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Segunda Parte

─¡¿Qué?!─ los ojos de Paula se abrieron como platos. A punto de colapsar.

─No Samara, no, eso no puede ser cierto─ Viki estaba confundida─ ¿mi madre está?...

─¡No, por dios!, ambas están bien─ ambas respiraron nuevamente.

─Oh por dios, pero...¿como están ellas?─ inquirió la peliroja.

─Están estables, pero el médico tuvo que operar a Viviana de urgencia─. Ella era la madre de Viki. Sus ojos se cristalizaron.

─No, esto no me puede estar pasando, ¿porqué a mi?─ repetía sin parar─. ¡Mierda, mierda!. No puedo...no puedo respirar.

─¡Ayuda!─ gritó Samara, Paula solo se alejó, estaba en shock. Betty corrió hacia ellas.

─¡¿Qué pasó?!.

─Su madre tuvo un accidente, traté de ser lo más cuidadosa posible pero...

─¡Mierda!.

─¿Qué pasa?.

─¡Tiene un ataque de pánico, está hiperventilando.! Viki tienes que calmarte, pasará ¿si?, ahora respira y cuenta conmigo, vamos, 1, respira, expira, 2...así, muy bien amiga─ poco a poco Viki se fue calmando.

─¿Ya estás mejor?.

─Eso creo, Betty...mi madre...

─Lo sé, tranquila─ colocó su cabeza en su hombro─ todo va a estar bien, Viviana y Lilian son mujeres muy fuertes─ dijo haciéndole un ademán a Rey para que se acercara.

─¿Qué pasa?, ¿Viki estás bien?─ sonó preocupado, aún no se había dado cuenta.

─Solo dale apoyo ¿si?─ Betty se acomodó el cabello. Estaba empapado del sudor. Rey asintió y prosiguió a tomar el lugar de la pecosa, no dijo nada, solo le acarició el cabello a Viki.

─¿Cómo pasó todo?─ le preguntó Betty a Samara─ esta le contó─. Oh, dios mío─ llevó ambas manos a su boca─ pobre de ellas, esto es muy fuerte. Hablando de Paula, ¿donde está?.

La joven lloraba sin consuelo, sin darse cuenta se había internado en el bosque, al parecer alguien la seguía.

El rostro de Vicente estaba pálido, decaído. Dri comenzaba a preocuparse.

─¿Qué tienes?, mi cielo─ se acercó─ ¿ya te inyectaste la insulina?.

─Si no te preocupes por eso.

─Es Omar ¿verdad?.

─...

─¿Cuando me vas a contar cual es tu asunto con él?, ¿por que hablabas con Samara?.

─Dri, haces muchas preguntas, en su momento lo sabrás, primero tengo que hablar con Omar.

─¿Pero hablar de qué?.

─Ya lo sabrás curiosa─ dijo esto último en tono burloso─. Ella solo sonrió.

─¿Me prometes que no es grave?.

─Te lo prometo─ le dió un corto beso.

Alma no sabía ni que decir, estaba tan ocupada en sus propios problemas que no había notado que las personas a su alrededor también tenían los suyos propios, solo se limitó a darle un cálido y reconfortante abrazo a Gui.

─Yo...no se que decirte.

─Tranquila, no te debes preocupar por mi.

─¿Y no has vuelto a saber de ella?.

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora