, te repito y te ruego que no lo hagas por nosotros, hazlo por nuestra hija...
Si estás dispuesta a conversar conmigo, te estaré esperando mañana por la tarde, la dirección te la dejaré detrás de esta hoja...Gracias Jennifer.
Con Cariño... Jacob
Una lagrima rebelde no pudo evitar salir de los ojos de Jennifer, luego de tantos años descubría que ese hombre, al que tanto había amado y que fue su amor de juventud, de nuevo volvía a su vida, pero no para formar parte de ella, sino para exigir la dicha de ser reconocido por su hija, aquella a la que durante tantos años ignoro, haciéndose a un lado, mientras ella sufría penurias y otras calamidades que tuvo que soportar al ser huérfana de padre, creyendo que su progenitor era el hombre que había abandonado a Jennifer huyendo con otra, cuando en realidad el padre de Beth no era el mismo de ella, entretanto su verdadero padre solo seguía su vida con otra mujer, una que nunca tuvo hijos, misma que había fallecido hasta hacía un año y por ello él se había mantenido ahora más al pendiente de su descendiente, aunque solo fuese de lejos.
Lo que Jennifer vio en ese sobre amarillo, no le permitió asimilar bien lo que sus ojos presenciaron, luego de guardar el sobre en un lugar seguro, mientras su mente regresaba todos sus recuerdos, sintió una punzada muy fuerte en el pecho y cayó en un desmayo inminente. Cuando Beth descubrió que su madre no podía despertar, de inmediato llamó a urgencias y fue llevada al hospital San Carlos, en compañía de Lucas que oportunamente llegaba a dejarles un encargo de su madre.
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Deseo y sacrificio
RomantikLos problemas económicos a veces nos llevan a tomar decisiones precipitadas, esto Diana muy bien lo sabía al aceptar una proposición que jamás imagino aceptar. Le entregaría lo más valioso de ella a un millonario hombre, arrogante, mujeriego pero c...