Veintitrés

11.3K 799 132
                                    

                  Hyeri;

Observé sin poderlo evitar el cuarto de Jungkook. Este era grandísimo y contaba con una cama gigante con un juego de sábanas, almohadas y edredón en gris y blanco. Dos lamparitas adornaban a cada lado de esta. Su cuerto completo estaba decorado en tonos grises, blancos y negros. Dándole el aspecto de lo que exactamente era. Un mafioso millonario y poderoso. En la pared de al frente de la cama colgaba un gran televisor y unos sofás delante con la mesita de cristal de centro. Era lujoso, y decorado exactamente para él. Posiblemente hasta el mismo se haya encargado de su propia decoración. Dejé de mirar cuando el salió de la habitación que al parecer era el closet, y sí. Una habitación solo para su ropa.

Se acercó a mi.

—Ponte esto —miro la camisa negra y ancha que debía quedarme gigante y me daría más o menos por los muslos.

—Esto...¿me va a servir? —acepté la prenda.

—Te quedará grande. Pero no deberías coger un resfriado así que mejor pontelo —me indicó—. Te dejare sola para que te cambies.

—Vale —murmuré mirándolo y el me observó nuevamente antes de salir de la habitación. Miré la camisa y no pude evitar llevarla a mi nariz. Aspirando el olor. No era nueva. Más bien tenía ese olorcito agradable de recien lavada. Decidí parar y comencé a quitarme la ropa, quedando solo en el sujetador y la braga mojada pero bueno.

Metí la camisa de Jungkook en mi cuerpo, y caminé hasta ponerme frente al espejo que ya hacía ahí. Y como mismo había dicho y como había pensado me quedaba gigante y ancha. Me puse de costado, levante mis brazos sin poderlo evitar y me sentí, sexy al usar su camisa. Me regañé a mi misma por todas las tonterías que estaba haciendo.

Me agaché tomando mi ropa mojada y salí de la habitación caminando descalza ya que mis zapatos también estaban mojados. Atravecé el pasillo, llegando hasta la escalera. Pensé en ver a los amigos de Jungkook aún ahí, pero no. Ni rastro de ellos. Fruncí mi ceño y bajé las escaleras yendo a la cocina pero tampoco estaba nadie.

Cuando salía de la cocina, la puerta de la entrada se abrió, y Jungkook entró, mirandome en seguida a mi. Y noté como me recorrió con la mirada. Me avergoncé un poco, algo incómoda.

—Me queda gigante —dije bajito solo para romper un poco la tensión que de momento nos rodeó.

Las puertas de atras de el se cerraron y el caminó hacia mi, aún viendome.

—Te queda bien —dice y entonces me mira fijamente a los ojos. Lo miré y asentí despacio para preguntar seguidamente.

—¿Dónde...están los demás? —pregunté.

—Se acabaron de ir —respondió.

—¿Que?. ¿Daisy también?. Pero yo iba a irme con ella —dije en seguida preocupada.

—Te voy a llevar yo —en el momento que dijo eso, lo miré—. ¿Quieres poner a secar tu ropa?.

Mire el vestido de uniforme mojado entre mis brazos y asentí. El me dijo que lo siguiera y eso hice, yendo hacia el cuarto que tenía para lavar la ropa. Encendió la luz, y miré las tres lavadoras y algunos productos de limpieza allí.

—Adelante —me indicó sentandose en el banco que había. Me dirigí hacia una de las lavadoras, y abrí la tapa de esta para adentrar mi vestido.

Presioné el botón, y esta comenzó a secar. Caminé hasta sentarme en el mismo banco con Jungkook a mi lado; claro que yo me senté un poco lejos de el para tratar de mantener mis nervios en paz. Aunque aún así no lograba nada contrario.

Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora