Termino de ponerme un vestido negro y ponerme perfume cuando alguien toca la puerta, cuando voy a abrir veo a un elegante Carlos vestido con una camisa blanca remangada hasta las codos, unos pantalones negros de vestir y con un embriagador olor a su perfume favorito que ahora se ha convertido en el mío.
-Alguien a pedido un pibón en esta habitación?-
-Sí yo pero creo que todavía no ha llegado- esa no se la esperaba.
-Pues lamento decirte que tienes el gusto un poco por los suelos-
-Vámonos anda que se hace tarde-
-Sí mamá-
-No te atrevas a llamarme así-
-O si no qué-
-Me voy con el primer monegasco buenorro que me encuentre por la calle-
-Vale vale tu ganas ya me callo pero no te vayas con Leclerc por favor-
Que pesadito es el chaval.
Fuimos por el paseo marítimo andando hasta el restaurante ya que no estaba muy lejos y hacia una buena noche.
-Estás muy guapa Lía, así te aseguro que tendrás a todos los monegascos que tu quieras detrás tuya-
-Enserio tienes que estropearlo todo diciendo esas cosas? pero tu también estás muy guapo-
- Yo? siempre- lo miro con una ceja enarcada mientras él me mira con una cara de autosuficiencia.
-Tienes el ego muy alto señorito-
-Es lo que tiene estar en Mónaco, se me ha subido a la cabeza-
Para el resto del camino él me abraza por los hombros y me estrecha contra él mientras yo apoyo mi cabeza en su hombro, vamos recordando anécdotas de nuestra infancia juntos.
La gente nos mira como si fuéramos una pareja de novios enamorados pero no me importa lo más mínimo y así hasta que llegamos al dichoso restaurante.
Es bastante elegante y tiene pinta de caro pero no nos importa ahora que podemos hacerlo y nos lo podemos permitir.
La cena transcurre de maravilla, hablamos de temas triviales sin importancia.
Ya cuando terminamos Carlos no me dejó pagar con la excusa de que gracias a mi él nunca hubiera aprobado los exámenes y me quería devolver el favor.
Cuando terminamos de cenar fuimos a recorrer un poco la ciudad pero no se ni cuando ni como acabamos en el puerto de Monte Carlo, se nota que nos gusta el mar.
vamos agarrados de la mano mientras nos comemos un helado y cotilleamos los yates que hay aparcados hasta que veo el que tanto estaba esperando ver en algún momento de mi vida.
El yate gris y negro bautizado con el nombre de Sedici, dieciséis es italiano, mi corazón late con mucha prisa y esperanzas de que no sea una ilusión óptica pero efectivamente los compruebo justo cuando veo a su propietario salir de él, en ese momento siento que me voy a desmayar.
-CARLOS CARLOS- Le aprieto tanto el brazo que creo que le he provocado moratones.
-Que que pasa?-
-Es es es él, Carlos ese es el puto Charles Marc Hervé Perceval Leclerc y está en frente de nosotros-
-DIOS SANTO DE MI VIDA ES ÉL- Vemos salir a otra persona más y ahí sentí a Carlos ponerse más histérico aún.
-Es quien creo que es verdad?- me pregunta.
Charles está con Carlos Sainz en Mónaco justamente donde estamos nosotros.
Después de este mini infarto, reaccionamos y dudamos en si nos acercamos o no vaya ser que se molesten pero con un amigo como el mío lo de no hacer nada no es una opción.
(a partir de ahora se supone que están hablando en inglés pero claro lo pongo en español)
-Charles, Carlos hola podemos hacernos una foto?-
Charles: Claro porque no, subid si queréis.
Carlos: Verás somos muy fans vuestros y esto es un sueño hecho realidad- dice mi amigo mientras me arrastra a la rampilla para subir al yate, no me creo que esto este pasando.
Carlos S: de donde sois? no parecéis de aquí.
Carlos: Si es que somos españoles- le dijo mi amigo en español a su tocayo.
Carlos S: vaya que sorpresa, me alegra conocer a fans españoles.
Durante todo este tiempo he estado perdida en la verdosa mirada del monegasco que tampoco dudaba en apartarme la mirada, la camisa de lino entra abierta remangada, con una bandana en la frente y la piel un poco quemada del sol hace que mi cuerpo parezca una chimenea ahora mismo. Estoy tan perdida en su mirada y él en a mía que ni siquiera hacemos caso a la conversación de los Carlos.
Hasta que noto como me mueven el hombro reclamando mi atención, Carlos amigo te odio en este preciso instante, así que me veo obligada a apartar la mirada no sin antes ver como se le escapa una sonrisa tonta que hace que me derrita por dentro.
Carlos: bueno si no es mucha molestia nos podemos hacer una foto?
Carlos S: Claro
mi amigo saca su móvil mientras que se posiciona un poco más adelante para que salgamos todos, mientras Carlos y Charles se posicionan a ambos lados, Carlos no se atreve a tocarme cosa que me hace sentir segura, pero de repente noto una mano firme justo en mi espalda baja, demasiado baja diría yo.
Miro a mi izquierda y veo que es Charles el que me sujeta ahora por la cintura pegándome más a su cuerpo si es que sea posible, noto como algo se revuelve en mi estómago pero lo ignoro y miro hacia el móvil de mi amigo y espero a que saque la foto.
Cuando creí que ya nos separaríamos Charles tarda un poco más y cuando lo hace, lo hace rozando su mano en mi espalda baja descubierta por el vestido provocando que mi piel se erice, lo miro por segunda vez a los ojos, esos hermosos ojos que me tienen loca y lo que menos me esperaba era que me guiñara el ojo para después soltar una de sus sonrisas que te embarazan solo con verla.
Para rematar se acerca peligrosamente a mi oído.
-Dile a tu novio que se le ha escapado una obra de arte del museo- para mi sorpresa me lo dijo en español lo que me extraña aún más.
Después de este episodio caliente, mi amigo se despide de los pilotos mientras yo intento procesarlo todo.
Una vez que estamos a solas, Carlos me mira con cara de que mierda ha pasado ahí y se exactamente a lo que se refiere.
-Mañana te cuento, ahora mismo no estoy segura de lo que ha pasado-
Nos vamos cada uno a su apartamento y hasta mañana.
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Tu fan #1
FanfictionLía, una chica normal y corriente de 24 años que cumple sus sueños donde más deseaba, en La Fórmula 1.