Capitulo 19

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Crystal

El teléfono sonó en mitad de la noche. Mi madre, muy alarmada, me dijo a gritos que preguntaba por mí el sheriff del pueblo, Jim Hopper.

—¿Sí? ¿Señor Hopper?

Mi cara debía ser un poema; en pijama a punto de acostarme, con mi madre a mi lado mirándome con ojos asesinos y yo con la cara de mayor confusión que había tenido desde hace meses. Había dejado de meterme en líos, esto ya no debería pasar.

—Crystal. Te llamo desde mi oficina, hemos tenido que detener a Eddie. Se ha metido en una pelea en el Bloodstain y tendrá que dormir en el calabozo si no viene un adulto a sacarlo.

Por un momento me llené de preocupación, pero a la vez puse los ojos en blanco y sentí muchas ganas de estrellar el teléfono contra la mesa auxiliar de mi madre. ¿Cómo que una pelea? ¿En qué cojones estaba pensando este chico?

—Con todo el respeto, señor, ¿qué quiere que haga yo? ¿Por qué me llama a mí y no a su tío?

—Su tío está trabajando en la fábrica, no se enterará hasta mañana. Tú eres la única persona que tiene Ed y quería que lo supieras. Él no me lo ha pedido, pero creí conveniente decírtelo. Siempre que lo hemos tenido que detener has estado ahí la primera para defenderlo y has esperado horas en esa sala de visitas desde que érais críos.

Mi corazón recibió una punzada de dolor, me podía imaginar a Eddie solo en esa celda, comiéndose por dentro y totalmente solo.

—Bien... Gracias por avisar, señor. Veré si puedo ayudarle de alguna forma, aunque no sé si se lo merece.

—Pese a todo es un buen chico, no me cabe duda. Buenas noches, Crystal.

Al colgar el teléfono mi madre se quedó mirándome atónita, entendible ya que había estado hablando con la mayor autoridad del pueblo como si fuera de mi familia.

Me fui a la cama con la imagen grabada a fuego de Eddie entre cuatro paredes. Durante mucho tiempo mi mayor temor era que acabara como su padre; él creía que era su destino y yo siempre me negué a aceptarlo.

Me habría gustado poder sacarlo del calabozo, pero con diecisiete años no me dejarían ni entrar a visitarlo.

Al despertar fui a primera hora de la mañana a la caravana de los Munson. Desperté a su tío dando golpes en la puerta. Me sentí un poco mal por no dejarle dormir, pero mi prioridad era que sacara a Eddie de ese sitio antes de que se rompiera por completo.

Cuando llegamos y su tío firmó el papeleo, se limitó a echarle una pequeña bronca en el mismo calabozo y desaparecer nuevamente para retomar el sueño en su caravana. Me quedé en el banco de las visitas esperando a que dejaran ir a Eddie.

Cuando salió, su cara no era la misma de siempre: su gesto pícaro había desaparecido. La sonrisa de lado fue sustituida por un semblante serio y ojeroso y al verme sus ojos brillaron un poco pero no fue capaz ni de mirarme a los ojos.

—¿Crys? Eres la última persona que esperaría aquí. —Caminó hacia la puerta sin siquiera mirarme.

—¿Qué ha pasado, Ed? ¿Por qué estás tan jodido? Mírame, por favor. —Le agarré del brazo para que se pusiera frente a mí, preocupada.

—Me he peleado. ¿No es obvio?

Cuando levantó la cara y me miró, pude ver que tenía moratones en el rostro y el labio roto, con sangre seca que manchaba su boca. Por inercia llevé mi mano a su mandíbula, acariciándole con los ojos entrecerrados.

Eddie se apartó, me miró a los ojos durante unos cortos segundos y echó a caminar.

—Ve a ver a tu novio. Él está peor que yo. Dale recuerdos de mi parte a ese bastardo.

—¿Te has peleado con Jonathan? ¿Qué te pasa, Eddie? ¿No puedes verme feliz o cuál es tu puto problema? —Empecé a gritarle y a hacer aspavientos con las manos, muy enfadada—. Ayer me llamó Hopper a casa, por la noche, para que te sacara de aquí. No he pegado ojo preocupándome por cómo estarías y he ido casi de madrugada a por tu tío para que te sacara el culo de esa celda, Eddie, y me dices que vaya a ver a mi novio, que está peor que tú. Esto es el colmo.

—No tiene sentido que te explique nada ahora mismo, sabía que no me ibas a escuchar y lo ibas a entender a tu manera, siempre viendo lo peor de mí. Yo he reflexionado mucho esta noche en esa maldita celda, Crys. Haz tú lo propio cuando vayas a ver a ese desgraciado.

—¿Desgraciado? ¿Pero qué dices, qué te ha podido hacer Jonathan a ti? ¿Sacarte una foto sin permiso? —Me mofé sonoramente.

—Cuando vayas a verle, pregúntale qué pasó anoche y por qué le pegué. Después, si te apetece, estaré en mi caravana y podremos hablar seriamente. Hasta entonces no voy a discutir contigo, Crystal. Estoy harto de ser el malo de la película para tus ojos. Para los ojos de todo este maldito pueblo.

Eddie salió prácticamente corriendo del lugar, dejándome en el sitio planteándome los últimos dos meses de mi existencia. La relación con Eddie estaba siendo tan traumática que honestamente pensaba que era una pérdida de tiempo seguir intentando ser cordial con él. Estaba totalmente confusa, liada, no sabía cuáles eran mis sentimientos reales por él ni por Jonathan. Por poco sabía cómo me llamaba.

Después de estar como una idiota en la entrada del sheriff, decidí ir a ver a Jonathan. Estaba convencida de que nada de lo que me dijera podría justificar la pelea y el comportamiento de Eddie.

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora