Wanted

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Nota: Este capitulo tiene escenas subidas de tono, se recomienda discresion. No soy muy buena escribiendo escenas +18, sorry 🥹.

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—No hay nada que debas explicar...— no estaba enfadada de verdad, pero su voz había salido quejosa sin querer. Dejo los panfletos dónde estaban mientras se aclaraba la garganta— Ya tenía conocimiento sobre esto, solo que... No había terminado por creermelo.

Shanks maldijo en silencio, después de todo, Merline había hecho de las suyas al mencionar su verdadera identidad. Rápidamente se acercó a ella, tratando de obstaculizar cualquier via de escape. Estaba ansioso e incluso asustado. Sin embargo, Reina no había terminado de descifrar la razón por la que la veía de esa manera. Tenía miedo de que? De que ella fuera a divulgarlo al Gobierno? Acaso la información no era de dominio público o era otra cosa que ella desconocía?. No le importo, ya nada importaba. El temible de Akagami había resultado ser el adorable aprendiz, sus recuerdos sobre Shanks comenzaban poco a poco a sustituirse inevitablemente por la actualidad.

—Podrías apartarte? Si ya no tenemos nada de que hablar, volveré a mi camarote— con lo cerca que estaba podía sentir la vitalidad que emanaba del pelirrojo. Su camisón blanco estaba desaliñado y mucho más desabotonado de lo normal, lo que le daba una vista plena de su cuerpo tonificado. Trago saliva, recordando el ardiente beso que compartieron minutos atrás, no debía dejarse tentar por aquel cuerpo inquietante— Creo que aún estoy algo mareada, así que por favor, hazte a un lado.

Fue un error colocar su mano en su pecho para intentar apartarlo, en cuanto tocó su piel sintió un escalofríos agradable recorrer su cuerpo hasta la punta de los pies. La sensación de acariciarlo por completo fue tortuosa. Y tal vez él había sentido lo mismo, pensó ella, pues poco después aprisionó su mano con la suya.

—No vas a pedirme explicaciones?

—Las necesito?— pregunto la rubia fingiendo indiferencia.

—Maldita sea, no se cómo tratar tu indiferencia en esta situación... Realmente no te importa que yo sea «Él»?— pregunto dolido, ella no le miro a los ojos.

Claro que le importaba, pero sentía que no quería saber las respuestas. Si lo hacía, se vería obligada a tener que cumplir con su promesa de la niñez y debería de quedarse junto a él por el resto de su vida. Parecía que, alguna parte de sus fantasías se hacía realidad, pero no era algo que ella pudiera aceptar fácilmente. Gracias a que su esposo había muerto, los Tenryūbito le dieron la libertad de hacer lo que se le diera la gana con su título y poder. Había convertido el horroroso pasatiempo de su marido en una salvación para muchos, había hecho amistades a lo largo del mundo con gente importante y la personalidad que había construido en la sociedad había calado hasta llegar a los altos cargos de la marina.

Ahora su vida era la alta cúspide de la sociedad. Eventos sociales, caritativos, anónimos, ella vivía de todo aquello. Eran sus propias y silenciosas aventuras, y no iba a permitir que Shanks destruyera todo aquello que había construído con sudor y lágrimas. Quiso hacerse a un lado para continuar con su camino, pero el pelirrojo la arrinconó más hacía la mesa de su escritorio. Pudo sentir la presión de su miembro a través de la ropa. La sensación agradable que le recorrió el cuerpo al saber que él se sentía atraído de esa manera por ella.

—Te he buscado durante años...— comenzó, intentando persuadirla.

—No pedí que lo hicieras.

El capitán chasqueo la lengua ante su interrupción. Realmente ella iba a comportarse de esa manera? Justo cuando se habían revelado todas las interrogantes? No esperaba que estuviera feliz, pero al menos la indiferencia no era una de las reacciones que esperaba. Hacía poco estuvieron apunto de hacer el amor, de disfrutar plenamente el uno de otro, pero ahora ella tenía esa actitud solitaria y había enfriado todo rastro de la sensualidad que había percibido mientras la tenía debajo de él.