CAPÍTULO 36

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NO CONFÍES EN NADIE

Me desperté recobrando la conciencia en el mismo lugar donde todo comenzó, con la diferencia de que Holbek ya no estaba, había desaparecido. Quizás fuera mejor así.

Kilian se acercó a mí y me ayudó a levantarme con rapidez.

-Tenemos que marcharnos Leyla. Nos han encontrado.

Sabía que no se refería a los guardias del Reino de la Oscuridad, ya que no parecían atacarnos entonces. Puede que Holbek diera la señal de paz con nosotros. Él se refería a los soldados de mi padre, quienes no habían descansado durante todo ese tiempo para encontrarme. Y tenía asegurado que en un momento u otro iba a pasar, que mi padre por fin me capturase para devolverme a la prisión. Sabía que ese momento había llegado.

Kilian y yo salimos por el jardín hacia la puerta posterior del castillo, y una vez fuera, escondidos en las altas murallas, lo paré de inmediato.

-Escúchame Kilian, tienes que marcharte.

-¿¡Qué!? ¿¡Estás loca!? No pienso irme sin ti.

-Kilian, no hay otra solución. Mi padre no descansará hasta tenerme devuelta. No tenemos escapatoria.

-Sí. Sí que la tenemos. Debe haber un modo, como siempre lo hemos hecho.

Kilian negaba todas mis soluciones, llegando al punto de interrumpirme cada vez que protestaba. Estaba en la fase de negación donde no quería escuchar mi parte de la historia.

-¡Escúchame de una vez Kilian!

-¡No! ¡Escúchame tú a mí! Te estás rindiendo, ¿desde cuándo nos rendimos?

-Desde que me di cuenta de que tú vida corre peligro. -me acerqué a él, quien evitaba mirarme cara a cara prestando su atención al suelo. Así que le agarré las mejillas con las manos para enfocarlo en mí. -Mi padre me quiere a mí, solo a mí. ¿Tú? No te necesita, eres un peón en su juego y aprovechará la mínima oportunidad para culparte de todo. Te matará Kilian. No lo dudará en ningún segundo. Te decapitará o a saber tú qué castigo horrible se le ocurrirá. Tienes que huir lejos y salvarte.

Seguía sin estar convencido porque tenía en su mente cabezota la maldita idea de mi presencia. Puede que si me quisiese al final.

-Hazlo por mí. Por favor. -finalicé, rogándole.

-¿Y qué hay de ti? No creo que a tu padre te de un abrazo al verte de nuevo.

-Puedo lidiar con ello. He aguantado diecisiete años. Creo que puedo un poco más. -sonreí a medias, por no llorar. En mi interior, comprendía que me esperaba el infierno.

Ya se oía el revuelo del pueblo, lo que significaba que los soldados estaban cada vez más cerca de encontrarnos. Me pasé la lengua por el labio inferior cubriendo las mordedoras que yo misma me provocaba. ¿Era el final?

-Te prometo que volveré a buscarte. Te sacaré de allí.

-No esperaba menos.

-Aguanta ¿vale? Aguanta como has hecho todos estos días.

Asentí sin evitar que las lágrimas rozasen mis mejillas. Ambos sabíamos que mi padre no sería severo, ni siquiera me podía imaginar qué clase de castigo ya había planeado. O peor. Al llegar, sus gritos irrumpirían todo el reino. Iba a ser más que una prisión.

Kilian y yo chocamos nuestras frentes en los últimos instantes juntos. Acarició mi moflete con su cálida mano para secarme las lágrimas.

-Eres muy fuerte. ¿Lo sabes?

Asentí con la cabeza.

-No dejes que nada ni nadie diga lo contrario. Pase lo que pase, llegue lo que llegue, no te rindas.

Volví a asentir.

-No te dejes caer por lo que venga. No muestres tus debilidades y sigue entrenando.

-Estaré bien. -mentí.

-Y sobre todo... No confíes en nadie, solo en ti misma, ¿entendido?

-Debes irte. -susurré en su oído.

Sentía el olor de su piel. El corto contacto que tuve con su cuello erizó la mía. Por desgracia, rompimos el contacto y se fue alejando poco a poco sin retirar su vista de mí. Hasta que estaba tantos metros atrás, que no visualizaba su rostro con precisión.

De repente, sentí la presencia de alguien más en mi espalda. Al principio pensé que podría ser Holbek, pero hubiese sido imprudente y sin ningún fin. Así que me giré esperando a otra posible opción, el capitán Joek. No precisamente tenía una expresión aliviada por haberme encontrado, seguramente mi padre le habría comentado que mi "captura" solo se trataba de un escape por mi parte.

-Aquí estás. -sonó seco y mosqueado.

-Aquí estoy.

-¿Sabes cuánto esfuerzo tuvimos que hacer para encontrarte?

-Puedo imaginarme.

-No vas a volver a escaparte.

-No estoy intentando escaparme.

-Has cometido el mayor error de tu vida.

-Lo sé.

Lo último que recuerdo fue al capitán Joek soplar desde la palma de su mano una especie de polvo que llegó a mis fosas nasal y me hizo toser hasta perder la conciencia.

De ahí... me podía imaginar lo que me deparaba el camino.

Eclipse de Sol [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora