Wanted

22

Cuando ambos volvieron al campamento. Reina se sorprendió al ver qué todos se encontraban despiertos, con la fogata encendida y las cacerolas al fuego cocinando alguna especie de brebaje. Las jarras de cerveza estaban nuevamente en las manos de cada pirata y hablaba de cualquier tontería que se les pasaba por la cabeza, era como si nunca hubieran estado dormidos.

Beckmann la observo con el gesto ceñudo mientras fumaba un poco de su cigarro. Yasopp le saludo enérgico, agitando su jarra de cerveza por encima de su cabeza. Limonjuice y Hongo hicieron algún chiste doble sentido a su capitán lo que hizo reír al pelirrojo, Lucky simplemente los observo en silencio mientras devoraba toda la comida que le servían. Olfan se levantó para comprobar que su señora estuviera en buenas condiciones, pero sus manos no llegaron a tocarla al sentir la pesada mirada de Akagami sobre él.

Reina desconocía sobre la amenaza que el capitán del Red Force le había proferido esa mañana.

—Estoy bien, Olfan— le sonrió con dulzura al ver la preocupación de su protector— Akagami me ha protegido, no tienes de que preocuparte.

—Ya la oíste... Vuelve a tu asiento— la voz grave del capitán lo hizo volverse para sentarse nuevamente en el puesto que le habían asignado. Y si bien, Akagami trataba a Reina como una dama hecha de cristal, no podía decir lo mismo de su trato. Sabía que todo se resumía a su absurda posesividad, después de todo, para él su señora no era más que un gran botín al que no quería renunciar.

Shanks guío a Reina entre sus hombres para sentarla junto a él en el punto más despejado de su pequeño e improvisado campamento. Olfan los observo mientras unos aprendices corrían y peleaban por ser quienes le diera a Shanks la jarra de cerveza, dándoles un pequeño vaso con el líquido amarillento a la Tenryūbito. Ella lo observó con disgusto, pero el pelirrojo dijo algo en voz baja y ella reaccionó con desagrado, bebiendo poco después del vaso a sorbos cortos.

El ex pirata contemplo a Reina desde su asiento. La mujer no había parecido darse cuenta de que todos y cada uno de los tripulantes del Red Force se dieron cuenta de su pequeña huida. Todos se habían hecho los dormidos, para que está tuviera el impulso de ir tras la ilusión del reptil. Akagami no Shanks sabía que ella iría tras el animal, y todos habían obedecido la orden de dejarles solos en cuanto él fuera tras ella. Olfan miro el líquido casi entero en su jarra, como las ondas se unían en el punto medio. Era un demonio, un manipulador.

🍶

—Cántanos algo...— ordenó Shanks alegre tras beber varias jarras de cerveza.

Reina no esperaba que le obligarán a cantar por lo que simplemente negó con la cabeza, volviendo a poner su atención en el plato. El pelirrojo se levantó al ver su negativa, a lo que Olfan pensó que iba a usar la intimidación para lograr su objetivo.

—Capitán... Nunca he escuchado a Reina cantar, llevo años a su servicio y no creo que sepa hacerlo— la mujer le miro ceñuda, ignorando la necesidad de demostrarle que estaba equivocado— Rara vez los Tenryūbito tienen un talento desarrollado, son demasiado orgullosos de sí mismos como para "practicar" una disciplina.

Se escuchó la voz de la mujer advirtiéndole que lo estaba escuchando, pero a Olfan le importo un comino. Reina pertenecía a los escasos nobles que poseían su propia perspectiva del mundo, fuera de la arraigada educación de los Tenryūbito. Fue esclavo durante mucho tiempo a las sombras del forzado matrimonio de la chica, Reina en ese entonces debía haber cumplido los 17 años. Esos días fueron un infierno para él hasta que el esposo de ella murió y Reina libero a todos los esclavos de su mansión.

Muchos le rogaron que los devolviera a sus tierras, cosa que ella accedió con disimulo y otros, como él, que no tenían hogar al que volver, le juraron lealtad y pretendieron ser esclavos para estar a su servicio. Olfan observo el delicado cuerpo de su patrona, era una mujer que necesitaba protección y alguien que merecía vivir una vida llena de libertad.