Treinta y cinco

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                          Jungkook;

Adentré mis dedos dentro de los mechones suaves de su pelo. Acaricié su mejilla, sin separarnos y adentré mi lengua en su boca saboreando los labios más deliciosos que había saboreado en mi vida. O a lo mejor es que, ella tenia todo lo que me encantaba. Ella era todo lo que me encantaba.

Ladee mi cabeza hacia un lado y ella hizo lo mismo hacia el otro lado, profundizando el beso. Sus labios me cedieron todos los permisos que pedi con mis labios y mi lengua jugando una y otra vez con su lengua. Haciendo roces atrevidos, incitaciones peligrosas.

Sujeté su labio inferior entre los míos y me alejé solo un poquito sin separarnos del todo y con nuestros rostros aún cerca. Ella se inclinó un poco hacia mi, dando otro beso. Y yo le devolví este cuando se separó nuevamente.

Separamos nuestros labios con un pequeño chasquido y pegué mi frente con la de ella. Humedecí mis labios con mi lengua. Más de lo que estaban por el beso.

—Esta vez no intentes alejarte. Por favor —pedí, en un susurro aún cerca de sus labios. Los cuáles quería seguir besando una y otra vez.

—No lo haré —y entonces fue ella quien disminuyó esta vez el espacio entre ambos uniendo nuestros labios y nuestras bocas.

Ella fue inclinándose hacia mi poco a poco hasta que terminó encima de mi. Sobre mi regazo. Y yo respondi a su beso queriendo recuperar todos esos momentos en los que quise tener sus labios entre los míos, su lengua con la mía, mis dientes succionando y mordiendo de su labio inferior.
Sin apartarme, y sin dejar tampoco de besar sus labios comencé a desabotonar los botones de su blazer. Sentía que esa prenda la estaba distanciando más de mi y que impedía que la acercara más.

Si. Algo un poco loco pero así lo sentía.

Y por un momento pensé que ella no me iba a dejar y que incluso iba a detenerme pero cuando terminé de quitar aquellos botones, ella misma fue quién se separó un poco para quitarselo del cuerpo y quedar en aquel vestido que usaba como uniforme. El cual, -aunque nunca se lo había dicho-, le quedaba más que bien. Perfecto, podría decir yo.

Sus brazos rodearon mi cuello mientras sus manos jugaban y tiraban de los mechones de mi pelo y había algo que odiaba cuando tenía relaciones sexuales y era que tiraran de mi pelo. Pero...una vez más, no me molestaba en lo absoluto con Hyeri.

Justo en este momento, era de ella.

Y ella era mía.

Ella lo sabía también.

Presione con mis dedos sus muslos por debajo de la falda del vestido subiendo mis manos poco a poco. Llegando a su braga. Pero no me apresuré.

De hecho, en otra circunstancia ya ella hubiese estado desnuda bajo de mi. Pero vale, a lo mejor Jimin en cierta parte tenía razón. Yo no estaba siendo yo, cuando se trataba de ella.

Pero a la mierda.

Con ella todo tenía, y debía ser especial.

Se movió un poco, encima de mi. Alertando todo en mi cuerpo y poniéndome caliente en seguida, necesitado de ella. Queriendo estar dentro de ella. Fundiendome con ella.

—Nena. Si te mueves...así —me alejo, para hablarle— no me hago responsable de lo que pueda hacer.

Tenía sus labios rojos e hinchados por el beso que nos habíamos estado dando. Sus mejillas algo sonrrojadas y también se encontraba un poco agitada.

—¿No quieres...hacerlo? —preguntó, en un susurro.

—Joder quiero. Claro que quiero —humedecí mis labios llevando mis manos a su rostro mientras acariciaba su pelo—. Pero no quiero que pienses nada incorrecto. Yo...

Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora