Según esta teoría el término "enfermedad mental" en realidad está inventado, y las personas con este tipo de padecimiento ven al mundo como es en verdad. Por ejemplo, las alucinaciones y voces que escuchan los esquizofrénicos si existen en nuestra d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El mal Primera Parte
No te preocupes por la oscuridad en mi alma, pronto encontrarás la tuya.
Omar Miranda Lombardo.
...
Omar
Con cada palabra que salía de la boca de Simón mis músculos se tensaban más y millones de sensaciones recorrían mi cuerpo, sentía ¿mariposas en el estómago?, no lo sabía con seguridad pero podía decir que se sentía igual a cuando se estaba enamorado, solo que existía una pequeña diferencia entre ese caso y el mío, yo no estaba enamorado de Simón, entonces, ¿que era?, ¿por qué me sentía así?.
Tantos pensamientos, tantas interrogantes en mi cabeza y me era imposible responder ninguna.
Como, ¿por qué desde que estaba en este lugar me sentía así?, ¿por qué tenía esas ganas de matar tan desmesuradas?, ¿por qué no me causaba ningún tipo de dolor la pérdida de una persona o incluso un ser querido?, ¿por qué me sentía tan identificado con el vengador?.
─Sé que provocaste la muerte de Vicente─ me dijo Simón, causándome una risa interna que no pude controlar y la solté en su cara.
No eran nervios, simplemente me daba risa que fuera tan estúpido.
─¿Qué es tan gracioso?.
─Eres un idiota, ¿como se te ocurre pensar que yo maté a Vicente?.
─Tengo bases sólidas.
─¿A si?─ inquirí divertido─ ¿como cuáles?.
─El hecho de que te llevaras tan mal con él, eso da altas posibilidades de que hayas querido hacerle daño, sumado al hecho de que minutos antes de morir Vicente le haya susurrado al oído de Dri: "Omar, monstruo".
Todo tenía sentido, Simón parecía no tener ninguna duda al respecto, sus argumentos no eran del todo claro pero si precisos. Muchos habían notado que mi comportamiento había cambiado, Martín, Marina, pero nadie sospechaba nada con respecto a mi sobre la muerte de Vicente, ahora tenía a Alma, lo que quise desde niño, y no hiba a permitir que alguien tan insignificante y mediocre como Simón, un médico de cuarta me arrebatara eso.
Lo volví a mirar divertido, cuando por dentro la seriedad era descomunal. Comencé a tantear el lugar, ubicando algo en específico. Hasta que vi unas tijeras, de esas que usan los médicos para cortar los puntos de las suturas y los cordones umbilicales de los bebés.
─Me temo que me has descubierto Simón─ levanté mis manos y comencé a caminar por el lugar─ yo provoqué la muerte de mi querido hermano, ¿y quieres saber algo más?, no me arrepiento ni un poco, por el contrario, hasta hoy me causa satisfacción.
─Estás enfermo, ¿como pudiste hacer algo así?.
─¿De la misma forma que tu y Amalia engañaban a Javier?, acéptalo Simón, nadie aquí es un santo.