Diecinueve

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Mini maratón
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                            Hyeri;

Me detuve frente a mi departamento y me giré viendo seria al hombre gigante que se pasó literalmente todo el camino siguiéndome. No respondió nada a mis preguntas y todo el tiempo mantuvo la cara mas neutra de su vida. Bufé mientras nos mirábamos serios. Él solo me miraba fijamente y yo trataba de encontrar tan siquiera una mínima expresión en su rostro, pero parecía un maniquí. Solo me seguía como un guardaespaldas, y, para añadir, evitaba que las personas que pasaban por mi lado me chocaran. Es decir...¿eso parece algo normal?.

—En serio...—murmuré mirándolo y presionando mis labios—. ¿A tu jefe esto le parece divertido?.

Él no responde nada (como hizo en todo el camino) y chasquee mi lengua para adentrarme al edificio de una buena vez. Y gracias a Dios no me siguió. De hecho, sería lo último si lo hacía.
Entré a mi departamento luego de algunos segundos y dejé mi bolso encima de uno de los sofás para ir al baño a hacer pis. Solo que cuando iba, ladee mi cabeza al pasar por el espejo. Y retrocedí, poniéndome frente a este.

—¿Que es esto? —musité para mi misma quitándome el post it de mi frente para leer lo escrito en este.

¿Y después no quieres que te siga?.
Solo estoy tratando de cuidar algo que me pertenece.

—No puede ser —murmuré mirando el papelito. Cerré mis ojos suspirando y mirando hacia arriba.

Anduve con este rídiculo papelito en la frente por toda la calle. Con razón se me quedaban viendo raro. Lloriquee y pegué sin darme cuenta este en el espejo. Lo señalé, como si fuera Jungkook.

—No necesito que me cuides. Y además no te pertenezco —dije seria. Bufé agitando con una de mis manos mi pelo; cerré mis ojos por segundos y negué para hacer pis de una buena vez.

En el fondo, debía agradecer que luego de haber vuelto al trabajo, si aguanté algunas obsenidades, pues no creo que eso sea algo que el mundo pudiera arreglar por parte de los hombres, pero al menos no tuve que encontrarme con ninguno que intentara pasarse de listo y hacer algo. Así que por eso, todo iba bien.
Por otro lado, cada vez que me iba a casa, el auto negro seguía seguiendome y deje algunos mechones de mi pelo detrás de mis orejas mientras continuaba con mi camino en dirección al apartamento ignorando lo demás.

Seguía sin gustarme que me siguieran. Pero pensaba en la parte buena, y no tenía que preocuparme por el hecho de que apareciese un loco e intentase hacerme algo.

—Toma, Hyeri —dice el señor Hwan y pone mi salario encima de la mesa en mi dirección.

—Es la tercera vez que me paga en el mes —murmuré—. Me ha pagado en todas las semanas. ¿No se supone que debería ser un salario por mes?.

—Se supone —repitió, asintiendo—. Pero hago la excepción contigo ¿no?. Así que está bien ¿cierto?.

Presione mis labios y solo asentí. Lentamente. Al menos sacaría de esto una parte e iría poniendo el dinero en la cuenta. Aunque...no es como si avanzara mucho. Pero siempre algo, es mejor que nada.

—Bueno...no es como si saldaramos la mitad de la deuda, pero al menos comenzamos —suspira Aisha.

—Se toman esta deuda como si fuera de ustedes también —comenté divertida.

—¿Pero que te crees? —reprocha Yirem trayendo tres vasos con jugo; uno para cada una—. Somos amigas. El problema de una, es problema de todas. Y Aisha y yo, llegamos a la conclusión de buscar un trabajo de medio tiempo para aportarte algo.

Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora