Cincuenta y cinco

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                          Hyeri;

Suspiré frente al espejo mientras organizaba mi pelo. Hoy era el día de mi tesis, y estaba nerviosa. Pero al mismo tiempo tenía mucha confianza de que saldría bien. Tomé unos aretes que mamá me había regalado cuando cumplí los veinte y que eran tan bonitos y elegantes que no los usaba mucho y solo los guardaba para ocasiones especiales.

Como esta, por ejemplo.

Me los puse, y entonces tome dos anillos poniéndomelos. Y algo captó mi atención. Tomé el colgante que Jungkook me había regalado observandolo, y presioné mis labios tratando de contener la tristeza que me inundaba al llevar varios días sin verlo. Días que para mi parecían dos o tres meses. Hasta un año. Casi una eternidad.
Sobre todo, si estábamos aún peleados.

Pero yo no lo había llamado. Él tampoco lo había hecho. Ni siquiera nos habíamos visto por casualidad. Nada. Era como si...nunca lo hubiera conocido y por segundos haya desaparecido. Había visto a Jimin y a Taehyung ya que ahora salían con Aisha y con Yirem. Pero ellos trataban de no hablar de él frente a mi. O mencionar algo relacionado a él. Y en el fondo lo agradecía.

Lo extañaba demasiado. No es como si, me diera igual, no me importara. Realmente lo extrañaba muchísimo. Sé que eran poquísimo tiempo, que no era para tanto. Pero reitero que para mi eso era más que suficiente para hecharle muchísimo de menos y extrañarlo como si mi vida dependiera de ello. Sus besos, sus abrazos, sonrisa. Su presencia.

Pero al mismo tiempo si literalmente me estaba muriendo por verlo, me era imposible ceder e ignorar todo. Mordí mi labio inferior y volví a guardar el colgante. Suspiré profundamente una vez más que satisfecha con mi vestuario para la tesis y tomé mis cosas para salir de mi cuarto y seguidamente del departamento.

                Jungkook;

Sujeté entre mis dientes el cigarrillo y abrí las cajas que habían acabado de llegar. Observé lo que venía dentro de estas. Tomé los bolsos de polvo blanco, y sujeté con una de mis manos el bolso.

—¿Trae lo acordado? —le pregunto a Yung.

—Así es —asintió él—. Todo se pesó como acordamos en Thailandia.

—¿Y las armas? —me dirijo hacia mi mesa para abrir uno de los cajones de esta.

—Hoy en la noche llegan —responde él.

Saqué el sobre beige y lo moví encima de la mesa haciendo que cayesen varios fajos de dineros de a mil encima de la madera de esta.

—Este es, por las drogas —tomé diez de aquellos fajos—. Estos, por las armas –se los aparté–. Y este...ya sabes para que.

—¿Está funcionando? —pregunta  él tomandolo poco a poco.

—Mejor de lo que esperaba —respondí tomando asiento mientras lo veía guardar el dinero en una maleta—. Puedes contarlo, si deseas –le indico y calo de una vez más mi cigarro expulsando el humo hacia arriba.

—No. Está perfecto así. Confío en ti Jeon. No me hace falta contarlo —dice despreocupado y al terminar cierra la maleta. Extiende su mano hacia mi—. Como siempre, un placer trabajar y hacer negocios contigo.

Sonreí un poco inclinándome a su estrechamiento de mano haciendo una pequeña inclinación de cabeza.

—Igualmente. Regresa con cuidado.

Asintió y me hizo una reverencia antes de abandonar la fábrica. Apagué el cigarrillo y saqué una cajita con caramelo de menta hechándo uno a mi boca.

Volví a mirar hacia la puerta cuando Jimin y Taehyung entraron más que elegantes. Y usando hasta smoquin.
Los observo, relajado en mi silla.

—Terminamos de revisar todo —es Taehyung quién dice—. Toma. Los papeles que te envió Namjoon.

Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora