Capítulo 40

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Crystal

Sentí que flotaba lentamente hasta la superficie. Las palabras de Eddie se escuchaban cada vez más claras, más cercanas. Estaba a punto de respirar de nuevo, de despertar.

Abrí los ojos con esfuerzo y durante varios segundos no vi nada; paredes blancas, máquinas con luces que me deslumbraban por completo, sonidos cada vez más estridentes que resonaban en mis tímpanos... Todo me dañaba menos su voz, la voz de Eddie.

Escuché todo lo que tenía que decir y me quedé en silencio, esperando a que se diera cuenta de que estaba ahí despierta, junto a él por fin.

Moví lentamente mi mano; no tenía apenas sensibilidad ni fuerza en mis brazos, pero la moví tanto como me fue posible. Él se quedó paralizado, mirándome a los ojos que tuve la sensación que despedían lágrimas desde antes incluso de despertar.

Sonreí, sonreí tan ampliamente como no recuerdo haberlo hecho en toda mi vida. Eddie se levantó y antes de acercarse, gritó a la enfermera para que acudiera a la habitación. Cuando estaba delante de mí solo podía sonreír y llorar, estaba aterrorizada pero completamente enamorada de ese chico.

—Crys... Estás... —Su voz se rompió por completo y se echó a llorar. Se puso en cuclillas a mi lado y solo pasó uno de sus brazos por debajo de mi pecho para abrazarme suavemente—. Dios mío, pensé que te había perdido, pequeña... Yo... Lo siento tanto...

—Shhh... Estoy bien, está todo bien —dije intentando tranquilizarlo. No sabía hasta qué punto todo estaba bien, pues las sensaciones que sentía no eran nada buenas, pero estaba despierta y junto a él, eso era lo único que me importaba.

La enfermera entró con prisa en la habitación para encontrarnos a ambos llorando de emoción. Mandó salir a Eddie no sin antes darle tiempo para besar mis labios con dulzura y susurrarme que estaría ahí al lado en todo momento.

Me hicieron todo tipo de pruebas durante las horas siguientes. El médico que me atendió aseguraba que volvería a recuperar el movimiento y la sensibilidad de todo mi cuerpo, pero que tras una semana en coma y una pérdida tan grande de sangre, era normal que no estuviera al cien por cien. Miré la cicatriz del disparo en mi hombro varias veces, la marca rojiza dolía y picaba a partes iguales, y me recordaba que la sangre de mi sangre había hecho que mi vida casi terminara.

Mis padres tardaron unas horas en visitarme. Dolió que Eddie hubiese estado ahí durante todo el tiempo y ellos no, pero no puedo decir que me sorprendiera demasiado viniendo de unos padres que se habían avergonzado de su hija durante toda su vida.

Me llenaron de besos, abrazos, halagos... Mi madre se pasó llorando buena parte de la visita mientras que mi padre se limitó a sentarse en la butaca y sonreír como si nada. Cuando pregunté por Jason se incomodaron y tuvieron bastante prisa por lo que ellos denominaron "dejarnos tiempo a Eddie y a mí para estar solos". Mentiría si dijera que me importó demasiado viendo que estaban interpretando el papel de padres angustiados en lugar de realmente estarlo.

Cuando Eddie entró en la habitación de nuevo mi corazón se calmó, el rencor hacia mi familia empezó a menguar y mi respiración se ralentizó nuevamente. Traía consigo un pequeño ramo de flores blancas, que dejó sobre mi regazo junto con un beso en mi frente.

—¿Cómo te encuentras, pequeña? He estado a punto de entrar por la fuerza tres veces —bromeó sonriendo—, tenía muchas ganas de estar contigo.

—Creo que he estado mejor —respondí riendo levemente—. ¿Qué tal tú? Parece que no te hayas cambiado de ropa desde la última vez que te vi.

—No me he movido de aquí ni un segundo, no quería que te despertaras sola, Crys —dijo mirando su ropa ensangrentada y con olor a rancio—, en cuanto estés un poco mejor iré a ducharme y a cambiarme.

—¿Qué ha pasado durante el tiempo que he estado así, Ed? Mis padres no han querido decirme nada...

Intenté gesticular con las manos pero la debilidad de mis brazos no me lo permitió, así que puse los ojos en blanco y suspiré exasperada.

—Has estado en una situación peliaguda, pequeña. No sabían cuándo ni cómo te ibas a despertar. Tus padres estuvieron los dos primeros días aquí pero al tercero ya solo llamaban por teléfono para preguntar por ti —chasqueó la lengua, molesto—, vino Henderson también, mi tío, tu familia lejana, el jefe de policía Hopper... Has estado bien cuidada, Crys, no lo dudes.

—¿Y qué ha ocurrido con Jason? ¿Dónde está? Me gustaría verlo —solté junto a un suspiro.

—Esto... No puede ser, Crystal. Jason está detenido y será juzgado como adulto. Quizá vaya a la cárcel... —Eddie bajó la cabeza, pese a que seguramente la idea no le disgustaba, sabía que no debía alegrarse.

Lo que dijo fue una sorpresa, una mala sorpresa. Sabía que Jason había estado dispuesto a matar a Eddie por un delito que no cometió, y que casi me mata a mí como consecuencia de ello, pero me costaba imaginar a mi gemelo en prisión por mucho que así lo mereciera. Torcí el gesto y miré a Eddie fijamente, con tristeza en los ojos.

—Bien... Supongo que no le vendrá mal la experiencia. —La fachada de chica dura no me duraría mucho, pero tenía que intentarlo—. No debería haber acabado así, pero las acciones tienen consecuencias y las suyas han sido completamente desproporcionadas.

Eddie asintió un par de veces, suspirando y agarrando una de mis manos. Yo moví los dedos con ansiedad sobre los suyos, aguantando las lágrimas por mi hermano.

—¿De... de Chrissy se sabe algo? —pregunté tragando con dificultad.

—No... Han estado bus...

—Dejadme que yo responda a esa pregunta —le cortó el jefe Hopper, entrando por la puerta mientras se quitaba el sombrero y lo dejaba sobre su pecho, con semblante serio—, traigo malas noticias, chicos.

Ambos nos quedamos pálidos. Nos miramos a los ojos con miedo y nuestras manos se entrelazaron con más fuerza que antes.

—Encontramos el cuerpo de Chrissy sin vida ayer, en el bosque junto a la cantera.

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora