Lobo de Montaña (libros 1 & 2)

14

Segunda y última Parte

El grito de terror de Dri fue ahogado en las manos de Viki, esta luchaba por no derrumbarse, Rey, aunque no fueron nada al mismo tiempo lo fueron todo.

─Escúchame bien─ miró fijamente a Dri─ saldremos de aquí, pero tenemos que correr, como nunca, saca fuerzas, se que las tienes, yo también estoy agotada, pero nuestras vidas están en juego, no podemos rendirnos ahora ¿me entiendes?─. Dri asintió muerta de miedo.

─Chicas, chicas─ tarareó el vengador─ venga salgan ya y acabemos con esto, ya es su turno.

─Shh─ Viki miró hacia los lados, podrían escapar fácilmente si se mantenían ocultas y no las veía.

Dri cerró sus ojos con fuerza, tanto como pudo.

El vengador se acercó, estaba justo en frente de las algas donde se encontraban las chicas. Rió abiertamente.

─Las tengo.

.

Phillipe

Que puedo decir, no estoy orgulloso de lo que somos mi hermana y yo, pero en esto se encargaron de convertirnos el papà y la mama todos estos años, tan despiadados, crueles, sádicos y calculadores como ellos.

La verdad la muerte de Teresa me había dado igual, todo fue una actuación y estoy seguro que por parte de Majo era recíproco.

Al papà le había perdido el miedo hacía mucho tiempo, siempre le tuve respeto, aunque eso se había ido al coño cuando descubrí que podía, y era peor que él. No soy el vengador, pero me gustaría serlo.

Respecto al asunto de Samuel, me había llamado la atención desde el primer momento que lo vi, desde niño tengo claro que me gustan los hombres, por años e mantenido relaciones con los compañeros y socios de papá, entre ellos Lorenzo, padre de los Garza, siempre tengo lo que quiero y esta vez con Samuel no sería diferente, pero también estaba la posibilidad de que no regresara con nosotros.

Me encontraba en una de las habitaciones, recostado, cuando entró Majo.

─Filippo...

─Che succede ora? (¿Que ocurre ahora?)

─Se lo conté todo a Alma─ bajó la mirada apenada. Yo sonreí.

─No pasa nada linda─ me acerqué y acaricié su mejilla─ ya es momento de que todos sepan quienes somos.

Ambos compartimos una sonrisa cómplice, nos acercamos más y juntamos nuestros labios, con deseo. Cuando nos separamos miré hacia afuera de la habitación.

─¿Qué fue el grito de antes?.

─Ni idea─ se encogió de hombros─ mejor vamos a ver.

Subimos, Alma, Gui y Martín seguían en shock, no me asusté con la escena pero si me impresionó. Era una carnicería humana.

─Joder que asco─ Majo cubrió su boca y nariz.

─Salgamos de aquí─ dijo Alma y los demás la siguieron.

─¿Qué es eso?─.inquirió Martín igual de asqueado.

Alma se agachó y recogió una medallita de el suelo.

─Es un camafeo.

─Yo que tú tendría cuidado, dicen que guardan las almas de sus antiguos portadores─ dije divertido. Me apasionaban todas estas cosas. De pequeño solía fantasear con un mundo donde todas las almas convivían con los corpóreos terrestres. Pensamientos que siempre me esforcé en reprimir para no desagradar a mi padre y su intento de mover los hilos del mundo.