Mi cabeza reposaba sobre el cuerpo de Savas mientras él acariciaba mi pelo con ternura.
—¿Aún no saben lo de California?— pregunté, levantando la mirada.
—No.
—¿Por qué?
Él sonrió abiertamente.
—Porque no iba a ir sin ti.
Al escuchar esas palabras, mi corazón se aceleró. Lo miré fijamente y, en ese instante, todo se sintió perfecto; no importaba nada ni nadie más que Savas. Él era mi refugio y mi hogar.
La semana pasó volando. Comencé las terapias, y Savas me acompañó a mi primera cita. Esperó afuera del consultorio durante una hora y, al salir, no me preguntó nada, solo me abrazó con toda la fuerza de su ser. Me sentía la persona más afortunada del mundo por tenerlo a mi lado. Sin embargo, esos días se trataban de él. Finalmente había llegado el día de acompañarlo a ver a su familia. Todos nos encontramos en el aeropuerto, listos para abordar. Savas lucía muy tenso, así que tomé su mano de inmediato. Él me sonrió.
En el avión, buscamos nuestros asientos; Jenna, Jackson y Nik hicieron lo mismo. El vuelo de Madrid a Bagá duraba seis horas, y la tensión en Savas era palpable. Saqué los audífonos y un libro de su mochila. Solo lo observé, sin querer presionarlo. Sabía que esto era muy difícil para él, y durante todo el tiempo que estuvimos esperando el vuelo, apenas había hablado y lucía incómodo.
De repente, se giró hacia mí, sonrió y tomó mi mano.
—Estoy bien, amor. No te preocupes por mí— susurró en mi oído, volviendo a su lectura.
Lo miré sorprendida; nunca nadie me había dicho eso antes. Nate no era precisamente conocido por su dulzura. Recargué mi cabeza en su hombro y cerré los ojos, tratando de dormir. Cuando sintió mi cabeza sobre él, me dio un tierno beso en la frente.
Horas después, descendíamos del avión con un nudo en el estómago. Al llegar a la zona de salida, Savas se detuvo un momento para observar a su hermana y a su madre. Ella sostenía un cartel que decía "¡Bienvenido a casa!", pero lo dejó caer al suelo y se lanzó a abrazarlo, con lágrimas en los ojos. Él correspondió al abrazo.
Ángela, pequeña de estatura y con un gran parecido a su madre, tenía piel clara, ojos azules y cabello negro.
—¡Hola, hijo!— le dio un beso en la mejilla—. Bienvenido a tu hogar.
—Hola— se alejó, evitando el contacto con su madre.
Romina frunció el ceño y se enfocó en mí.
—Faith, gracias por venir.
Sonreí.
—Gracias a usted por la invitación.
—Como si tuviéramos opción. Estoy segura de que, si no venimos, mi tía nos hubiera secuestrado— comentó Jenna con sarcasmo.
Romina hizo una mueca.
—Siempre tan encantadora, Jenna.
Savas cruzó los brazos.
—Vamos a tu casa de una vez.
Romina asintió.
Caminamos hacia la salida. Jackson, Jenna y Nik se despidieron de mí y subieron a un auto que los llevaría a sus casas, y nos volveríamos a ver esa noche en la cena que organizó la madre de Savas. Al entrar al auto de su madre, Savas volvió a ser el Savas tenso e irritado, y durante todo el trayecto hubo un silencio absoluto. En diez minutos llegamos a una casa grande y hermosa. Bajamos del auto, y él tomó mi mano, ignorando a su madre y hermana. Al entrar, me guió por las escaleras hasta su habitación.
Al abrir la puerta, sonrió. Su habitación era amplia, contaba con una pequeña sala de videojuegos, su propio baño y repisas llenas de autos y motos de juguete. Me acerqué y tomé uno de sus autos de colección. Él se dejó caer en la cama.
—Esto es el infierno, y te arrastré hasta aquí— se quejó.
Caminé hacia él y me planté frente a su cama.
—Tu hermana parece feliz de que estés aquí.
—Ángela es la única razón para estar aquí, pero esta será la última vez. Solo quiero empezar mi vida contigo en Los Ángeles y olvidarme de todo lo demás.
—Blair ya sabe que nos mudaremos a Los Ángeles.
El rostro de Savas se tornó serio.
—¿Y tus padres?
—Mi madre no puede recordar su propio nombre después de beber, así que no tiene nada que decir. A mi padre, le dejaré un mensaje con su asistente cuando todo esté listo. No necesito nada de ellos; puedo costear la universidad y nuestro hogar con el fideicomiso que mis abuelos me dejaron.
Él se levantó de la cama y se acercó a mí, colocando sus manos en mi cintura. Rodeé su cuello con mis brazos mientras me observaba fijamente.
—¿No los extrañas?
Negué con la cabeza.
—No. ¿Tú extrañarías a alguien que te abandonó en tu peor momento? A ellos no les importa lo que me pase.
—No debí preguntar. Lo siento, Faith.
—No tienes que disculparte, ¡mi amor!
Los ojos de Savas se iluminaron, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Nuestros labios estaban a punto de tocarse cuando su puerta se abrió de golpe. Savas se separó de mí y miró a su hermana con desdén.
—Lo siento, no quería interrumpir. Faith, vine a decirte que tus cosas ya están en tu habitación.
—¿Su habitación? Faith está en su habitación ahora, y te sugiero, hermanita, que llames la próxima vez— le dijo Savas con desdén.
Ella frunció el ceño.
—¿Te quieres calmar? Solo vine a decirle a Faith lo que mi mamá me pidió. ¿Quieres que te lleve a tu habitación?
Volteé a ver a Savas.
—No, Faith duerme aquí. Así que, hermana, pide que muevan las cosas de Faith para mi habitación. Si nos disculpas, estamos cansados y queremos estar solos.
Ángela suspiró, salió molesta y cerró la puerta de un golpe.
—Puedo dormir en otra habitación; no quiero causar más problemas con tus padres.
Negó con la cabeza.
—Faith, hemos dormido en la misma cama casi desde que te mudaste a Madrid. Y pronto viviremos juntos. Además, sé que me necesitas para dormir.
Puse los ojos en blanco.
—No es verdad.
Él sonrió.
—Me gusta cuando pones cara de berrinche.
Cruce los brazos.
—No hago cara de berrinche.
Él sonrió divertido.
—Está bien, no haces cara de berrinche. Ven, vamos a sentarnos. Quiero mostrarte algo— tomó mi mano y nos dirigimos al sofá. Una vez sentados, sacó su celular y comenzó a mostrarme departamentos en Los Ángeles.
Lo miré sorprendida.
—¿Qué estoy viendo?
—Fotos de departamentos en Los Ángeles. Creí que era obvio.
—Lo sé, pero, ¿cuándo tuviste tiempo de buscar departamento?
Él sonrió.
—Empecé hace una semana. Quería estar listo por si aceptabas.
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Espero que esta versión refleje el tono y la emoción que deseas transmitir en la historia. Si necesitas más cambios o ajustes, ¡dímelo!
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Before I hate you
Любовные романыFaith tiene que lidiar con su pasado y sus traumas cuando llega a Madrid, ella tiene claro que el amor puede destruirte. Pero su idea del amor cambia cuando conoce a Savas, ellos aprenden a confiar uno con el otro y empezar una relación sana