Capítulo 3

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Cuatro meses atrás

—Si no sacas mínimo un 12 estás muerta, cariño.

La sonrisa burlona de Eddie me desconcentró momentáneamente, pero lancé el dado y crucé los dedos para no acabar muerta junto a los demás, solo quedábamos el monstruo y yo, todos mis compañeros habían perecido en el combate.

El dado mostró un 15, y al verlo, todos saltamos de emoción, incluido Eddie.

—Perfecto, resisto un golpe más, ¿no? Puedo seguir peleando. —Sonreí ampliamente mirando a mi máster, emocionada.

—Así es, pequeña, tendrás que sacar otro número alto si quieres acabar con Lord Graves.

Lancé de nuevo el dado con todas mis esperanzas puestas en esta última tirada, pero el dado mostró un tremendo 1. Oh no.

—Amathyst empuña su lanza para atravesar el estómago de Lord Graves, —el máster gesticulaba e interpretaba las acciones con excitación— con tan mala suerte que tropieza, intenta apoyarse en su lanza pero esta se parte en dos, clavándosela ella misma en el estómago y perdiendo los pocos puntos de vida que le quedaban. Descanse en paz, Amathyst. —Eddie rio mirando a todos, tumbando la ficha de mi personaje—. Habéis muerto todos en combate, os doy mi más sentido pésame. La próxima vez quizá tendréis más suerte.

Me crucé de brazos en mi asiento, divertida por la última escenificación de mi novio. Todos recogieron sus cosas y salieron por la puerta mientras yo esperaba a que Eddie apagara las luces del aula y cerrara la puerta con llave para irnos a casa.

—Bueno, Crys, ¿quieres que te acompañe a casa? —Me ofreció su brazo como si de un caballero de otra época se tratase.

—Claro, señor Munson, usted primero.

Bromeamos durante buena parte del camino hacia mi casa, que estaba bastante cerca del instituto. Unos metros antes de llegar, Eddie se paró en seco y me miró a los ojos, poniéndose delante de mí con semblante serio.

—Crystal, tengo que hablar contigo... No he sabido cuándo era el mejor momento, supongo que se me da mejor improvisar en el rol que en la vida real.

Fruncí el ceño esperando a que fuera algún tipo de broma de las que normalmente disfrutaba haciéndome, pero su rostro no cambió de gesto ni siquiera cuando me separé bruscamente de él.

—¿Qué pasa, Eddie? No me asustes.

—Verás, he estado pensando mucho en lo nuestro. Llevamos poco tiempo y he disfrutado mucho durante estos meses contigo, creo que eres una chica excepcional y...

—Espera un momento, ¿me estás dejando, Edward? ¿Con un discurso sacado de una película de serie B? ¿En serio?

Si el ceño se pudiese fruncir más, mi cara se habría metido para adentro. No estaba entendiendo nada de esto, Eddie parecía tan cómodo y feliz conmigo como yo con él. Jamás le había visto así, y le conocía desde que estábamos en la guardería.

—Crys... Yo... No sé qué decirte. Este año voy a graduarme y seguramente tú el año siguiente irás a la universidad y no volveremos a vernos. No quiero seguir con una relación que no tiene futuro.

—Así que ahora únicamente tú decides en nuestra relación... Muy bien, Eddie. Estupendo.

Negué con la cabeza unos instantes y apreté los puños con fuerza, mirando a la persona que más quería a los ojos, sin aguantar las lágrimas que inundaban los míos.

—Si eso quieres, haz lo que te dé la gana. Huye, como huyes de todo lo que no puedes controlar. Quédate en tu sucia caravana y púdrete solo si es lo que deseas. Si tan poco te importo podrías haberlo dejado claro hace tres meses, cuando tú —le señalé violentamente, dándole en el pecho con el dedo— me pediste salir contigo. Haberlo pensado antes, toda la mierda que has dicho ya era así entonces, nada ha cambiado.

—Ha cambiado todo, Crystal, pero parece que no te has dado cuenta.

Comencé a llorar sin poder controlar mis lágrimas, tiré del colgante que tenía en el cuello, con una púa de Eddie con mi nombre y un corazón. Al mirarla por última vez me pareció una estupidez. Se la tiré a los pies y corrí lo poco que quedaba hacia mi casa, escuchando cómo Eddie me pedía que parara, pero yo no miré atrás en ningún momento y me metí en casa. Esa sería la última vez que vería a Eddie Munson en cuatro largos meses.

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora