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Tercera y última Parte

Media hora después los que no encontraron a Paula regresaron al campamento, afortunadamente todos sanos y salvos, se alegraron y sorprendieron de ver a Paula viva y a salvo.

─¡Paula!─ Claudia y Dri corrieron hacia ella─ ¿estás bien?, ¿qué te pasó?─ inquirieron al unísono.

─Tranquilas, Paula aún está conmocionada─ Evandro le echó un vistazo a Alma.

─Mejor nos vamos ya─ opinó Samara.

En cuanto vió llegar a Betty, Alma hizo un ademán para que se acercara.

─Chicas no me lo van a creer pero...soñé con el vengador.

─¡¿Qué?¡─ la pecosa no pudo ocultar su reacción─. ¿Cómo fue?, ¿qué te dijo?, ¿le preguntaste por que solo tú lo veías?.

─Me dijo que...─ respiró para tomar fuerzas─ que estábamos unidos por un lazo muy fuerte, y también que jamás saldremos de aquí.

─No, eso no puede ser posible, ¿es una jodida broma verdad?─ Betty comenzaba a ponerse aún más nerviosa, las venas en su frente sobresalían, cada que se sentía presionada le pasaba, los ojos a parte de llorosos adquirieron un tono rojizo.

─Beatriz, cálmate─ pidió Viki─ la policía ya está aquí, y también algunos padres, saldremos de aquí.

─Chicas, el vengador me dijo que no confiara en nadie, que aquí todos mentían, incluyendo la policía.

─¿Si te das cuenta de que no puedes creer cada palabra de ese psicópata asesino?─ la del cabello color fuego estaba verdaderamente enfadada.

─Lo sé, yo solo...mejor nos vamos─. La joven Dávila trataba de evadir la conversación, no soportaba la idea de seguir pensando en ese hombre, en esos ojos azules, en esa sensación que le transmitía.

Cuando todos estuvieron en el camión partieron de regreso a la ciudad.

─Ey, te busqué─ Omar se sentó al lado de Marina.

─Yo...estaba buscando a Paula.

─¿Me estás evitando?.

─¿Qué?, no, ¿por qué lo dices?.

─Marina llevo lo suficiente contigo para saber cuando mientes, desde hace un tiempo te noto así solo que no te había dicho nada, no soy tonto, muchos me lo habían advertido pero yo prefería creerte, porque te quiero, pero ahora necesito que seas sincero conmigo, Paula me había dicho que soy un idiota─ rió─ y ahora es que me percato, dime ¿tienes a otro?.

─...

─Marina me puedes decir sin ningún problema─ tomó su mano─ también somos amigos ¿recuerdas?─. Marina tragó grueso.

─Si─ se limitó a responder.

─Entonces...¿se acabó?.

─No, Omar yo te quiero mucho, pero él también me gusta, quiero un tiempo para...decidirme.

Omar le regaló una sonrisa de boca cerrada, con esos carnosos labios que le encantaban a Marina, y también a una Alma que no recordaba nada.

─Está bien─ le besó la frente y se sentó con Paula.

─Gui, lo estuve pensando y creo que te presentaré con mi padre como mi novio─ Alma no pudo evitar sonrojarse.

─¿En serio?─ su elegante y blanca sonrisa se alzó en su rostro.

Y entonces la joven Dávila se percató de algo que hasta entonces la tenía ausente. Gui tenía los ojos azules, un azul intenso, profundo, misterio como un lago de montaña, esos iris que inevitablemente le recordaron al asesino. ¡¿Qué carajos?!, ¿por qué Gui tenía los ojos del vengador?, ¿sería?, no, no es posible, aunque si lo pensaba bien, Gui estaba atlético, fuerte, tonificado. Pero no podía ser posible, él era un niño cuando el vengador aparecía en las fotos del campamento, no podía ser...

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora