Capítulo 12 (mini)

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Continuamos con los capítulos cortos 🤦🏻‍♀️
Nos leemos pronto, veremos si se pone la cosa interesante o no.

Pese a que se le antojaba esas dos semanas como un suplicio que debía soportar, la estampa de Devonshire le quitó el aliento. No era la primera vez que iba, mas no había estado en la propiedad de los Werrington. Había escuchado buenas opiniones de ella, mas en persona era impresionante. Intentó no quedarse con la boca abierta cada vez que se iba estrechando la distancia. Por ese instante, no pensó que iba a vivir en el mismo bajo techo que el marqués y su familia durante un tiempo.

- Creo que va a ser muy agradable nuestra estancia - vaticinó lady Shelford, que expresó en voz alta el mismo pensamiento de su hija, olvidándose por unos segundos de cierto escollo.

- Ya lo creo querida. Hemos sido afortunados en estar entre los invitados. Han sido muy amables los duques en habernos invitados.

Rachel no musitó palabra, porque aún estaba procesando el hecho de su estancia allí, aunque viendo el escenario que se desplegaba delante de sus ojos, no estaba tan mal. Podía disfrutar de un largo paseo o de una buena cabalgata por ese manto verde, eso sí, con el permiso de los anfitriones. Con ello, podía evitar tropezarse con cierta persona. A lo mejor estaría ocupado en atender a cada invitado.

No lo había visto desde que tuvo la magnífica idea de enfrentarlo, creyendo que él había sido el orquestador de todo ello. Se sintió, por primera vez, abochornada consigo misma. Afortunadamente, el marqués no se burló de ella, ni hizo más leña del árbol caído. Otro en su lugar, se había jactado de su victoria al quedarse en ridículo.

Otro se hubiera reído.

Él no lo hizo, ni fue el interesado de que estuviera invitada. Muestra o señal de que posiblemente su interés de antaño se hubiera esfumado. Si fuera así, sería un alivio. Mas no halló alivio cuando lo pensó. Cabeceó, queriendo quitarse ese pensamiento un tanto inquieto.

Los cascos de los caballos se movieron más lentos cuando llegaron a la entrada principal del ducado. Bajaron del carruaje con la vista de una hermosa casa que parecía el de un castillo. Lo que diferenciaba de él era que no tenía torres en las esquinas. Delante de ellos, una escalinata de mármol dirigía hacia el portón de la casa, abierta donde justo en ese momento los anfitriones bajaban para darles la bienvenida, detrás de ellos, sus hijos.

- Bienvenidos, lord y lady Shelford, señorita Shelford. Esperamos que el trayecto haya sido leve y puedan comenzar su estadía con buen pie.

- De nuevo, les agradecemos la invitación, excelencia.

- Ya que habéis llegado, nada de formalismos - dijo la duquesa con una sincera sonrisa -. Mis hijos como nosotros estamos contentos de contar con vuestra compañía. Cuanta más gente, será más divertido. Uno de nuestro personal os enseñará las habitaciones que han sido asignadas para vosotros. Podéis descansar de mientras. A las ocho se servirá la cena.

Rachel pudo mirar a Adam unos minutos antes de pasar por delante de ellos y subir a los escalones marmolados. Había sido correcto y formal como sus padres. Ni un guiño como saludo, ni una palabra socarrona de su parte. Al parecía ser, iba a ser tranquila su estancia allí.

No quería pensar sobre ello y, mucho menos, la sensación de contradicción que sintió.

¿En qué pensabas, Rachel?

Siénteme (breve)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora