Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔

Veintiocho

Mini maratón 2/2

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                     Jungkook;

—¿Por qué todos nuestros objetivos, tienen que dar a Body Happy? —pregunta Jimin incrédulo.

—No está lejos tu respuesta —habla Taehyung—. En Body Happy se reunen todos los fugitivos, que venden drogas, armas. Venga. Ahí va todo tipo de gente –Kim se encoge de hombros.

—¿Que hacemos entonces? —Jimin cruza sus brazos mirándome.

Tomo un poco de vodka y miro al rubio.

—¿En serio necesitas que te lo responda? —interrogué yo—. Ve tras él. Taehyung estará conmigo encargandonos de Jaeyoo. Y llévate a unos hombres por si acaso.

Jimin asintió y entonces salió de mi oficina. Taehyung cogió su chaqueta de encima de uno de los sofás y yo terminé de tomar el poco trago de vodka que me quedaba para salir con él de la oficina.

Mis hombres se apartaron ante mi presencia en el lugar. Y no tardé en dar con Jaeyoo quién ya hacía muy sentado en la silla y con aires de insuficiencia y ajeno a lo que sea que estuviera pasando a su alrededor como si nada le importara.

—¿Es idea mía o perdiste el miedo hacia mi en el tiempo que estuviste en prisión? —pregunté alzando una ceja mirándolo. Me miró de reojo.

—Sigo sin entender porque me tienes aquí y que quieres exactamente —responde alzando sus cejas.

Humedezco mis labios y tomo una de las sillas que ya hacía en el lugar. Me senté en esta frente a Jaeyoo mientras cruzaba mis piernas y relajaba totalmente mi espalda en el respaldo de la silla y lo miraba.

—Tengo un trabajo para ti —dije. Y capté su atención inmediatamente.

—¿Trabajo?. ¿Para mi? —repitió las palabras.

—Sí —asentí. Soltó una risa de lado como si le estuviese diciendo lo mas improbable del mundo.

—¿Por? —enarcó una ceja interrogante—. ¿A que se debe tanta amabilidad?. Es más... no creo que haya tanta amabilidad de parte tuya. Porque tú de amable no tienes nada.

Alcé mis cejas al escucharlo y curvee seguidamente mis labios en una sonrisa.

                              Hyeri;

Me dirigía a llevar un pedido a una mesa cuando algunos hombres de trajes que rodeaban exactamente la mesa me detuvieron y comprobaron la bebida. Dos olieron de esta y luego de comprobar sabrá Dios que, (me imagino que sea que no estuviese envenenada), me dejaron pasar.

Traté de no hacer caras ya que ese no era mi trabajo y tampoco era de mi incumbencia lo que hicieran las personas que entraran al club. Un señor al parecer con dinero se encontraba en la mesa, mientras bebía y conversaba con otros hombres mientras dos mujeres -una en cada lado- le hacían "cariñitos". Dejé todo encima de la mesa y recogí lo anterior y ya vacío para salir.

—¿No sientes un poco de tensión en el ambiente? —me pregunta Daisy mientras yo ponía otras botellas de licor en la mesa para repartir.

—¿Te parece? —pregunté—. Porque exceptuando esas personas –señalé disimuladamente hacia el lugar donde había acabado de ir hace unos cortos minutos–, no veo nada extraño.

Me acerqué a otra mesa donde habían tomado asientos otras personas. Mientras ponía el nuevo pedido, y algo no tardó en captar mi atención.

Alcé una ceja cuando reconocí al rubio -creo que se llamaba Jimin-, entrar al lugar. Y no fue eso lo único que llamó mi atención y curiosidad, si no observar que traía otros hombres con él y miraban alrededor como si buscaran a algo.