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No lo miresPrimera Parte

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No lo mires
Primera Parte

"Tu peor enemigo eres tú, y tu peor pesadilla es tu frágil mente"

El Vengador.

...

Alma

Dicen que cuando tu cuerpo percibe el peligro inmediatamente se pone a la defensiva, para protegerse, así pasa con las gripes, los resfriados, los virus, pero para nosotros ese caso no aplica, sin saberlo nos convertimos en presas de ese monstruo, de ese psicópata ¿obsesionado conmigo?, aún no lo sabía, ¡mierda!, no lograba recordarlo.

─Alma no te tortures más─ Viki apretó mi mano─ disculpa por lo de antes, tú no tienes la culpa de nada ¿si?.

─No te preocupes─ traté de sonar firme aunque aunque por dentro me desmoronara con toda esa situación. Nos fijamos que Betty sorprendentemente no hablaba

─Ey ¿que tienes?─ sobé su brazo derecho.

─...

─Betty─ Viki agitó sus hombros.

─¿Qué?─ reaccionó.

─Estabas como ida─ comentó la pelirroja, dubitativa.

─Tengo mucho miedo─ soltó y se inundaron sus ojos─ lo siento chicas, no puedo evitarlo, creo que no soy tan valiente como ustedes.

─No digas eso─ Viki la interrumpió─ tú eres la persona más valiente que he conocido, ¿recuerdas por cuántas cosas has pasado?, y no te creas, porque nosotras estamos cagadas─. Betty esbozó una sonrisa.

─Muchas gracias chicas─ nos abrazó.

─¿Lo que te pasó tiene que ver con tu familia?─ no pude evitar preguntar. Betty era muy reservada en esos asuntos, solo sabíamos que la habían abandonado de pequeña.

─Si pero...ya sabes que no me gusta hablar del tema.

─Vale, no tienes que hacerlo─ le regalé una sonrisa sincera.

─Ahora más que nunca necesitamos salir de aquí─ los ojos de mi amiga se encontraron con los de Rey. Había tanto cariño en sus miradas.

─Claro que sí─ me apresuré a decir─ solo tenemos que tratar de llegar al pueblo más cercano.

─Sí, pero el problema es que ese pueblo se encuentra a millas de distancia, sin mencionar que el bosque está lleno de trampas...─ su voz se cortó─ lo...lo siento esto...es muy fuerte, saber que estamos siendo...cazadas.

─Ese idiota es un maldito enfermo─ en verdad estaba furiosa, su prepotencia, su seguridad de que no saldríamos de ahí me ponía enferma.

─Por eso mismo, yo opino que aquí no estamos a salvo, ¡ese hombre puede poner hasta explosivos!─ la pecosa se inquietó.

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora