Lobo de Montaña (libros 1 & 2)

12

Segunda y última Parte

Los sobrevivientes caminaban por el bosque, el miedo y el temor reinaban en el ambiente. Solo nueve quedaban de veintisiete que un día llegaron a ese lugar. Omar había desaparecido. Fabián no daba señales y Betty y Samuel acababan de internarse en el denso follaje. Pero la pesadilla estaba lejos de llegar a su fin.

El sol se encontraba en su máximo punto, provocando así que la deshidratación de todos se acentuara aún más.

─Dios, creo que me voy a desmayar─ Dri ya no tenía sudor que expulsar y sus piernas le pesaban.

─Tenemos que aguantar un poco más─ Alma también estaba agotada, ninguno había comido nada en días. Toda la carne que les había dado el vengador fue vomitada.

─¿Cómo estás?─ habló la mayor─ con todo el asunto de Omar y eso.

─Pues que te digo─ suspiró, un suspiro lleno de cansancio─ nadie se lo esperaba ¿no?, ¿quién se iba a imaginar que era un...asesino?.

─No dudo nada que haya asesinado a Grace y culpado a los demás─. Alma no dijo nada─. Está siendo duro para todos. Alma, yo quería pedirte disculpas.

─¿Por qué?.

─Por la muerte de papá.

─Dri...

─No Alma, de verdad perdóname, te juzgué como hice toda mi vida, pero tú no tienes culpa de nada, eres una víctima más de las circunstancias, así como yo, como todos, de verdad perdóname, eres la mejor hermana del mundo.

─Te quiero mucho Dri─ la abrazó.

─Y yo.

Majo se interpuso en medio de las dos, con ese aire de superioridad que comenzaba a demostrar.

─Hola chicas.

─No es por nada pero, como que no te veo muy afectada por la muerte de tu madre─ opinó Dri mirándola a los ojos.

─Todos lidiamos con el dolor de formas diferentes─ le dijo y agachó la cabeza─ me duele, y mucho─ miró a Alma y se fue.

─Me da mucha lástima─ mustió la joven Dávila.

─Pues yo a esta no le creo nada, ten cuidado con ella Alma, es falsa, y esas son las más peligrosas.

─No seas insensible Dri, la pobre está pasando un mal momento.

─Lo que tú digas─ bufó.

.

Omar deambulaba por el bosque, llevaba un arco y flechas, no le temía al vengador pero podía cruzarse con algún animal salvaje, en ese bosque habían lobos.

En efecto, no llevaba mucho de camino cuando sintió unos aullidos. Preparó su arco, cuando varias fieras aparecieron desde la cima de una colina, no eran demasiados como una manada, pero pasaban de cuatro.

─Los tengo─ sonrió apuntándolos, y comenzó a dispararles, impactando contra ellos certeramente.

Pero cometió un error, se tardó mucho en preparar la última flecha y el lobo postrero embistió contra él. Le mordió una pierna y un brazo.

─¡Aaaaaah!─.gritó de dolor─ ¡maldito hijo de puta!.

Recordó que traía una navaja en el bolsillo así que la sacó y apuñaló repetidamente al lobezno, matándolo, llenándose aún mas de sangre. Se lo quitó de encima ahogando un quejido de dolor, tenía que cerrar esas heridas o las restantes bestias regresarían y lo devorarían.