Wanted

25

El sonido de una gaviota la desperto de su pesado sueño. Confundida y desorientada, Reina se levanto de la cama para vestirse, no queria dejar que algun tripulante la encontrara en el camarote del capitan. Se detuvo con una de sus manos en el pomo de la puerta, sus mejillas se tiñeron rapidamente de un fuerte rubor al recordar la noche anterior, para su mala suerte, al salir tropezo con Hongo en el pasillo mientras este bajaba desde la cubierta. El hombre le recorrio el cuerpo rapidamente, haciendo un chequeo medico.

—Buenos días, se encuentra mejor?— la pregunta no parecio hecha con segundas intenciones, pero Reina estaba lo suficientemente avergonzada para malinterpretarlo. Aun asi, Hongo siguio hablando ignorando el origen de su verguenza— Conociendo al capitan, seguramente fue gentil con usted. Pero no hace poco tuvo una recaida, asi que debe estar atenta.

El medico del Red Force continuo hablando sobre la importancia de su salud y como esta podria afectar el temperamente de su capitan. Al principio Reina creia que Hongo era un simple matasanos, pero despues de salvarle la vida en Dressrosa su opinion hacia él habia cambiado considerablemente, era un hombre diestro y estudiado. Se le hacia extraño que continuara aquella vida de pirata en vez de abrir un negocio en tierra firme. Un repentino chasquido la volvio a la realidad, sobresaltandola. Hongo se volvio hacia ella como si hubiera olvidado algo.

—No creo que sea buena idea subir a cubierta. El capitan esta en reunion en estos momentos y la mayoria de los tripulantes sabemos lo que ha paso entre ustedes anoche— Reina abrio la boca para contestar mordazmente, pero la verguenza pudo mas que su orgullo. Al verla emudecida, Hongo rio suavemente— No querra ser el centro de atencion o si? Vuelva al camarote, ya le dire a uno de los grumetes que le lleve el desayuno.

Devuelta en el camarote de Shanks, golpeo sus mejillas rosadas con sus frias manos, tratando de no perder el control de sus emociones. Había hecho el amor con Shanks, uno de los emperadores del Nuevo Mundo y todo el maldito barco lo sabia.

Se recosto en la cama, sintiendose como una adolescente. No se arrepentía de la torpe decision que habia tomado producto del calor del momento. Pues Shanks era tal como se lo había imaginado; El tipo de amante habilidoso, apasionado y sensual. Aquella forzosa intervención nocturna solo había aflorado en ella la necesidad de querer más de él. Y al final de aquella magica velada, ese sentimiento solo le produjo temor.

Su ansiedad desbordo su mente por el resto de la noche con escenarios negativos con relacion a Shanks. En aquel momento, en su juventud, siempre tuvo en cuenta que la vida de un pirata no era sencilla, pero si era eso o seguir encadenada de Lorrain, eligiria cualquier cosa con tal de ser libre.

O eso era lo que pensaba.

Tras ser vendida por Lorrain, supo realmente lo que significaba el infierno.

Supo que a veces ciertas elecciones no eran las adecuadas, y que estas solo la conducirian a un infierno mayor. Por esa razon, debia mantener la mente centrada sin dejar que el corazon tomara el control de sus decisiones. Por lo que decidio que una vez el trato se cumpliera, ella dejaria el barco y trataria de volver a su estilo de vida. Antes de zarpar, el Gorosei le habia dado un ultimatum, asi que no podia regresar a Mary Geoise sin el permiso de los de arriba. De modo que basicamente sus opciones eran regresar y entregar el titulo, cosa que sus abuelos no permitirian o morir bajo la orden de la Ley de los Tenryubitos. Ya no poseia barco y el dinero probablemente se haya añadido a la extensa banca de los pitatas de Akagami. Estaba arruinada.

Se movió en la cama para buscar una mejor posición para descansar, el camarote de Shanks era mucho más ventilado que el suyo, la cama era grande y acolchada, por lo que no entendía porque le gustaba dormir en las islas a la intemperie. Paso su manos por el espacio vacío, dónde debía de haber estado descansando el cuerpo del pelirrojo.