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Segunda y última Parte

─Mejor guárdate las historias de terror para la fogata ¿si?─ Daniel sonrió, burlándose de ella.

¿Me estaré volviendo loca?─ pensaba la morena

.

─Pablo, por favor cálmate─ pidió Samuel, llevando una mano al frente.

─De verdad están enfermos, lo he visto todo, ¿como pueden dormir tranquilos cada noche sabiendo lo que hacen?.

─¡Suficiente!─ Martín perdía la paciencia y comenzó a empujarlo─ ¿quién demonios te crees que eres eh, pedazo de mierda?.

─Martín, ¡ya es suficiente!─ Samuel tenía los nervios a flor de piel, y Pablo tampoco era el más calmado.

─Escúchame bien Pablo─ lo señaló con un dedo acusatorio, haciendo caso omiso a su novio─ yo siempre he sido alguien de paz, te respeto a ti y a tus creencias, no soy como mi hermano y eso lo sabes bien, pero tengo un límite y tú lo has cruzado con tu homofobia absurda, así que te lo voy a advertir una sola vez, Samuel aún no quiere que esto se sepa, creeme que si fuera por mi lo gritaría a los cuatro vientos, pero él aún no se siente preparado, así que si dices algo de esto a alguien, te juro que te mato.

Samuel soltó una risa nerviosa pero a la vez de consternación─. Mar...Martín que dices, no...no digas tonterías.

En ese momento llegó Fabián.

─¿Qué pasa aquí?─ alternó la vista.

─Nada─ aseguró su hermano. Pablo lo miró con cara de querer soltar toda la verdad y que "ardieran esos dos en el infierno por herejes", pero sorprendentemente guardó silencio, al parecer Martín había logrado inflinjirle el miedo. Guardó silencio, ese al que todos estaban acostumbrados y esperaban de él.

─¿Todo bien Pablo?.

─Si, todo.

─¿Por qué demonios se alejaron?─ Fabián estaba muy molesto─ me tenían muy preocupado, por dios, en este bosque hay muchos peligros.

─¿A que te refieres?─indagó Martín, recordando la extraña silueta.

─Solo digo que pueden haber lobos, serpientes y todo tipo de animales peligrosos─ nego─. Pométanme que no lo volverán a hacer.

─No te preocupes─ Samuel tocó su hombro.

─Ya es tarde, todos deben estar de regreso en el campamento. Se perdieron la cascada.

─Ya la veremos otro día hermano.

Antes de tomar el estrecho camino de regreso Martín le lanzó otra mirada de advertencia a Pablo, solo que este hizo algo que a Martín le extrañó, sorprendentemente lo retó.

De regreso al campamento Paula se acercó a Omar.

─Si vienes a intrigar será mejor que te alejes, ya te dije hace tiempo que no quiero nada contigo.

─No es eso Omar, eso lo entendí hace mucho, aunque en realidad no quieras ver el gran engaño delante de tus ojos.

─¿De qué demonios hablas?.

─Omar esto te lo digo por tu bien, pero como me tachas de mentirosa te dejaré que lo descubras tu solo.

─Eres muy idiota si piensas que te creeré─ masculló.

Llegaron a la instalación central, Alma corrió a abrazar a sus amigas.

─Chicas, pasó algo...

─¿Qué pasa?, ¿te sientes bien?, ¿cómo está tu tobillo?─ Viki la examinó.

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora