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Ella me miró con preocupación, la confusión evidente en su rostro — Cariño, ¿qué te pasó?

Bajé la mirada, mis labios temblando mientras las lágrimas comenzaban a brotar sin control. — ¿Puedes abrazarme, por favor?— murmuré, mi voz apenas audible, quebrada.

Merliah no dijo nada más. Se acercó y me envolvió en sus brazos con fuerza, mientras mis sollozos se hacían más violentos, cada vez más difíciles de contener. Mis piernas temblaban bajo el peso del dolor. Después de unos minutos, se separó de mí con suavidad, aunque a mí me parecía que con cada centímetro de distancia, el frío regresaba.

Tomó mi mano, apretándola. — Ven, déjame ver tus golpes.

Me dejó en el sofá, pero mi mente estaba atrapada en un bucle. El miedo, la culpa... era como si las paredes de la sala me aplastaran lentamente. Merliah salió a buscar algo para mis heridas, pero yo seguía inmóvil, la mirada clavada en el suelo, temblando de pies a cabeza, sin poder sacudir la sensación de estar rota por dentro.

El sonido de la puerta abriéndose me arrancó de mi trance. La voz de Blair resonó como un disparo. — ¡FUE NATE! ¡LO VOY A MATAR! — gritó, su voz llena de rabia pura.

Merliah puso una mano firme en su hombro, controlando la situación. — ¡No es el momento, Blair! Cálmate.— Luego me dio un suéter, su mirada llena de preocupación.

Lo recibí con manos temblorosas, y me lo puse rápidamente, tratando de desaparecer dentro de la tela. — Lo siento... No sabía a dónde más ir. Lo siento por hacerles pasar por esto de nuevo. — Sentía la culpa ardiendo en mi garganta, sofocante, como si las palabras fueran una confesión de mi propia debilidad.

Merliah negó con la cabeza, sus ojos llenos de una mezcla de compasión y tristeza. — No tienes que disculparte, esto no es tu culpa. Lo único que importa es que estés bien.

Blair se acercó, abrazándome con fuerza, su propio cuerpo temblando con el peso de la situación. — Mi mamá tiene razón. No estás sola, y Nate no va a hacerte daño otra vez.

Merliah intervino con una calma rota. — Blair, llévala arriba e intenten descansar. Más tarde llamaré a Sebastián, tiene que saber lo que ha pasado.

Nos dirigimos a la habitación de Blair en silencio. Al entrar, mis ojos recorrieron el espacio, notando los pequeños detalles que no había visto en tanto tiempo. Pero incluso el familiar refugio no podía disipar el nudo en mi pecho. Nos acostamos en la cama, y el silencio se hizo insoportable.

— ¿Nate te violo?— Blair finalmente rompió el silencio, su voz cargada de miedo, apenas un susurro. — ¿Te hizo algo que mi mamá no sepa?

Negué con la cabeza, aunque las lágrimas volvían a llenar mis ojos. — Pero lo intentó... — Mi voz se quebró. — Cuando Nate estaba encima de mí, en mi cabeza solo había una voz que me decía que tal vez todo lo que estaba pasando era mi culpa, que lo merecía...

Blair se giró hacia mí, sus ojos ardiendo con una furia contenida. — No vuelvas a decir eso. — Su voz era un cuchillo afilado, cortante y protectora a la vez. — Esto no es tu culpa. Nate es un maldito psicópata.

— No puedo creer que lo amaba... — mi confesión salió con un dolor tan profundo que me sentía expuesta, como si hubiera abierto una herida que nunca sanaría.

— Éramos unas niñas. No entendíamos lo grave de todo, y tú estabas sola. Pero ya no lo estás. ¿Quieres que llame a Savas?

— No... No puede verme así.*— No podía soportar la idea de que Savas 

— Faith... — Blair intentó insistir, pero sacudí la cabeza.

— Quiero descansar... solo un poco. — Murmuré, volviendo a hundirme en la almohada. Tomé las pastillas que me había dado Merliah, esperando que el sueño me liberara de la pesadilla que no dejaba de repetirse en mi mente.

Cuando desperté, el silencio de la habitación era abrumador. Las voces de abajo llegaban como ecos lejanos, pero distinguí a Blair, a Savas, Jenna, Jackson y Nik. Mi corazón dio un vuelco cuando escuché su nombre.

— ¡Te dije que no puedes pasar! — La voz de Blair subió un tono, y los pasos retumbaban por las escaleras. Mi cuerpo se tensó, sabiendo lo que venía. Apenas logré encerrarme en el baño antes de que Savas irrumpiera en la habitación.

— ¡Faith!— Su voz resonó con una desesperación que me dejó helada, mis pies retrocediendo instintivamente. — Abre la puerta.

— Faith no quiere verte. ¡Vete!— Blair trató de protegerme, pero Savas golpeó la puerta con más fuerza.

— Si no quiere verme, que me lo diga ella. ¡Cállate, Blair! — Escuché su furia desbordarse, el dolor palpable.

— Savas, tranquilízate.— intervino Jackson, tratando de calmar la situación.

Pero Savas no escuchaba. — ¡NO! Quiero saber qué pasa. Su padre salió furioso y no estaba en ningún lado. Faith, abre la maldita puerta y habla conmigo. Puedes decirme lo que sea, solo... abre la puerta. — Su voz se rompió en las últimas palabras, y sentí cómo mi corazón se desgarraba un poco más. No podía dejar que me viera, no podía soportar la idea de que se lanzara contra Nate y arruinara su vida por mi culpa.

— Lo siento... pero quiero que te vayas.— Mis palabras salieron apenas como un susurro tembloroso.

— Faith, por favor... Solo queremos saber si estás bien.— La voz de Nik resonaba con desesperación.

— Sí, lo está. Váyanse. — insistió Blair, firme en su defensa.

— No puedes estar hablando en serio... — Savas parecía no poder entender, su voz cargada de incredulidad. — Anoche... todo estaba bien. ¿Qué está pasando? ¡Déjame verte!

— ¡Tienen que irse ahora! — Blair intentaba tomar control de nuevo, pero la situación ya estaba fuera de control.

— ¡NO ME VOY A IR HASTA QUE FAITH SALGA! — gritó Savas, la desesperación en su voz como una herida abierta. — ¡Faith, por favor, no me dejes otra vez!

Cada palabra era como un puñal en mi pecho. Las lágrimas caían silenciosamente mientras me acurrucaba en el suelo del baño, deseando poder abrir la puerta, correr hacia él, pero sabiendo que no podía.

— Es suficiente. Váyanse.— La voz de Blair era firme, pero la tensión en el aire era palpable, sofocante.

— Savas, vamos... — Jackson trató de tirar de él.

— ¡No! ¡Faith, abre la puerta! No me importa lo que haya pasado, podemos resolverlo juntos. Solo... déjame entrar.— Su voz se rompió completamente, y pude sentir cómo su corazón se rompía junto al mío.

Quería abrir la puerta, pero me quedé congelada, con las manos en la cara, ahogada por el llanto.

—  no tenemos nada que hacer aquí vamos — Finalizo de decir Jenna

—Sino abres esa maldita puerta se acabó Faith, no te voy a esperar, te espere durante dos años, porque me enamore como un idiota de ti, me enamore de ti desde la primera vez que te vi, cuando entraste al departamento con una maleta gigante, y me viste con esa mirada retadora, y me enamore de ti, lo único que me importaba era que tu estuvieras bien

Sentí como las lágrimas volvían a caer por mis mejillas mientras me sentaba en el piso del baño, segundos después escuché como se alejaban de la puerta

— Faith ya se fueron déjame pasar

Me levanté del piso y le abrí a Blair, al abrir la puerta la abrace fuertemente mientras seguía llorando sin poder parar

— Nunca me va a perdonar, pero no podía dejar que me viera así

— Tranquila, él te quiere

Me separe de Blair — No, no, el me odia lo sé, hice que me odiara, lo deje por segunda vez — me deje caer al suelo aun llorando

Before I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora