Diario tengo el sueño en que voy en el bosque y un ser se asoma de entre los árboles y me señala fijamente. Me da miedo ya que cada día que pasa él se acerca más y más...
...
Mi madre siempre me dijo que los monstruos no estaban dentro del armario, ni en la sombra reflejada en el cristal de la ventana, producto de la sombra del viejo árbol de sauce llorón en el patio, ni tampoco debajo de la cama, ni el rincón más oscuro de mi habitación. Todo habitaba en mi mente, en esa percepción onírica e irreal.
Pero sola, envuelta en la soledad de mi recámara ─solo con la compañía de mis muñecos de peluche y la casa de muñecas gigante, en medio de la habitación─ la situación se volvía un tanto diferente. Mis padres habían salido, y mi hermana, encerrada en su mundo de auriculares y música no dejaba entrever ningún gimoteo que salía de mi boca, al ver esas manos huesudas, rodeadas de un aura negra, espeluznante; saliendo de las rendijas del escaparate.
Cerré mis ojos con fuerza.
No es real
No es real
No es real
Traté de convencerme. Pero los inquitantes ruidos no paraban, mi piel se erizó, como si el mismo diablo me acariciara la nuca, con un aliento gélido y demoniaco.
Alma─ musitó una voz envejecida, terrorífica, desde debajo de mi cama.
Abrí mis ojos como platos. Sudaba a ríos, envuelta en mi cobija. Pero no estaba dispuesta a salir de ahí, por ningún motivo. Sin poder evitarlo, me hice encima, el líquido caliente se deslizó por las sábanas, empapándolas al igual que a mi. A este punto lloraba con intensidad, deseaba que mis padres llegaran, que Andrea saliera de su cuarto y me sacaran de esta pesadilla.
Aparté los pensamientos de mi mente. No tenía el coraje suficiente para levantarme de la cama, aún en mi situación. Quise dormir, olvidarme de todo, hasta que los rayos de luz se tergibersaran al penetrar el vidrio, y todos los demonios se hubiesen marchado, pero me fue imposible. Tan pronto visualice una maravillosa pradera, llena de mis flores favoritas, junto a mis padres; recordé la frase de aquella película que veía mi padre, junto a si amigo, el señor Garza, la noche anterior: "Pesadilla en Elm Street".
“Hagas lo que hagas, no te quedes dormido”.
Alma─ otra voz, un poco más gruesa, esta vez desde el alfeizar de la ventana. Llevé una mano a mi boca, estaba rodeada, lo sentía. Ellos me llevarían, sería la última vez que hubiese visto a mi familia.
Una lágrima rodó por mi mejilla, cuando algo o alguien se sentó en el colchón del lecho, que ya parecía un nido de pájaros con todos mis movimientos. El repiqueteo de las ramas secas del otro lado del ventanal, con cortinas negras, me hizo pegar un brinco. La manilla del cristal quedó abierta, y el feroz y salvaje viento se coló en la recámara. Pegué un grito agudo, cubriéndome el rostro con ambas manos.
─¿Qué es lo que quieres?─ abracé el pequeño dinosaurio verde, mis brazos regordetes, trémulos cual hojas de acres en el aire─. Por favor, ¡déjame en paz!.
─¿Alma, que te pasa?, ¿todo bien ahí dentro?─ reconocí la voz de Andrea. Una luz de esperanza iluminó las tinieblas del espacio. Literalmente, porque mi hermana abrió la puerta, tras un chirrido inquietante, pude ver su rostro.
─¡Oh, hermana!─ corrí hacia ella, envolviéndola con más vigor y energía que antes─. ¡Necesito que me ayudes!─ hablaba apresuradamente─. ¡Ellos están aquí, Andrea!, ¡quieren llevarme con ellos.
─Tranquila Alma─ arrastró las palabras, acariciando mi cabello, un escalofrío recorrió toda mi minúscula anatomía. Para cuando quise zafarme, no pude. Dri, o lo que se que fuese esa cosa, me estaba reteniendo.
─¡Suéltame!─ traté de liberarme.
─Ya estamos juntas Alma─ caí de culo, ahogando un quejido─ seremos una, para siempre─ ladeó la cabeza, y para mi horror, esta se dobló, comenzando a dar vueltas como la niña del exorcista.
─¡Mamá!.
Su rostro se derritió, como si fuese consumido por las llamas del infierno. Los ojos fueron los primeros en derretirse. Cuando toda su carne y piel fue consumida, solo quedó el esqueleto infantil, sonriente, siniestro
─Dame tu mano Alma─ pidió─ estaremos juntas─ se acercó peligrosamente─ ¡por siempre!─ su voz se volvió mucho más ronca, lanzándose encima de mi. No grité, nadie me escucharía, nunca lo hacían.
Desperté, agitada, sudorosa, y con el rostro de mi madre, recobrando la nitidez a medida que mis ojos se acostumbraban a la luz del día.
─¡Mamita!─ me apretujé contra su cuerpo─. Tuve tanto miedo ma─ sollocé.
─Oh querida─ besó mi frente─ solo fue una pesadilla ¿si?, todo estará bien.
Asentí, junto a ella me sentía protegida, teniéndola a mi lado estaba segura que nada me ocurriría. Pero una sombra negra nos observaba desde el armario, huesuda, teneborsa, y con una sonrisa capaz de provocarle hasta las más siniestras pesadillas al más valiente.
─Nunca me dejes sola mamá─ quería uniforme a su cuerpo y no separarme nunca más, ser una sola y luchar contra esos demonios que intentaban llevarme. Era la única que me escuchaba y entendía en este mundo tan hostil.
Para cuando regresé la mirada, el ente oscuro se había marchado.
Muchas veces la verdadera pesadilla es la propia vida real.
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Lobo de Montaña (libros 1 & 2)
Mystery / ThrillerSegún esta teoría el término "enfermedad mental" en realidad está inventado, y las personas con este tipo de padecimiento ven al mundo como es en verdad. Por ejemplo, las alucinaciones y voces que escuchan los esquizofrénicos si existen en nuestra d...