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Segunda y última Parte

─¿Quieres enterrarla ahora?─ le preguntó Martín a Marina, refiriéndose a Paula.

─Es lo mejor, pronto se descompondrá─ no pudo evitar sollozar.

─Vale, pero tiene que ser aquí cerca.

─Ey chicos, ¿puedo ir con ustedes?─ preguntó Claudia.

─Puede ser peligroso─ rebatió Samuel─ nosotros tenemos piernas ágiles por lo del softball, si sucede algo corremos rápido, pero tu no.

─No pasa nada, total, mi vida ya no vale nada desde la muerte de Daniel.

─Ey no te permito que digas eso, yo estoy en tu misma situación y estoy luchando contra ello─ dijo Marina.

─Vale, vente─ finalizó Martín. Salieron sin que los notaran.

Beatriz se acercó a Victoria a pasos decididos. Dispuesta a saber la verdad, aunque doliera.

─Creo que tenemos que hablar─ Betty se acercó a Viki.

─Escucha Betty...

─Soy tu amiga ¿no?, o por lo menos eso creía, por qué no me lo contaste?, ¿por qué no se lo contaste a Alma?.

─Betty tú conoces la condición de Alma, no está ni estará preparada para una noticia así.

─Disculpa pero creo que Alma─ corrigió─ creo que todos hemos pasado por demasiado como para asombrarnos con eso, en un principio no entiendes nada, te sientes confundido, pero llega un momento en que tienes que aceptarlo, te toca resignarte a la realidad, es como con la pérdida de un ser querido, solo que en esta ocasión perdemos la confianza de quien creíamos nuestra amiga.

─Lo siento, yo no quería...

─Yo creía en ti Viki─ una gruesa lágrima rodando por su mejilla, luego se alejó, no soportándolo más.

Horas después...

Martín, Samuel y Marina regresaron corriendo a las cabañas. Manuel los vió e inmediatamente sacó conclusiones.

─Ey, ¿qué pasó?, ¿donde carajos estaban?.

─Claudia...─ dijo Marina recuperando el aire.

─Desapareció─ terminó Samuel.

─¡¿Qué?!. ¿Qué pasó?─ inquirió Alma.

─No lo sabemos con exactitud─ aclaró Martín, sobándose las sienes, desesperado.

Horas antes...

─¿Aquí?─ inquirió Marina─ es horrible.

Habían llegado hasta un claro, la hierba estaba seca, al parecer naciendo de nuevo producto de un incendio.

─No podemos alejarnos más, es peligroso─ dijo Martín.

─Bien, comencemos─ apresuró Samuel y ambos comenzaron a cavar una pequeña fosa.

─Marina, necesito hablar contigo─ dijo Claudia. Se alejaron un poco─. Planeo huir, por eso vine con ustedes.

─¡¿Qué?!, de eso nada, no te lo voy a permitir.

─Ya está decidido, no hay vuelta atrás.

─Claudia es peligroso, ¡no soportaré perder otra amiga!─ estaba a punto de llorar.

─Es necesario Marina, necesito ver a los padres de Daniel, avisarles sobre su muerte, llamar a la policía, yo que se, tal vez pueda salvarlos a tiempo.

Lobo de Montaña (libros 1 & 2)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora