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Se mantuvieron un largo rato en silencio. Reina estuvo a punto de dormirse, cuando escucho la dulce risa de un niño. Alzó la vista hacia la dirección del sonido y observo a el aprendiz Shanks a lo lejos, detrás de un árbol. Se froto los ojos al pensar que se trataba de una alucinación, pero el joven pelirrojo se encontraba en el mismo sitio, invitándola a que lo siguiera.

Al verla entretenerse con algo a la distancia, Akagami curioseo el curso de su mirada, viendo lo que creía era el objeto que había llamado su atención.

—¿Que ven tus ojos, cuando lo observas? — la mujer iba a responderle automáticamente, pero decidió guardar silencio al recordar lo que había descubierto en Dressrosa. Ante su reserva, Akagami explico porque le preguntaba algo tan extraño— Está isla tiene muchos lugares interesantes que no encontrarás en ningún otro lugar del mundo, pero también tiene sus peligros... Y eso que ves, es uno de ellos— lo que escuchaba Shanks no era la misma que oía Reina, en su caso, era una dulce voz que cantaba una melodía conocida. Llenándolo de momentos que anhelaba rememorar- Algunos piratas e isleños de las islas vecina las llaman las ninfas del diablo, es un reptil que utiliza ilusiones para atraerte a su nido.

Reina observo como el joven Shanks la saludaba con la mano, mostrando una gran sonrisa, la misma que había usado cuando se despidió de ella. Lo que decía el pelirrojo tenía sentido, después de todo, el aprendiz de Roger debería tener su misma edad, si es que aún se encontraba vivo.

—¿Qué es lo que ves tu? —pregunto la mujer curiosa.

Él observo el lugar donde debería estar la ilusión, luego se volvió nuevamente para ver el camino que recorrían ya que la tierra comenzaba a ser más rocosa a medida se acercaban al tope de la montaña.

—No veo nada. Pero la escucho cantar— respondió algo contrariado, no quería revelarle información que pudiera conectar con su pasado. Aún no era el momento de que ella supiera quién era él— Ya que no puede atraerme con una visión, intenta forzar mis otros sentidos para que la siga.

Hubo otro largo silencio entre ellos. Shanks pensó que ella no volvería a hablar, por lo que continúo caminando para seguir el paso de su tripulación. Para su sorpresa, Reina le reveló un poco de su pasado.

—Yo veo a un chico... De aproximadamente 13 años— Ella se recostó nuevamente del costal sin dejar de observar la imagen del joven aprendiz. Ahora que su recuerdo estaba más fresco, podía ver en Akagami rasgos del muchacho. Aunque solo podría tratarse de una mera casualidad— Fue mi primer amor, no he vuelto a verlo. Ni siquiera sé si aún sigue con vida.

Ahora le tocó a él mantenerse silencio, como si estuviera meditando muy bien sus palabras.

—Dicen que las ninfas del diablo te muestran aquello que más anhelas— La mujer volvió a chillar cuando Akagami toqueteo nuevamente su pierna— Mi anhelo ha sido saciado a medias, por eso no puedo ver la visión. Pero puedo escucharla, la dulce voz de esa mujer.

Algo en el corazón de Reina se removió desagradablemente. ¿Era posible que estuviera celosa? ¿De una mujer que ni siquiera conocía?

Patrañas, solo se había sentido levemente interesada en el pasado del pelirrojo. Él no era Shanks, se rehusaba a creer que esa información fuera verdad.

🍶

Al anochecer, bajo la luz de la luna y con el agua casi rozando la punta de sus pies. Observo el Galeón a la distancia, al igual que ellos el barco había ascendido gracias a la marea. Se veía como cualquier otra nave, subiendo y bajando sobre la espumosa cresta de las olas iluminado solo por la luz de la luna. Al sentirse sola, en el silencio nocturno. No pudo escapar de sus propios pensamientos, de todo lo que había pasado desde que Akagami la llevo en contra de su voluntad.

Cómo si lo hubiera llamado, Reina se sorprendió al volver a ver la ilusión de Shanks. Está vez, era una visión de un hombre más adulto. Era la viva imagen de Akagami, solo qué Shanks no tenía la cicatriz en el ojo izquierdo y no le faltaba ninguna extremidad. Al notar que ella le miraba, el pelirrojo hizo una seña con su mano para que lo siguiera.

—Ven... He esperado por ti durante mucho tiempo— Después de decir aquello, el hombre desapareció cuesta abajo, por un lado, de la isla que no parecía hundirse.

Reina recordó todo lo que le había explicado Akagami sobre las ilusiones, así que su lógica le decía que no debía ignorarlo. Pero, su corazón anhelaba volver a ver al aprendiz, quería confirmar que Shanks no era Akagami. Quería descubrir la verdad.

Se levantó con sumo cuidado, para no hacer ruido ni despertar a nadie. Todos estaban borrachos, con la guardia baja al pensar que ningún barco se acercaría al ver el gran galeón pirata atracado en el arrecife. Se fue descalza caminando de puntillas para escurrirse por dónde el aprendiz de Roger se había ido. Antes de desaparecer, se volvió para comprobar si algún tripulante había percibido su presencia, pero ningún cuerpo se movió entre la oscuridad.

No tuvo que recorrer mucho para volver a encontrarlo, en cuanto se adentró a un pequeño bosque Shanks apareció detrás de uno de los árboles. Seguía siendo la imagen adulta del pelirrojo. Este la miro y volvió a hacerle una señal para que se acercará, volviendo a desaparecer cuesta abajo. Reina le siguió sin intentar hacer preguntas, de vez en cuando podía escuchar la voz ya desarrollada de Shanks «Por aquí» «Reina, has crecido tanto» «He esperado por ti» todo emulaba sus jóvenes fantasías, cuando aún no se había casado. Cuando aún no estaba marchita.

Al llegar a una cueva no pudo evitar asombrarse de lo hermoso que era. Mientras más de adentraba las paredes rocosas se cubrían de un cristal parecido a un espejo. Y, al llegar a su destino, descubrió un pequeño lago circular en que envolvía un espacio de tierra en el centro. La luz de la luna entraba por un orificio en el techo y hacia iluminar todo el lugar con cáusticas.

Era precioso, un escenario perfecto para hacer una actualización. La voz de su niña interna aclamaba cantar, con una necesidad tan fuerte que su yo adulto no pudo suprimir. Cerró sus ojos y pudo escuchar una ovación, estaba iniciando la obra de teatro.

Comenzó a tararear para iniciar con la canción. Mientras avanzaba al centro del espacio el eco de la cueva parecía armonizar con ella. Siguió cantando al sentir que su corazón se agitaba por la emoción que la envolvía. Cuánto tiempo hacía que no sacaba su voz? Pensaba que ya estaba marchita junto con sus recuerdos.

Subió un poco más el tono para hacerlo más agudo, caminando a través del pequeño charco de agua que parecía profundizarse más acordé continuaba caminado.

De un momento a otro se hundió por completo, aguanto la respiración observando el agua brillar como escarcha y el fondo tenebrosamente oscuro que parecía no tener fin. Nado hasta la orilla para al fin llegar al centro de su escenario imaginario. Empapada por completo, continúo cantando a todo pulmón sacando de ella todos los sentimientos y miedos que había ocultado en lo más profundo de su corazón. Su mente divagó, hasta llegar hasta la imagen del Shanks de la ilusión, que flotaba cómo una estela en el borde de la laguna. La ilusión pronto fue suspendida para su sorpresa por la imagen de Akagami. Su mente se llenó de todo tipo de imágenes, de su encuentro, sus disgustos, sus disculpas, su sonrisa.

Sus ojos se llevaron de lágrimas al pensar que sus recuerdos con el aprendiz iban a evaporarse para ser sustituidos por los de Akagami. ¿No podía haberse enamorado de él, o sí? Su corazón solo permitía a una sola persona, y ambos se separaron hace mucho tiempo. Él ya no era el mismo de antes. Cuando su canción iba a tomar el rumbo final, sintió la necesidad de susurrar el resto de la letra. Pero el gruñido de un enorme animal corto su inspiración de ipsofacto, abrió los ojos de golpe asustada. El monstruo que había mencionado Akagami había aparecido en escena.

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