Capítulo 33

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Crystal

Puse la camioneta a tanta velocidad que cuando me fui a dar cuenta casi me da un infarto del susto. Estaba furiosa, llena por completo de un odio visceral a cada persona que estuviera intentando joder a Eddie, y sobretodo a los anormales que estaban buscándolo para tomarse la justicia por su mano.

Aparqué en el la acera de los Henderson; tenían una casa muy bonita y cuidada, amplia y con un jardín lleno de flores y plantas. Toqué al timbre, esta vez con menos ansiedad ya que dentro de mí sabía que Dustin no se había tragado lo de Eddie, él me ayudaría en esto.

Abrió una señora bastante corpulenta, con un peinado a base de rulos y un vestido de andar por casa muy fresquito. Llevaba un gato a cuestas, que maullaba sin cesar para salir a la calle y huir —o eso pensé en aquel momento—. La sonrisa de la señora me recordó a Dustin. Su madre y él tenían esa forma de sonreír que lo único que transmitía era sinceridad y simpatía, como si te conocieran de toda la vida.

—¿Qué puedo hacer por ti, jovencita? ¿Eres amiga de mi Dusticin?

Me costó horrores no poner los ojos en blanco por su forma tan cursi de hablar, pero asentí y me aclaré la garganta pesadamente.

—Eso es, señora Henderson. ¿Está su hijo en casa? Me gustaría que me ayudara en mi próximo examen de ciencias, quedé con él para venir hoy.

Dustin era un pequeño genio según lo que me había comentado Eddie, así que diciendo eso estaba bastante convencida de que no sería sospechoso buscarle en su propia casa.

—¡DUSTINCITO! ¡BAJA, MI AMOR, HAY UNA CHICA MUY GUAPA BUSCÁNDOTE! —gritó la madre de mi amigo.

Dustin tardó poco en asomar la cabeza por la parte alta de las escaleras, que se podían ver desde la misma entrada. Cuando su cabeza apareció, moví mi mano en forma de saludo, intentando no parecer incómoda con esa extrañísima situación. No estaba acostumbrada a las madres tan cariñosas, de hecho siempre sospeché que la mía tenía un palo metido por el culo.

—¿Qué pasa, Crys? ¿Qué haces aquí? —Pese a su obvia confusión, sonreía ampliamente.

—Vengo por el examen de mañana, el que te dije ayer. —Miré a Dustin de la forma menos estúpida que pude, también sonriendo.

—Aaaah... Sí... El examen... —Hasta guiñó un ojo y yo casi lo mato ahí mismo por ser tan cantoso—. Pasa, pasa.

Subimos hasta su habitación, que estaba llena hasta los topes de material tecnológico que no me sonaba de absolutamente nada. Era un sitio bastante agradable, olía a limpio y estaba todo bien ordenado. Al lado de su cama tenía un pequeño terrario con una tortuga en su interior, bajo luz cálida.

Me senté en la cama y por fin abandoné la falsa fachada alegre y volvió la seriedad y la amargura a mi rostro, y casi me echo a llorar allí mismo.

—Dustin, sé que no somos los mejores amigos del mundo, y que probablemente no debería estar aquí pidiéndote esto, pero tienes que ayudarme.

Mi amigo se quedó callado, mirándome fijamente y cruzando brazos y piernas sobre su cama.

—Eddie... Eddie es inocente, lo sabes, ¿no? —Él asintió, confiado. Se acercó a mí y pasó su brazo por mis hombros de forma cariñosa. Sonreí débilmente ante el gesto y proseguí con más tranquilidad—. Bien, estoy intentando averiguar qué tiene que ver Jonathan Byers con el hecho de que hayan culpado a Eddie de esta manera. Él tomó esas fotos y al día siguiente las envío a la policía, sospechosamente antes de que nadie se hubiera enterado siquiera de la desaparición de Chrissy...

—Yo cuando las vi también me olí que no eran sacadas de casualidad... Estuve investigando, hice un par de llamadas y descubrí algo.

Dustin se colocó su gorra de pensar, agarró una libreta y empezó a escribir mientras miraba hacia abajo con cara de concentración. Estuvo en silencio varios minutos. Yo no era precisamente Sherlock Holmes, pero sabía que todo este asunto tenía explicación y la necesitaba cuanto antes, lo único que quería era que Eddie pudiera ser libre de nuevo. Ahora que había vuelto conmigo no podía acabar todo mal, solo quería que fuéramos felices juntos de una puta vez, no era tan difícil.

—Aquí tienes, esto es todo lo que he descubierto. —Dustin me tendió la libreta y me sacó de mis pensamientos.

En la hoja podían apreciarse varias frases, nombres, direcciones y números rodeados con lápiz. Todo estaba conectado y me perdí al intentar descrifrar lo que quería decirme, pero antes de preguntar, volvió a hablar.

—Jonathan estuvo un par de días hablando con Chrissy en el instituto. Además, ella estuvo en su casa la noche de las fotos, según Steve, a quien se lo dijo Nancy, la hermana de Mike... Ya sabes. —Asentí varias veces mientras él con el lápiz señalaba los puntos de su creación—. Así que no es muy arriesgado pensar que todo es un plan de venganza urdido por ambos, Jonathan porque Eddie le dejó la cara como un cromo y Chrissy por despecho. Es un móvil perfecto.

—Yo había pensado lo mismo, o bueno, algo parecido porque no tenía la información que tienes tú, pero me cuesta creerlo. ¿Tan jodidos de la cabeza están para hacer eso? No sé...

—El amor y el ego son muy traicioneros y complejos, querida Crys —Dustin se puso un poco condescendiente, pero casi me hacía gracia cómo trataba el tema—, y son las cualidades principales del problema que tenemos entre manos. No me gustaría ser tú, que estás en medio de todo esto por ambas partes. Protege tus espaldas, Crystal, porque si son capaces de esto, no dudarán en hacerte daño a ti también.

Apreté los puños con fuerza, pensando en cómo pude pensar que Jonathan era dulce y bueno, y en cómo incluso me planteé rehacer mi vida sentimental con ese enfermo mental. Chrissy era más cínica, solo había que ver cómo miraba a los demás como si ella fuera una estrella de cine y los demás fuéramos meros espectadores en la película de su vida. De ella no me sorprendía un plan tan ruin y malvado. De repente un interrogante cruzó mi mente durante un largo segundo, negué con la cabeza varias veces y me despejé, volviendo a mirar a Dustin.

—Pero entonces, Dustin, ¿dónde coño está Chrissy?

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora