Me separo de él, sintiendo un nudo en el estómago. —Pero lo hiciste. Hace unas horas dijiste que no ibas a verme como algo que tienes que arreglar, pero eso es exactamente lo que estás haciendo. Fuiste la primera persona con la que me estaba abriendo de nuevo. Pero gracias por la lección, no la voy a olvidar, Salvador.
—¿De qué hablas?— pregunta, su voz es un eco de confusión.
Hago una pausa y respiro hondo, sintiendo cómo las lágrimas siguen cayendo. —Que no importa a dónde me mude, que intente tener relaciones sanas, las personas siempre me decepcionan.
Frustrado, se da la vuelta y se pasa la mano por el cabello, un gesto que delata su agitación.
Lo miro con lágrimas en los ojos, sintiendo que el aire se vuelve pesado entre nosotros. Él se gira y me observa, su mirada cargada de una tensión inexplicable.
—No hice esto para dañarte, ¿lo sabes?— me pregunta en voz baja, casi como si temiera la respuesta. —Lo sabes perfectamente. Sabes que no estás bien, que no puedes dormir por las noches, y cuando lo haces, tienes pesadillas. Así que deja de actuar como una niña mimada y necia.
—Bien, ya no tendrás que preocuparte por esta niña mimada y necia, porque lo que pasó solo fue un polvo de una noche, algo sin importancia. Después de eso, podemos mandarnos a la mierda mutuamente— me doy la vuelta y empiezo a alejarme. Savas me sigue, furioso.
Cruzo el pasillo de la universidad hasta llegar a la entrada. Para mi suerte, un taxi está justo allí. Subo rápidamente antes de que Savas pueda detenerme, apago mi celular de inmediato. Después de unos minutos, el taxi me deja en un parque donde no me quedo mucho tiempo. Comienzo a caminar sin rumbo fijo durante horas, intentando no estar enojada con Savas por lo que hizo. Me irrita sentir que él quiere controlar mi vida, como lo hacía Nate. Después de un rato, me siento agotada y decido volver al departamento.
Cuando entro, todos están en la sala, sus miradas fijas en mí, excepto Savas, que evita mi mirada. Jenna se levanta del sillón y se lanza sobre mí, abrazándome con fuerza.
—¿Estás bien?— me pregunta, la preocupación escrita en su rostro. —Fueron las horas más largas, no sabías si estabas bien. Savas no ha querido decirnos qué pasó entre ustedes.
—Estoy bien, Jenna, pero gracias por preocuparte— respondo, mirando a Savas, que tiene la mirada clavada en el piso.
Nik me hace un gesto con la mirada para que la siga. Sin pensarlo, voy directo a mi habitación.
—No voy a preguntarte qué pasó, porque es claro que no quieres hablar. Pero, ¿necesitas que haga algo por ti? Puedo traerte alcohol, podemos beber las tres en tu habitación mientras escuchamos música.
La propuesta de Nik me hace sonreír. —Creo que tengo una idea mejor. Vamos a salir solo nosotras. Ve a buscar a Jenna.
Nik me sonríe y sale a buscarla. Mientras tanto, empiezo a arreglarme, mis ojos están hinchados de llorar. Me maquillo rápidamente, y cuando Nik y Jenna regresan, ponemos algo de música mientras nos arreglamos. Elijo un crop top satinado halter, escote fluido color azul índigo, jeans y tacones. Una vez vestidas y maquilladas, salimos, y ahí están Savas y Jackson en la sala.
Jackson sonríe al ver a Jenna y se pone de pie. —Amor, estás preciosa. ¿A dónde vas?— me mira a mí, luego vuelve a Savas.
—Vamos a emborracharnos. Ustedes dos son bienvenidos esta noche— dice Nik, desafiando la tensión en el aire.
Savas se pone de pie de inmediato y me observa fijamente, pero no dice nada. Puedo notar su tensión, su molestia palpable.
—Bien, vamos— dice Jenna, intentando suavizar el ambiente.
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Before I hate you
RomanceFaith tiene que lidiar con su pasado y sus traumas cuando llega a Madrid, ella tiene claro que el amor puede destruirte. Pero su idea del amor cambia cuando conoce a Savas, ellos aprenden a confiar uno con el otro y empezar una relación sana