Salgo del baño vestida y arreglada; ese día me he decidido por algo más cómodo: una blusa blanca, jeans rotos, tenis y la bata blanca. Al salir del baño, noto que Savas está sentado en la sala, concentrado en su celular. Me deja de lado cuando me ve.
Savas me está mirando fijamente.
Frunzo el ceño y cruzo los brazos. — ¿Dónde está Jackson?
Savas se levanta del sillón y camina hacia mí, me toma por la cintura y me sonríe. — Ya se fue, pero como soy tu Uber privado no puedo abandonarte. Solo que tardas demasiado y no sé por qué, si eres hermosa.
Desvio la mirada de Savas y trago saliva, luego me aparto de él y camino hacia la puerta.
Savas me sigue, algo confundido. — ¿Faith, dije algo malo?
Me doy la vuelta para verlo. Savas tiene una expresión de confusión extrema, como si no entendiera por qué me molesto por un cumplido. — No, no me gustan los cumplidos, me hacen sentir incómoda. — Sin pensarlo, tomo la mano de Savas entre la mía, respiro hondo antes de volver a hablar. — Recuerdas que te dije que en Nueva Orleans tenía un novio. Él era celoso y se molestaba cuando las personas o mis amigos me hacían cumplidos, por una buena nota, por la práctica con las porristas o por mi físico. Nate decía que él era el único que podía hacerme cumplidos. — Bajo la mirada al suelo, sintiéndome como una estúpida al hablar de Nate y al permitir tanta manipulación.
Savas suelta mi mano, pasa ambas manos por mi cintura y me abraza muy fuerte. En cuestión de segundos, le correspondo el abrazo. Ninguno dice nada, solo nos abrazamos durante algunos minutos. Antes de separarse de mí, Savas besa mi frente. Pero antes de que se separe completamente, me inclino sobre él, le agarro la cara con ambas manos y me corresponde el beso al instante. Las manos de Savas vuelven a estar en mi cintura mientras nuestro beso se vuelve más profundo. Al finalizar el beso, me separo de Savas y ambos tomamos nuestras cosas para salir del departamento y entrar al elevador.
— ¿Aún hablas con él? — pregunta, su tono de voz más serio.
— No, y no quiero seguir hablando de Nate.
Savas me mira y se acerca, haciendo que yo retroceda hasta quedar en una esquina del elevador. — De acuerdo, no te voy a presionar. Pero, entonces, ¿de qué quieres hablar? Porque yo creo que hablar está sobrevalorado. — Dice antes de comenzar a besar mi cuello, lo que me causa escalofríos en la piel. Savas se detiene cuando escucha que se abren las puertas del elevador. Salimos y nos dirigimos a su moto. Savas me da el casco de reserva y, en cuestión de segundos, él comienza a conducir. Me sujeto a él, paso mis manos por su cintura y lo abrazo con todas mis fuerzas. Es raro, todas las emociones que él causa; cuando estoy en sus brazos, me siento muy segura y salva. Además, me encanta su olor.
Llegamos a la universidad, Savas estaciona la moto y bajamos. Me quito el casco y se lo doy mientras acomodo mi cabello. — Gracias.
Savas me sonríe, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla. — De nada, te veo más tarde.
Ambos tomamos direcciones diferentes. Antes de llegar a mi salón de clases, me detengo en un carrito de café donde hay una pequeña fila. Delante de mí está Nazli; ella nota que estoy detrás y se vuelve para saludarme con mala cara. — Es raro verte sin Savas. Siempre que volteo estás a su lado, como un perrito perdido.
Parpadeo, sorprendida.
— Vivimos juntos; es mi compañero de piso.
Nazli me mira de arriba a abajo. — ¿Solo son eso? Savas no es de hacer amigos tan fácilmente, o ya no, por lo menos. Pero advierto que eres hermosa, aunque sé lo que ve Savas en ti: solo eres una persona rota, defectuosa, y Savas es demasiado sobreprotector. Solo eres un proyecto para él; cuando se aburra de tu drama, va a volver conmigo.
Me cruzo de brazos. — Vaya, así que eres de esas chicas.
Nazli encoge los hombros y me observa desafiantemente. — ¿De qué chicas?
Pongo los ojos en blanco. — De las que necesitan desestimar a otras para sentirse mejor consigo mismas. Pero tengo una idea, Nazli: ¿por qué no orinas a Savas para marcar tu territorio y así te aseguras de que nadie hable con él? Porque es obvio que Savas es una cosa o un objeto y no una persona que pueda tomar sus decisiones. — Digo en tono sarcástico.
Ella me queda mirando un momento, con los labios apretados, antes de hablar. — Savas y yo estuvimos juntos en Estambul, y lo volveremos a estar. Así que deja de interferir.
Le sonrío. — Bien, te enviaré una tarjeta de felicitación cuando eso pase. — Digo antes de darme la vuelta para irme, pero Nazli me detiene del brazo.
— No hemos terminado. — Dice en tono amenazante.
La observo de forma desafiante mientras me suelto de su agarre. — Creo que sí; me niego a seguir participando en esta absurda conversación. — Me doy la vuelta, pero tropiezo con Jackson.
— ¿Saben que ya no hay nadie enfrente de ustedes y ya pueden ordenar? ¿De qué hablan?
Nazli me mira un momento antes de sonreírle. — De cosas de mujeres.
Mientras yo la observo fijamente, apretando los labios, veo cómo puede ser tan falsa.
— Tengo clases, así que mejor paso del café. — Digo cortantemente.
Jackson observa a Nazli antes de seguirme. Mientras lo ignoro y sigo caminando hacia mi edificio, él me alcanza.
— Oye, ¿qué pasó con Nazli? — pregunta curioso.
— Nada que valga la pena repetir, y si no te importa, ahora voy a mis clases.
Jackson me detiene. — Faith, hace un mes que llegaste y has sido demasiado reservada. Está bien, es tu vida; no tienes que ser un libro abierto. Pero quiero que sepas que si necesitas algo, puedes contar conmigo. Te aseguro que no le diré a nadie; puedes confiar en mí.
Lo miro sorprendida y le sonrío. — Nik tiene suerte de tenerte.
Jackson pasa sus brazos por mis hombros. — Deberías recordárselo. Nik y tú se parecen mucho; son demasiado necias, cabezas duras y orgullosas para advertir que necesitan ayuda.
Pongo los ojos en blanco. — Y tú eres igual a Savas, un sobreprotector.
— Es lo que hace la familia, Faith: protegerse y apoyarse unos a otros. Y nosotros somos eso. No es malo advertir que necesitas ayuda; no te hace débil. Somos humanos, nos equivocamos, y está bien, porque nuestros errores nos hacen crecer y madurar.
— Lo dices como si fuera tan fácil, pero estoy segura de que si supieras toda mi historia, pensarías que soy una idiota. Y no necesito la hipocresía de ustedes, ni la de mis "amigos" de Nueva Orleans, con sus miradas falsas de compasión y empatía. Cuando yo me daba la vuelta, hablaban mal de mí, porque ¿quién podía ser tan idiota como yo?
Jackson me observa fijamente. — Faith, nosotros no somos así. Puedes contar con nosotros, sin importar qué.
Suspiro profundo y retiro sus brazos de mis hombros. — Jackson, solo quiero dejar de hablar de esto y, de verdad, tengo que ir a clases. Después tengo un grupo de estudio con mis compañeros, y por último, en la tarde me voy a encontrar con Jenna y Nik para ir a romper cosas, así que adiós, Jackson.
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Before I hate you
RomanceFaith tiene que lidiar con su pasado y sus traumas cuando llega a Madrid, ella tiene claro que el amor puede destruirte. Pero su idea del amor cambia cuando conoce a Savas, ellos aprenden a confiar uno con el otro y empezar una relación sana