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Suspiro frustrada y me dejo caer sobre la cama, mirando el techo.

— Nadie se va a ir — murmuro.

Él se gira hacia mí con una sonrisa tranquila, que me pone más tensa.

— No quiero que le pase nada a Nik — admito, con la voz un poco temblorosa—. Me preocupa Jackson. No sé si podrá seguir si algo le sucede. Yo sé lo que es perder a una hermana, el dolor que te consume.

— Nik es fuerte, estará bien — dice mientras me planta un beso en la frente.

Frunzo el ceño, molesta por la ternura.

— No hagas eso.

— ¿Hacer qué? — pregunta, confuso.

— Sonreír y mirarme como si todo estuviera bien. No te he perdonado — le espeto.

Él suspira, derrotado.

— Lo sé — murmura, envolviéndome en un abrazo.


Cuando despierto, no hay señales de Savas en la habitación. Me levanto medio dormida y voy directo a la cocina. Jenna, Nik y Jackson ya están ahí.

— Amo el olor del café — exclamo, aspirando el aroma con gusto.

Jackson me sirve una taza mientras yo echo un vistazo alrededor, buscando rastros de Savas.

— Savas fue al hospital — dice Nik, observándome.

Ignoro su comentario y tomo un sorbo de mi café.

— ¿Te vas a mudar? — pregunta Jenna, un tanto indiferente.

— Si no estás de acuerdo, no lo haré — respondo sin pensar demasiado.

Ella me lanza una mirada agria.

— La última vez que hablé con Blair, dejó claro que este es el departamento de su madre. Así que, lo que yo piense no importa — responde, dándose la vuelta y saliendo de la cocina.

— Está feliz, aunque no lo demuestre — dice Jackson con una sonrisa, dándome un beso en la mejilla antes de seguir a Jenna.

— No tienes que mudarte por mí — me dice Nik, con una sonrisa leve.

— No lo hago por ti — le aclaro—. Vivir en hoteles es patético. Debería irme a cambiar para la universidad. Te veo luego.

— No es necesario — comenta Nik, divertida—. Tus cosas siguen en la habitación de Savas. ¿Dónde vas a dormir?

— Sería raro usarlas. Dormiré contigo o en el sofá — bromeo, poniendo los ojos en blanco.

— A Savas no le importa compartir su habitación — responde, divertida.

— Adiós, Nichole. Te veo después.


Después de recoger mis cosas del hotel, me dirijo a la universidad. No tengo muchas clases hoy, así que salgo temprano. Aún me siento desconectada; dejar Madrid y volver a mitad del semestre no ayuda a hacer amigos. Lo bueno es que pronto serán vacaciones. Tomo un taxi hacia el hospital y, al llegar, veo a Stefan cargando unas cajas con adornos navideños.

— ¿Qué haces con todo eso? — le pregunto, sorprendida.

— Esta noche es la cena pre-navidad para los niños. Hay regalos, un Santa, y una organización trae perros para adopción. No es nada elegante, pero los niños lo adoran — responde con una sonrisa.

— Invita a Nik — le digo, sonriendo.

— No es apropiado — responde, frunciendo el ceño.

— Entonces invítame a mí, y yo invito a Nik — le propongo.

Before I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora