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—Y después de soltar todas esas estupideces, la dejaste en su camarote encerrada como un perro?— comentó Beck mientras se servía otra jarra de cerveza, antes de volver con su capitán. Al pelirrojo se le veía depresivo, algo poco común de ver— Es raro viniendo de ti. Usualmente se te dan bien las mujeres.

Shanks se atuso el cabello antes de volver a tomar un buen trago de cerveza. Había sido una suerte que Beckmann ya se encontrara en el barco cuando Reina y él llegaron. Después de aquella demostración de machismo posesivo Reina se había mantenido callada y distante el resto del camino. Se había dejado de aferrar a él, como si quisiera delimitar con una línea invisible sus propios sentimientos.

Los Tenryūbitos normalmente eran arrogantes, egocéntricos y narcisistas; cuando descubrió repentinamente que Reina era parte de esa esfera creyó que se había convertido en un igual, pero a los minutos supo que estaba equivocado. Un dragón celestial no se preocupaba por los demás, ni sentía empatía por otros que no fueran ellos mismos. Pero a pesar de tener unas cualidades buenas, se veía infeliz, insegura, con un miedo constante a algo que él aún no comprendía.

La cabeza de Akagami comenzó a buscar razones. Llenandose de todo tipo de escenarios, en dónde Reina era sometida y forzada por algún esposo a hacer algo que ella no quería. Olfan no había mencionado hace días que Reina era castigada por sus abuelos? Cómo sabía todo aquello y aún así podía contarlo de forma tan indiferente?. Su mente comenzó a enloquecer con ese pensamiento. Beck debió ver las banderas rojas en ese momento, pues sostuvo su mano en el hombro del pelirrojo con fuerza, para que no pudiera levantarse más de su asiento.

—Los muchachos están buscando a Olfan— busco un tema que hiciera desviar los pensamientos de su capitán. Nombrar la búsqueda del guardaespaldas de Reina pareció ser una buena idea, pues los hombros de Akagami se relajaron y volvió a sentarse, tomando otro sorbo de cerveza— No hay rastros de él en el pueblo y lo último que vieron los granujas que cuidan los alrededores de la Taberna es que "Discutió algo con su mujer y está lo abandonó sin previo aviso"

—Reina dijo que engaño y escapó de su vista— recordó el pelirrojo.

El rostro de Beck se volvió estoico nuevamente, sombrío.

—Le pagamos a un campesino que pasaba cerca cuando ambos salieron. Cuenta exactamente lo mismo, ambos discutieron sobre algo que desconocemos y después caminaron en diferentes direcciones— observo el pequeño remolino que se estaba formando en el centro de la jarra de su cerveza. Cómo si pudiera leer el futuro por medio de las ondas amarillentas— Traman algo, Shanks...

—Entonces matalo en cuanto lo encuentres. Le diremos a Reina que algún pirata lo atacó por la noche.

La dureza de su voz sorprendio a Beck. Su capitán era uno de los Yonkou más temidos, así que no debería de sorprenderse al escucharle decir aquello. Pero algo simplemente no se sentía bien cuando lo escuchaba expresarse de esa manera. Lo que lo llevo a una interrugante que lo había estado acosando desde que la mujer estuvo abordo.

—Capitán, haz hecho una promesa con esa mujer de dejarla libre en cuanto los esclavos estuvieran devuelta en sus tierras... Por el Den den mushi, sabemos que están muy cerca de llegar a su destino— los ojos de ambos se encontraron, la tensión que emanaba del gris acero de los ojos del pelirrojo le indicaban a Beck que el rumbo de la conversación se estaba tornando indeseable— Sé que eres un hombre de palabra. Pero también sé lo mucho que te costó encontrarla, por lo que puedo entender que no quieras...

—Cumpliré con mi palabra — interrumpió el pelirrojo mientras se tomaba el resto de su jarra de cerveza— A menos que ella me pida lo contrario...

Beck analizó su expresión antes de relajarse en su asiento.

—Supongo que acabarás todas las vías posibles— quito de las manos la jarra vacía de su capitán, para servirle una nueva— Primero tendrás que quitarle esa "maldición" que le puso el usuario de la fruta del diablo.

WantedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora