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Lo veo furioso e intento empujarlo, pero lo esquiva con facilidad.

— ¡Eres insoportable! — grito, sintiendo la frustración arder en mi pecho.

— Y tú eres una niña — responde molesto, con los ojos clavados en mí.

Apreté los labios, el sarcasmo empujando mis palabras. — Aun así, querías vivir con una niña, ¿no? — Intento darle la espalda, pero él lo evita. Toma mi brazo y, de repente, nuestros ojos se encuentran de nuevo, atrapados en una tensión que no puedo romper.

— Suéltame — murmuro con firmeza.

Él me ignora. Su celular empieza a sonar, y mientras contesta, yo sigo luchando por soltarme, pero es inútil.

— Hola, Jenna. ¿Qué pasa? — su tono cambia, tenso pero calmado.

— Es Nik... Jackson está trabajando — puedo escuchar la voz preocupada de Jenna a través del teléfono.

— Voy para allá — responde él antes de colgar.

Me mira fijamente, y sin decir una palabra más, subimos a la moto. A los pocos minutos, llegamos al departamento. Abre la puerta y escuchamos a Jenna afuera del baño, intentando que Nik salga.

— ¿Qué ocurre? ¿Está bien? — pregunta él, la preocupación evidente en su voz.

Jenna me lanza una mirada cargada de desprecio. — Ha tenido un mal día... Está con náuseas, y su pelo comenzó a caerse. No quiere hablar con nadie.

Savas golpea la puerta con fuerza.

— ¡Nichole! Abre, o lo haré yo — grita con determinación.

Ruedo los ojos. — Vaya estrategia — comento con sarcasmo.

— Inténtalo tú — me responde con tono cortante.

Me acerco a la puerta. — Nik, es normal tener miedo. Yo lo tuve por mucho tiempo, y lo peor del miedo es fingir que no existe... pero no estás sola. Nos tienes a todos: Jenna, Jackson, Savas y a mí.

— Nik, por más que lo odie, Faith tiene razón. Nunca te vamos a dejar. Somos una familia — añade Jenna.

Se escuchan los pasos de Nik acercándose a la puerta. La abre lentamente, y cuando sale, tiene un aspecto terrible. Ha estado llorando por horas. Jenna se lanza sobre ella para abrazarla, y Savas y yo nos unimos al gesto.

— Me voy a quedar calva — dice con lágrimas en los ojos.

Nos separamos lentamente, dejando espacio para respirar.

— Pero vas a estar viva, y eso es lo que realmente importa — responde Savas con suavidad, besando su frente.

— Quiero mi antigua vida... No quiero que la gente me mire con lástima. No quiero que Jackson tenga que trabajar en dos empleos para pagar mi tratamiento. Odio ser una carga... para todos — su voz se quiebra, y las lágrimas vuelven a brotar.

Savas frunce el ceño. — No lo eres, y no lo vuelvas a decir. Es tarde. Necesitas descansar — dice mientras él y Jenna la guían hacia la habitación.

Nik se detiene antes de entrar y me mira. — ¿Vienes?

Asiento, siguiendo detrás de ellos. Nos acomodamos en la cama: Nik en el medio, con Jenna a un lado y yo al otro, con Savas junto a mí. Es incómodo, extraño. Nadie dice nada. Espero a que Nik se duerma para poder irme. No puedo soportar estar tan cerca de Savas, sentir su presencia, su olor. Eventualmente, Jenna y Nik caen en el sueño, agotadas. Savas, sin embargo, sigue despierto, mirando el techo.

Me levanto lentamente, intentando no hacer ruido, pero él me lanza una mirada de advertencia. Salgo de la habitación y él me sigue. Justo cuando estoy a punto de salir del departamento, me detiene.

Before I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora