Capitulo 2.

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Un hombre mayor, de unos 38 años, se acercó rápidamente a una puerta cerrada. Con un movimiento brusco, la abrió de golpe y corrió las cortinas, inundando la habitación con una luz brillante que despertó abruptamente al joven que dormía en la cama.

—¡Príncipe! ¡Es hora de levantarse! No puede seguir...

—Sí, sí, ya te oí —respondió el joven, aún adormilado, mientras se sentaba en la cama, entrecerrando los ojos para mirar a su mayordomo—. ¿Qué es tan importante para que me despiertes a estas horas, Fran?

—Primero que nada, ya son las diez de la mañana. Le recuerdo que tiene responsabilidades como príncipe y futuro heredero del trono. Segundo, el rey y la reina han solicitado su presencia en la mesa para desayunar; tienen algo importante que comunicarle.

—Seguro esto es cosa de mi madre… no me deja descansar ni un segundo —refunfuñó Noah, bostezando mientras se ponía de pie.

<<Definitivamente quedarme hasta tarde practicando no fue una buena idea. Me duele todo el cuerpo.>> Pensó mientras se desperezaba.

—Bueno, lo dejo para que se aliste. Avisaré a mi señora que ya está despierto —dijo Fran, haciendo una reverencia antes de salir de la habitación.

—Como digas... —murmuró Noah, frotándose los ojos.

(🕘)

Después de vestirse, Noah bajó al comedor para reunirse con su familia.

—Buenos días —saludó al sentarse al lado de su hermana Diana.

—¡Buenos días! —respondió la reina Madelyn con una expresión severa—. ¡Casi es mediodía!

—Madre, por favor, no seas dramática —replicó Noah, tomando su tenedor con desgano.

—¡NOAH! Eres un príncipe. A estas horas ya deberías estar cumpliendo con tus obligaciones.

—Está bien, pero no grites —respondió él, intentando ignorar la reprimenda.

—¿Podemos tener un desayuno tranquilo, por favor? —intervino el rey Ismael, mirando a su esposa con calma. El silencio se apoderó de la mesa, y todos continuaron desayunando.

Sin embargo, después de un rato, la reina Madelyn dejó de comer y fijó su mirada en Noah. Notando esto, el joven príncipe también dejó su comida.

—¿Pasa algo, madre?

—No, solo… veo que mi hijo ya es todo un hombre —dijo la reina con una sonrisa.

Noah levantó una ceja, sospechando que algo importante venía.

—Ajá... ¿qué es lo que me quieres decir?

—Será mejor que te lo diga tu padre. Es algo de mucha relevancia.

—Madre, me estás asustando. ¿Qué está pasando? —preguntó Noah, cada vez más nervioso.

—No te preocupes, hijo, no es nada malo —intervino el rey Ismael—. De hecho, es algo bueno.

—Padre, por favor, sean directos —insistió Noah.

—Tu madre y yo hemos decidido que ya es hora —anunció el rey.

—¿Hora de qué? —preguntó Noah, frunciendo el ceño.

—Es hora de que te cases.

—¡¿Qué?! —exclamó Noah, casi atragantándose con el jugo que estaba bebiendo. Se levantó de un salto, completamente sorprendido.

—Es lo mejor para ti y para el reino —dijo la reina Madelyn con firmeza.

—No, madre, esto no es lo mejor para nadie. Además, aún no he encontrado a nadie.

—No te preocupes, ya hemos hablado con el reino vecino. Están de acuerdo en darnos a su hija menor en matrimonio. Pediremos su mano dentro de un mes.

—¡¿Qué?! ¡¿Con esa chica?! Claro que no, no me casaré con esa presumida.

—¡NO ME IMPORTA! ¡TE CASARÁS Y PUNTO! ¡FIN DE LA DISCUSIÓN! —gritó la reina, golpeando la mesa.

—Eso ya lo veremos, madre —respondió Noah fríamente, antes de dar media vuelta y salir del comedor.

—¡NOAH! ¡REGRESA AHORA MISMO! —gritó la reina furiosa, pero él ya había desaparecido.

—Madre, déjalo. Yo hablaré con él —dijo Diana, poniéndose de pie para seguir a su hermano.

Continuará...

la novia del príncipe 👑✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora