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Segunda y última Parte

─¿Gui?, ¿qué haces aquí?, ¿y el vengador?.

─Lo noqueé, te seguí rápidamente, Alma tienes que escucharme, es Omar, está de su parte.

─¿Pero que dices?.

─Alma, vi con mis propios ojos como se acercaba a él y le decía que era su fan.

La chica se sentía mareada, entonces recordó las palabras de el asesino.

Todos son asesinos, Valeria, Omar...tú.

─¡Mierda!─ llevó una mano a su frente─. Eso...eso no puede ser posible─ musitó en un tono más bajo.

─Alma te lo advertí desde un principio, Omar es peligroso, es un psicópata.

─Tenemos que hablar con el exterior, tenemos que salir de aquí─ dijo mirando el teléfono.

─¿Donde lo encontraste?.

─Estaba dentro, tuve una...supe que estaba aquí.

─¿Cómo?.

─No lo sé.

Gui tomó su mano.

─Alma, quiero que sepas que todo lo que he hecho ha sido para protegerte, por nosotros, porque desde que te vi por primera vez cuando éramos niños me enamoré de ti.

─Gui yo...

─Y me duele ¿sabes?─ interrumpió. me duele que no me quieras.

─Gui...

─Shh─ colocó sus dedos en sus labios─ no digas nada.

Una vez los desapartó Alma se los relamió.

Se besaron, pero salvajemente, Gui había estado esperando por este momento toda su vida y estaba más que desesperado, en cambio Alma ya no era una mojigata tonta, sabía más de lo que aparentaba.

Se olvidaron de todo, de el teléfono móvil, de el vengador, de el mundo, entraron a la guarida.

Gui lamía, succionaba el cuello de Alma y ella gemía como loca. La estampó contra un escritorio.

─Quiero que me cojas─ dijo morbosa.

Gui sonrió y sacó su pene, mientras Alma se quitaba el vaquero, que de por si ya le bailaba por sus temblorosas piernas.

─Me encantan tus senos.

─Y a mi tu polla.

Sin dejarla terminar Gui la colocó en su boca, comenzó a entrarla y sacarla salvajemente y Alma respondió de la misma forma, lamiendo, saboreando el glande de Gui que comenzaba a llenarse de sangre por la exitación.

Cuando terminó la oral Gui colocó su miembro entre los senos de Alma, esta los apretó uno con otro para que Gui penetrara el agujero formado.

─Oh mierda Alma, como me exitas.

─Fóllame Gui.

La cintura de Gui comenzó a dar fuertes embestidas contra el pecho de Alma, que estaba ya como baba de caracol. Ambos gemían de placer, deseaban eso hace mucho tiempo.

Sergio aumentó sus movimientos, estaba cerca del orgasmo, colocó dos de sus dedo dentro de la boca de Alma y esta los lamió con morbo, siempre mirándolo a los ojos, aumentado el placer de su acompañante.

─Oh, mierda, mierda, mierda─ gemía desesperado.

Su virilidad a punto de explotar y Alma que no cooperaba.

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora