Mi primera clase ha terminado, y estoy sentada en una de las mesas cuando Gabriel aparece de la nada y se sienta a mi lado. Suspiro con frustración y trato de apartarme, pero él me sujeta con firmeza del brazo.
—¿Te vas tan pronto? —dice con su típica sonrisa sarcástica—. Sin disculparte por lo de anoche.
Mi mandíbula se tensa, y lo miro con advertencia. —Te sugiero que te alejes de mí, Gabriel, a menos que quieras que monte una verdadera escena —le digo, entrecerrando los ojos.
Él suelta mi brazo, levantando las manos en señal de rendición, pero con una sonrisa que no se borra de su rostro. —Solo sabes la mitad de la historia, Faith. Su mitad. ¿No quieres escuchar la mía?
Niego con la cabeza, mirándolo fijamente. —No, Gabriel, no quiero.
Durante unos segundos, Gabriel me observa en silencio, con una expresión que parece analizar cada uno de mis gestos. —Savas no es lo que tú crees —dice finalmente, en tono grave.
Frunzo el ceño y lo miro desafiante. —¿Ahora puedes leer mi mente y sabes lo que pienso de Savas? —respondo con sarcasmo, arqueando una ceja.
Gabriel suelta una leve risa y me sonríe, pero hay algo sombrío en sus ojos. —Es evidente, Faith. Pero créeme, te vas a arrepentir de confiar en él. De todo el tiempo que pases con él. No soy perfecto, sí, tal vez soy un idiota, pero al menos no finjo ser alguien que no soy, como él.
Me pongo de pie, respiro profundo y trato de mantener la calma. Me alejo sin mirarlo, pero sus palabras me resuenan en la cabeza como un eco persistente durante todo el día. No puedo concentrarme en ninguna de mis clases, ni logro sacarme sus comentarios de la mente. Siento una presión constante en el pecho, como si algo no encajara. No hablo con Savas, ni con Jenna, Jackson o Nik.
Llego al departamento a las nueve de la noche. Jenna está con Jackson en la sala, pero me siento extraña, sola. Me encierro en mi cuarto, abro mi laptop y me pongo a trabajar en un ensayo para mi clase de anatomía. Las horas pasan, y cuando por fin miro el reloj, ya es la 1 a.m. Justo en ese momento, mi teléfono vibra en la mesa. Es una videollamada de Blair.
—Hola —respondo con una sonrisa, aunque siento el cansancio en mi voz.
—¡Oh, por fin! Supongo que ya tienes una nueva mejor amiga en Madrid, y te has olvidado de tu amiga de toda la vida —dice con su habitual tono dramático.
Suelto una risa ligera. —¿Ya terminaste con el drama? Sabes que nunca podría olvidarme de mi casi hermana.
Blair sonríe, pero luego su expresión se suaviza. —Está bien, te perdono. Pero sigo ofendida. ¿Cómo estás? ¿Sigues con las pesadillas?
Suspiro, y mi mirada se ensombrece. —Sí, pero no empieces con lo de ir a terapia, Blair —digo, haciendo un gesto de molestia.
—No lo haré, pero sabes que deberías considerarlo.
—¡Blair! —me quejo, poniendo los ojos en blanco.
—Vale, cambiemos de tema. ¿Has conocido a alguien interesante?
Muerdo mi labio inferior, intentando no decir nada, pero Blair es demasiado observadora. —¡Oh, Dios! Has conocido a alguien. Quiero todos los detalles —dice emocionada, con los ojos brillando de curiosidad.
—Hay alguien, pero no tiene importancia. Nate se llevó algo de mí que no puedo recuperar, Blair. No sé cuál versión de mí es real. No soy capaz de recordar cómo era antes de Nate. Él fue mi amigo desde los cinco años, mi primer novio, mi primer amor.
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Before I hate you
RomanceFaith tiene que lidiar con su pasado y sus traumas cuando llega a Madrid, ella tiene claro que el amor puede destruirte. Pero su idea del amor cambia cuando conoce a Savas, ellos aprenden a confiar uno con el otro y empezar una relación sana