CAPÍTULO 17

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ALIADOS LEJANOS

Cada vez estaban más cerca de posicionarse a mis doce en punto, y mis esperanzas disminuían hasta que un disparo en el medio del bosque despertó la atención de los guardias. Miré entre los árboles cuando vi una bandada de pájaros salir asustados. Tenía miedo por Kilian, sobre todo porque casi todos los guardias se adentraron con rapidez para buscar la causa. Aun así, sabía que ese era mi momento. Cogí una piedra y se la lancé a los zapatos de Ariadna sin importarme el guardia que se encontraba a su lado, centrado en buscar el culpable del disparo.

Ariadna no se percató de las piedras hasta que le lancé la tercera e impactó con su rodilla. Hizo una mueca de dolor y ladeó su cabeza de un lado a otro hasta que me vio entre los arbustos de rodillas.

Agitó la cabeza confundida y noté que en sus labios se formuló la pregunta: "¿Qué haces?".

No tenía mucho tiempo, así que fui al grano y le indiqué por señas que necesitaba ayuda. Ella asintió y me indicó que esperase a que terminara su paseo rutinario. Eso significaba más tiempo esperando.

Pegué un respingo, asustada cuando las pisadas de los guardias se acercaban de nuevo, por lo que me introduje entre los matorrales y esperé a que se fueran. Todos ellos hablaban de que probablemente se trataba de un cazador que merodeaba por la zona. Enseguida, la figura de Kilian se acercó a mí procedente del bosque.

-¿Me puedes decir qué has hecho? ¡Te has ido corriendo sin más y por un momento pensé que me habías abandonado o te habías acobardado! -el rostro aturdido de Kilian se convirtió en una amplia sonrisa que odié. No soportaba que aquella situación que me había dejado sin habla le estuviera provocando gracia. -¿¡Es en serio!? ¿Ahora te ríes? ¡Pues a mí no me ha hecho ni gracia! ¡Pensé que te iban a capturar o algo peor! ... ¿¡Pero por qué te ríes!?

Se llevó los dedos al puente de la nariz para calmar su ataque de risa mientras que yo no entendía absolutamente nada.

-Nada, nada... Solo es que... Te has preocupado por mí.

Me aclaré la garganta un poco avergonzada.

-Bueno, sí. ¿Y qué? No tengo mucha más compañía ahora. -le resté importancia.

-Podrías ahorrarte el paripé y admitir de una vez que me necesitas. ¿Sabes? Desde que nos conocimos, nunca imaginé que te preocuparías por mí.

Le pegué un manotazo en el brazo para hacerlo callar.

-¡Au! -gritó dolorido, masajeándose el antebrazo con delicadeza y mirándome con ojos ofendido.

-Eso es por irte sin avisar. La próxima vez que tengas un plan, me lo dices y no tomes las decisiones por ti mismo.

-Bla. Bla. Bla.

Estuvimos esperando sentados tras el matorral el resto de la tarde. Tampoco hablamos de gran cosa, solo estuvimos haciendo bromas sobre cómo estarían tomándose mi familia la noticia de que había huido con un guardia del reino. Seguramente Keane estaría muy preocupada, buscando por tierra y mar restos de mi paradero. Cyra se sentiría más relajada porque ya sabía de adelanto mis intenciones y como ya conocía a Kilian, sabría que estaría con él. Padre... padre estaría hecho una furia conmigo. Y no lo culpo, si su reputación antes de mi numerito era penosa, ahora no me quería imaginar cómo le mirarían el resto de los dioses.

Cuando oímos pasos de vuelta, en efecto, Ari volvía con la mirada rígida en el suelo. Pensé que nos haría alguna señal, y me quedé decepcionada cuando se alejaron sin ninguna pista, hasta que un papel arrugado en forma de bola en mitad del sendero me llamó la atención. Me aseguré de que se había alejado lo suficiente para salir del escondite.

Eclipse de Sol [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora