Bienvenidos a mi hogar

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-Pasajeros con destino Sevilla SVQ...- Al escuchar que nuestro vuelo es llamado por los altavoces todos nos dirigimos a nuestra puerta de embarque.

Primero íbamos mi mejor amigo y yo, atrás Pierre y Daniel y por último Carlos y Lando que no paraban de corretear.

-Chicos por Dios parad ya, parecéis niños- les reclamó Pierre a ambos después de que hubieran provocado varias caídas a otras personas que estaban por allí.

-Yo no los conozco, no vengo con ellos- Dice el francés poniéndose a mi lado.

Después de un rato más andando llegamos a la puerta de embarque donde todos enseñamos nuestra identificación y billete de avión.

-Yo voy a a entrar antes que tú idiota- Grita Lando mientras corre por el túnel que nos llevaba hacia el avión.

-No si yo te alcanzo- Dice Carlos para correr tras él y cuando llega a su altura lo tira al suelo.

Lando se queda sentado en el suelo con las piernas abiertas y cruzado de brazos como un niño pequeño.

-Que le ha pasado al ricitos de oro?- le digo yo agachándome a su altura, poso mi mano en su mentón para levantarle la cara. Pude ver como hacía pucheros como un bebé.

-Carlos me ha empujado, me duele- Me dice siguiéndome el rollo con voz de nene pequeñito.

-Yo lo voy a regañar vale? Pero ahora tenemos que entrar al avión o si no te quedas sin piruleta-

-Ahh yo quiero una piruletaa- Dice Daniel de repente.

-No, solo hay para mí- Le contesta Lando mientras se levanta y le saca la lengua a lo que Daniel le responde de igual manera.

Y por fin dentro del avión me senté en la ventana con mi mejor amigo al lado y Pierre, los cuales nada más sentarse ya estaban en el quinto sueño.

Por lo menos va a ser un vuelo tranquilo, con mis canciones de Harry Styles, Taylor, Louis, Lana Del Rey y así podría durar todo el viaje.

No pude pegar ojo durante todo el viaje pensando en que volveré a ver a mis abuelos, a mis padres, a mis tíos y a mi prima pequeña, como la hecho de menos. Ha sido menos de un mes y  han sido las mejores semanas de mi vida.

Cuando sentí como las ruedas del avión aterrizaban en pista, los nervios crecían cada vez más y con ellos las ganas de abrazar a mi familia. 

-Señores pasajeros bienvenidos a Sevilla, actualmente son las 18:30 y gracias por volar con nosotros- Bueno pues aquí estamos por fin.

-Carlos, Pierre ya hemos llegado, ehh despertaos- Tenían el sueño bastante pesado.

Le cogí de los pelos a mi mejor amigo moviéndolo hacia los lados hasta que por fin despertó.

-Ay mujer que duele- dice medio dormido.

-Venga que ya hemos llegado-

-Ya? Pero habíamos salido siquiera?- Ay Dios.

-A ver quien levanta a este- digo refiriéndome a Pierre.

-Yo lo despierto- dice mi amigo.

Carlos se moja el dedo en saliva, ya lo veo venir, y le mete el dedo en la oreja provocando que el francés salte del susto y nosotros nos partiéramos de risa.

-AHH QUÉ HACES ¡puaj! qué asqueroso eres tío- ea ya se puso de malas, lo digo porque se que cuando se pone así lo que hace es ponerse las gafas de sol aunque estemos en un sitio cerrado y apretar la mandíbula.

-Es que si no a ver quién tenía cojones de despertarte- se intenta explicar Carlos.

Y nos bajamos y no dirigimos a la salida donde supuestamente están mis padres esperándonos.

Tu fan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora