EXTRA 3

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Friego mis ojos. He dormido dos horas. Es un sábado, descanso para mí. No he tenido mucho tiempo de salir y hacer vida social, debido a los deberes de la universidad. Parpadeo y echo un vistazo al ventanal de mi cuarto, el cual, está abierto y con un individuo sentado y teniendo una mirada hacia mí. Aparto las sábanas y de mala gana me levanto. ¿Hace cuánto no lo he visto? ¿Un mes?

Le dije que no viniera, hasta que terminara los exámenes y proyectos.

No quería distraerme en un tonto demonio que me mira extraño.

—Buenas tardes, chica patata. —Saluda casual, mientras Klaus vuela aterrizando en mi hombro. Sonrío y le acaricio su cabeza emplumada—. Parece que ese viejo cuervo, te ha extrañado.

—No tanto. Casi todos los días, venía a visitarme.

Arruga el ceño.

—¿Te venía a visitar? —pregunta, mirando a Klaus. Este, le grazna—. Entonces, todas las veces que desaparecías, venías a la chica patata. Pensé te encontraste novia.

¿Novia? ¿Klaus?

Suelto una risa por su ocurrencia ridícula.

—Siempre tiendes a soltar cosas extrañas —hablo, abrazándolo. Él no duda en devolvérmelo. Hemos estado teniendo una relación amorosa hace más de un año. Tanto mi madre y hermana, siempre preguntan el motivo de no llevar novio a presentarles.

No puedo decirles que mi novio es un demonio.

—Me gusta. ¿Podemos tener una sesión de besos en la cama? —inquiere, enredando sus manos en mi cintura. Eleva el rostro, encontrándome con sus orbes amarillentos—. No te he tocado hace una semana.

¿Una semana?

—No fue hace una semana.

—¿No lo fue? —pregunta confundido—. ¿Unos días?

—Fue hace un mes, Belicar —corrijo entre un suspiro. Lo miro muy ceñuda—. ¿Acaso estuviste....

—No —interviene. Se aparta de mí y alza ambas manos en señal de rendición—. Prometo que no he tocado a ninguna mujer que no sea la mía. Aunque......—Sonríe con picardía—. No puedo negar que he tenido sueños muy seductores contigo.

Aquí vamos de nuevo.

—¿Orgías? ¿Tríos? No me digas que estaban Belgor y Zactis —nombro a los demonios que conozco y no deseo volver a ver, principalmente el primero que desea comérselo a Klaus.

Él suelta una risa siniestra que hace estremecerme por completo.

—¿Crees que dejaría que te tocaran? —pregunta sonriendo oscuro. Casi puedo verle los cuernos en la cabeza—. Los desmembraría si lo hicieran. El viejo Klaus también apoyaría en ello.

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