Lobo de Montaña (libros 1 & 2)

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Tercera y última parte

Viki despertó gracias a un buen baño de agua fría. Abrió su boca en busca de oxígeno, también por el susto ─un reflejo típico en los humanos─. Beatriz la observaba con prepotencia, de brazos cruzados.

─No te imaginas las ganas que tengo de matarte─ la miró fijo.

─¿Y por qué no lo haces?, venga, ten los cojones y hazlo, maldita zorra.

─No me retes─ la apuntó con el arma. Victoria cerró sus ojos con fuerza. Betty soltó una carcajada─. Patética.

≫ ─¿Un poco de agua?─ alzó la botella. Alma y Viki se lamieron los labios, secos y agrietados─. No necesitan responderme. Fabián, por favor─ se la extendió─. Serías tan amable de darle un poco de agua a la señoritas.

Este se acercó, y con un algodón mojó los labios de las chicas. Estas lo succionaron con afán, desespero.

─Así me gusta, buenas chicas.

─Ya basta con esto Beatriz─ pidió Viki.

─Ana─ corrigió con un deje de odio y amargura─ y no te preocupes. Morirás de todas formas cuando acabe con todo esto.

─Aprovechando toda la confusión por la muerte de Paula y Evandro, nos fue fácil escabullirnos al bosque y perseguir a los cuatro chicos que tenían como objetivo enterrar el cuerpo de la joven fallecida. Mientras Betty se quedó en la guarida del Cancerbero; enfrenté a Marina y Claudia─ Fabián bebió agua. Las gotas derramadas caían sexymente por su torso.

─Verlas pelearse por salvar su vida como buitres por carroña era un goce asegurado. Me acerqué, aplaudiendo. Sus caras eran un poema. Sobre todo cuando revelé mis intenciones de que solo sobreviviría una, por el momento─ suspiró─. Cuando Claudia me preguntó furiosa que si acaso me creía dios, por querer decidir en la vida de las personas, quise gritarle quien era, nuestros motivos de justicia. Pero me acogí a nuestro plan─ miró a Betty y ella sonrió. Estaba claro que lo manipulaba─. Cuando la decisión resultó ser la molesta de Claudia, la conduje a la guarida y fue el turno de Ana.

─Al final decidimos cambiar el rumbo de Claudia, y la llevamos al búnker bajo tierra. La picadura de un insecto la despertó, atrapándome, preparando los instrumentos. Al verse cara a cara con el cadáver de Samara, su primera reacción fue en gritar, y así hizo, pero evidentemente nadie la escuchó. El ruido me aturdía, confieso que estaba a punto de darle una bofetada, maldita perra histérica.

Flashback

─¿Ya terminaste?─ pregunté, a punto de estallar de ira, desde un sillón en la oscuridad.

─Déjame ir por favor─ después de gritar tenía la voz entrecortada. Me mostré con la frente en alto. Ella no lo podía creer.

─¿Beatriz?, ¿qué carajos significa esto?.

─Sorpresa querida─ me encogí de hombros.

─¿Tú eres la culpable de todo?. ¡¿Tú mataste a Daniel, hija de la gran puta?!, ¡suéltame inmediatamente!.

─Creeme que me gustaría querida Clau, pero como sabes tu querida amiga te traicionó.

─¿Por qué haces esto Betty?, nos conocemos hace años─ sollozó─ yo se que no eres así. ¡Beatriz!, por favor...

─Shh, no te resistas─. Comencé a perforarle los ojos con destreza. Así como entrené con tantos conejos y perros en mi infancia. Sus gritos eran tan fuertes, que no solo quedó desmayada por el dolor en cuestión de minutos, sino que se le salió un ojo, de tanta presión, ya sabes─ sopesó algo─. Aunque creo que también influyó mucho la enorme fuerza que había ejercido sobre ellos. La sangre goteaba de sus cuencas, parecía un monstruo.