Eclipse de Sol [Terminada]

CAPÍTULO 22

NO LA VERDAD QUE ESPERABA

Abrí los ojos. No estaba en el pozo. Todo lo contrario, se encontraba en unas tierras llenas de naturaleza. El sonido del agua cayendo en una cascada me hicieron desviar la mirada. Había un lago, lleno de fauna y un pequeño puente que atravesaba el río. Los árboles germinaban sin cesar, las flores resplandecían en su mayor esplendor y el canto de los pájaros invadió de mente. Era tan relajante que podría haberme quedado para siempre.

De repente, dos chicas caminaron en frente de mí, sin ni siquiera percatarse de mi presencia. Y no fue eso lo que más me sorprendió, sino que una de esas chicas me sonaba. Cabello pelirrojo, ojos claros, piel como la nieve... Era mi madre de joven.

Casi me olvido de cómo respirar, y en el momento que volví en mí, caminé detrás de ella y de la otra chica. En ese punto, reflexioné dos cosas. La primera es que mi pierna parecía funcionar bien, y la segunda, es que por más que tratara de llamar su atención, no me observaban, por lo que era invisible. Creía estar en el pasado, eso explicaría la juventud de mi madre, y la otra chica de cabellos dorados podría ser su amiga.

Ambas daban saltos de alegría con unas cestas en las manos, y de vez en cuando, paraban para recoger frutos silvestres.

-¿Sabes qué han llegado a mis oídos Selene? -le comentó la joven rubia. Mi madre le preguntó el qué mientras metía un puñado de arándanos en la cesta. -He oído que el hijo menor del alcalde pretende pedirte la mano tras cortejarte en el baile del próximo lunes. ¿¡No es fabuloso!?

Observé a mi madre. No respondió, se quedó callada con una seria expresión.

-Le aceptarás, ¿no? -insistió ella.

-No. No siento nada por él. -confesó mi madre.

-¡Pero mujer! Eso no importa, su familia tiene muchas riquezas. Estoy segura de que sería un matrimonio muy provechoso para vuestras familias.

Ambas amigas dejaron la conversación en el aire cuando una flecha impacto en un tronco cerca de donde mi madre se encontraba, dejándola a centímetros del arma. Al instante, un joven de cabello luminoso que caía a ambos lados de su rostro apareció corriendo.

-Mil disculpas, damas. Estaba practicando con la lanza cuando sin querer se disparó el arma. Espero no haberlas dañado. -se disculpó el joven.

Él también me sonaba, aunque no caía en quién podría ser.

-¡Oh! No te preocupes. No ha habido heridos por suerte.

-Gracias a Dios. Disculpen de nuevo mis modales. -les besó la mano a las dos jóvenes con una pequeña reverencia. -Me presento, soy Zenón. Y ustedes...

Caí en cuenta sorprendida. Era mi padre. Aquel fue el momento en el que mis padres se conocieron. Pero jamás había oído hablar acerca de una amiga de mi madre.

-Yo soy Paris. Y esta es mi amiga Selene.

-Un placer, Selene.

Un ligero rubor apareció en las mejillas de mi madre, quien le devolvió la flecha.

-Me es de gran lástima que podría haberla dañado. -comentó mi padre, con una expresión arrepentida. -Si me lo permitís, podría compensarle el susto.

La amiga de mi madre gritó efusiva.

-¡Sí! ¡Selene estará encantada! ¿No es así?

-Eh... Será un placer.

La chispa entre la pareja surgió ese día. Podía observar cómo los ojos de mis padres se clavaban entre sí, y el amor nacía con más y más fuerza. No obstante, un segundo joven caminaba hacia ellos desubicado.