Capítulo 22

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Crystal

Cuando todo acabó, Eddie soltó mis manos y apoyó su cabeza en mi pecho, agotado y respirando con dificultad. Aún estábamos entrelazados, así que tras descansar unos segundos me tomó en brazos y me llevó a su habitación para ponerme en su cama gentilmente. Yo aún estaba en shock por sus últimas palabras y por lo que acabábamos de hacer.

Me dejé caer en la cama, también agotada y exhausta. No sabía muy bien qué decir ni qué pensar. Por mi cabeza pasaba una y otra vez la idea de que lo que me había dicho fuera cosa de la pasión del momento y realmente estuviera arrepentido de haberlo dicho.

—Crys... ¿Te ha molestado lo que te he dicho? —Eddie apoyó un brazo en la cama para quedar mirándome, yo me incorporé y me senté con las piernas cruzadas en la cama.

—¿Lo has dicho de verdad o ha sido cosa del momento..? —Me mordí el labio con insistencia, nerviosa mientras le miraba.

Eddie suspiró profundamente. Seguía totalmente desnudo y su cuerpo brillaba por el sudor acumulado. Tenía que aguantar mucho las ganas para no mirar y quedarme embobada con su cuerpo.

—Lo he dicho de verdad, Crystal... ¿Sabes? Pasar la noche en la celda me hizo reflexionar bastante. Siento que lo único que quiero es estar contigo y no he hecho más que alejarte en estos meses por miedo a sufrir, Crys. Soy un cobarde, siempre huyo. —Sonrió con tristeza y desvió la mirada—. Tenía mucho miedo de no ser suficiente para ti y que al darte cuenta me dejaras y acabara destrozado, pero ya lo estoy por no poder tenerte a mi lado.

—Eddie... —Llevé mi mano a su rostro, con lágrimas en los ojos.

—Déjame terminar, pequeña. —Eddie levantó la mirada hasta mis ojos y sonrió dulcemente. Me derretí en sus ojos marrones—. Cuando me enteré de que estabas saliendo con ese desgraciado de Byers me asusté, no solo eran celos, era miedo. Tenía miedo de que de verdad todo hubiera terminado y jamás pudiese tener la oportunidad de estar contigo de nuevo.

Los ojos de Eddie empezaron a ponerse vidriosos, estaba a punto de romper a llorar.

—Sé que tú nunca quisiste separarte de mí, que fue todo cosa mía. Te alejé, te perdí, hice que me odiaras y me tuvieras asco... Pero yo nunca he dejado de quererte. He pensado en ti cada maldito día, Crystal. Joder, hasta estuve con la pesada de Chrissy solo por si así podía olvidarte y me acabó ocurriendo todo lo contrario. Te vi en aquel bosque y todos los sentimientos volvieron a flote más intensamente que nunca. Pensé en qué coño estaba haciendo, pero me convencía a mí mismo un día tras otro de que el dolor se acabaría y que tú serías más feliz sin mí. Pero no quiero que sea así, quiero hacerte feliz yo. Quiero verte sonreír cada día de mi vida pero no desde lejos, quiero que sonrías por mis estúpidas bromas o porque simplemente estás contenta por estar a mi lado. No quiero volver a perderte, Crystal.

A este punto las lágrimas me habían caído por las mejillas y estaban recorriendo mi pecho desnudo. Estaba tan emocionada que no podía ni hablar, y Eddie solo sonreía y se frotaba los ojos cada pocos segundos para secarse las lágrimas.

—Eddie, me gustaría decirte que has sido un gilipollas y que te odio, pero no puedo. Mi mayor frustración estos meses ha sido justo eso: que no puedo odiarte. Me preocupo por ti, me haces sentir mariposas en el estómago con solo ver tu pelo pasar en el comedor del instituto. —Los pequeños espasmos por estar llorando me cortaban de vez en cuando—. Y sobre todo echo de menos estar contigo para las cosas más tontas. No te echo de menos como novio, te echo de menos como mejor amigo también. Me gustaría que todo fuera como antes, todo era muy fácil entonces.

—Crystal, yo quiero ser tu mejor amigo, tu novio, tu vecino, tu conocido. Quiero serlo todo, pero contigo. ¿Me darías la oportunidad de demostrarte que puedo hacerlo bien esta vez, pequeña?

Eddie sonreía ampliamente, tomó la mano que le acariciaba y me la besó varias veces, mirándome a los ojos y esperando una respuesta.

—En este punto... ¿Cómo de creíble sería que te dijera que no te soporto, Eddie Munson? —Empecé a reírme entre lágrimas.

—Oh, cariño, sé que no me soportas, pero también me adoras. —Eddie se puso de rodillas en la cama y gateó hasta mí, poniéndose encima de m cuerpo aún con su amplia sonrisa en el rostro.

—No vuelvas a hacerme sufrir o te robaré los anillos y te dejaré la cara peor que a Jonathan, señor Munson.

Ambos reímos a carcajadas, y al terminar Eddie aún estando encima de mí, me besó intensamente en los labios.

—Eres muy violenta, pequeña Carver. ¿Qué voy a hacer contigo? —Eddie sonrió de lado, besando mi garganta con suavidad.

—Te encanta que lo sea. Puedo notarlo físicamente. —Reí un poco al notar su erección de nuevo pegada a mi vientre.

—Creo que no tenemos remedio, Crystal. Yo también puedo notar físicamente —deslizó su sexo por la nueva humedad del mío— que te encanta que me encante.

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora