Capitulo 8.

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Al amanecer, Maya se levantó algo agotada. La noche anterior la había pasado empacando para su traslado al reino, intentando asegurarse de que no olvidaba nada importante. Miró a su lado y vio a Keyti, su pequeña hermana, durmiendo profundamente. Con delicadeza, le apartó un rizo de su rostro, observando los rasgos que ambas compartían y que les recordaban a su madre. Maya no pudo evitar sentir una punzada de tristeza al pensar en ella.

Suspirando, se puso de pie y comenzó a vestirse, revisando una última vez sus pertenencias. Justo entonces escuchó el timbre. Rápidamente, fue a abrir la puerta y se encontró con Nerjis.

—¡Hola! —saludó él con una sonrisa entusiasta.

—¡Ah, hola, Nerjis! —respondió Maya, devolviéndole la sonrisa.

—Qué bueno que aún no te has ido —dijo él con un tono de alivio.

—No hables como si no fuera a venir a visitarte —contestó Maya, mirándolo con su típica expresión traviesa que siempre lo desarmaba. Entonces, su atención se desvió a una caja que Nerjis tenía detrás de él—. Oye, ¿qué es eso? —preguntó, señalando la caja con curiosidad.

—¡Ah! Lo había olvidado —Nerjis levantó la caja y entró en la casa, mientras Maya lo miraba cada vez más intrigada.

—¡Nerjis! ¿Qué hay ahí dentro? ¡Dime ya! —insistió, impaciente.

—Bueno… mi madre se enteró de que te ibas al reino y decidió hacerte un regalo.

—¿Un regalo? —preguntó Maya, sin entender. Entonces, Nerjis abrió la caja, revelando un hermoso vestido amarillo que parecía hecho a la medida y brillaba con una suavidad especial.

—¡Tarán! —exclamó Nerjis, mostrando el vestido.

Maya lo observó, boquiabierta y maravillada, sin poder creer que fuera para ella.

—Es hermoso… ¿de dónde lo sacaste?

—Mi madre lo hizo para ti, Maya.

—¿¡En serio!? —exclamó ella, incrédula y, al mismo tiempo, profundamente emocionada.

—Claro que sí, era necesario. Vas a conocer al rey y la reina; no puedes ir con cualquier cosa —respondió Nerjis, mirándola con seriedad.

—Bueno, entonces dile a tu madre que le agradezco mucho —dijo Maya, sintiéndose un poco abrumada y conmovida por el gesto. Se fue a cambiar, y cuando regresó, el vestido le quedaba perfecto, resaltando su figura y su belleza natural.

—¡Maya! —dijo Nerjis, maravillado—. Te ves increíble.

En ese momento, escucharon el sonido de un golpeteo en la puerta. Maya se apresuró a abrir y vio a Noah, acompañado de varios guardias. Él se quedó sin palabras al verla, como si el tiempo se detuviera un instante, incapaz de apartar la mirada de ella.

—Noah, ya estás aquí —dijo Maya, rompiendo el silencio y sacándolo de su trance.

—Ah, hola, Maya —respondió él, claramente nervioso.

—¿Nos vamos? —preguntó Noah, mirando a su alrededor.

—Sí, déjame hacer algo primero —respondió Maya antes de ir a buscar a Keyti.

la novia del príncipe 👑✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora