Un trocito

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No evitó, para su mayor irritación, subir a su habitación tras la visita y soltar unos improperios por su boca que fue testigo su doncella que la siguió por si necesitaba algo. 

- Nunca entenderé la tozudez de los hombres - intranquila anduvo por el cuarto hasta detenerse enfrente de las ventanas. Echó la cortina y observó cómo el marqués levantaba la vista hacia ella y se despedía con un gesto de su sombrero. Cerró la cortina con rabia -. ¿Qué pretende? ¿Humillarse?

- Señorita, ¿por qué no descansa y lo piense mejor?

Arrugó el ceño y le señaló con la mano.

- ¿No te habrás creído alguna palabra de Werrington?

- Yo de usted, me sentiría muy halagada - ignoró que pudiera irritarla más con sus palabras -. ¿Si es de verdad que quiere cortejarla?

Rachel cabeceó y se sentó en el diván, una postura que parecía sumisa y rendida. Más lejos de la realidad.

- No lo entiendes, esto para él es un juego, un juego muy divertido que le entretiene por ahora - se masajeó las sienes notándolas palpitantes -. Mi rechazo le entusiasma. ¡Cómo si fuera la única que lo hubiera rechazado! ¡Ja! 

La muchacha la miró, efectivamente, sin entender nada.

- Puedes dejarme sola-  contuvo un suspiro y se estiró cuán largo era el diván -. Tengo que estar preparada para cuando vengan mis padres. La noticia de su presencia en la casa les llegará a sus oídos y querrán saber respuestas, respuestas que no quiero dar porque de repente me he convertido en un capricho tonto del marqués. Ojalá no hubiera tenido la maravillosa idea de haberme visitado. ¡Da lugar a las habladurías! Como su honorable figura está acostumbrada, no le importará, pero yo no. No me hace ni una pizca de gracia.

- Está bien, señorita. Pero si le sirve de consuelo, no todos los días una  tiene la atención de un apuesto caballero y de sangre noble.

No tuvo réplica porque Rachel optó por callar mientras intentaba apaciguar la  lucha que tenía en su interior. Tenía aún la esperanza de que se cansara y le diera la razón. Sin embargo, no podía olvidar como hacía años atrás había tenido ilusiones y sueños.

- Se cansará. No importa cuánto lo intente; no voy a caer en sus manipulaciones. 




Siénteme (breve)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora