Treinta y seis

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                        Hyeri;

Mis piernas flaquearon y mi cuerpo tembló cuando ya estaba dispuesta a liberar toda esa tensión sexual comprimida y ya satisfacida.
Mi último gemido fue encima de los labios de Jungkook y el gruñó en mi oído de una forma tan sexy que podría excitarme de nuevo si lo seguía haciendo de esa forma.

Salió despacio de mi, y sus manos rodearon mi cintura cuando por poco me caigo de lo débil que me sentía. Me sujeté de sus brazos, mirandolo y verlo así fue...tan hermoso.

Estaba sudado, su pelo mojado del sudor, su respiración aún agitada, su mirada fogosa, sus labios hinchados, rojos y entre abiertos. Y me puse en puntillas llegando a estos, para besarlos cortamente.

—Me encantó —confesé.

Sonrió ante mis palabras. Y él se inclinó hacia mi besando mi frente.

—A mi también —confesó él.

Me quedé pegada a el cristal mientras lo miraba ponerse el boxer. Aún me sentía un poco débil y cansada. El tomó su camisa y no entendía que haría hasta que vino hacia mi, y me hizo ponermela. No chisté y tampoco me quejé.
Esta me quedó grande y me dió por la mitad de los muslos. Un poco corta.

El se agachó tomando las cosas esparcidas en el suelo, y entonces extendió su mano hacia mi.

—Ven.

No dudé ni siquiera un segundo y le dí mi mano dejando que el me guiara. Salimos de su oficina y luego recorrimos el pasillo llegando a las escaleras para subirlas y nos dirigimos continuamente a su habitacion.
El puso las cosas en uno de los sofás sin soltar mi mano y me hizo seguirlo hacia otro lado de la habitación entrando a otro cuarto grande también. Se encontraba toda su ropa -y de hecho tenía muchísima- y también estaba el baño. Con una tina gigante en el medio.

—Ve dandote un baño —dice, acariciando mi pelo y besando mi mejilla—. Prepararé algo de comer y subiré.

—Está bien —asentí y el me sonrió acariciando mi mejilla antes de salir.

Miré curiosa a mi alrededor y luego comencé a quitarme la camisa para ir hacia la tina. La cuál incluso ya hacía preparada y con espuma también.
Coloqué varios mechones de mi pelo detrás de mis orejas y metí primero un pie en la tina, luego el segundo, hasta adentrarme entonces por completo en esta y que el agua relajante me rodease.

   
                          Jungkook;

Abrí el frigorífico y comencé a sacar la fruta que ya hacía allí guardada en la parte que la señora Ana las ponía cuando iba de compra. Coloqué las que quedaban y comencé a prepararlas colocandolas en un plato.

Cuando finalicé de cortar estas y de ponerlas encima del plato tomé este y me dirigí nuevamente a mi habitación.
Cerré la puerta detrás de mi y continué mi camino hasta entrar al baño. Al hacerlo, me detuve por segundos observando a Hyeri.

Ella estaba concentrada jugando con las espumas de la tina, y si de por sí, era preciosa, ahora se veía aún más, estando así dentro de la tina, con el jabón encima de su cuerpo. Mirando entretenida cualquier punto.

Ella se dá cuenta de mi presencia, y me mira. Sonrió, reflejando inocencia.

—¿No vas a venir? —pregunta.

No digo nada y entonces continúo hasta llegar a ella que me sigue con la mirada mientras apoya sus brazo en el borde de la tina.

—Traje fruta —digo entonces colocando esta encima de un murito al lado de la tina. Estando cerca de esta para poder comer.

Never Be The Same #𝟏 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora