Eclipse de Sol [Terminada]

CAPÍTULO 39

¿QUIÉN HA PEDIDO LA UNIÓN?

El resto de la tarde tenía mi mente en las nubes. Todo era un cúmulo de los pensamientos acumulados durante esas semanas, las pistas se superponían unas encima de las otras. Algunas coincidían, otras no.

Cabía la posibilidad de que mi hermano pudiera ser el culpable, por mucho que me doliese. ¿Demasiado cansado de ser el segundo? ¿Obsesión por la toma de poder por medio de la desaparición del mapa de Emery? Eran buenos sujetos, pero no explicaría por qué molestarse en matar a tantos inocentes y con qué finalidad.

Supongo que al final de la tarde rechacé esa idea de mi mente. Necesitaba liberarme de todo el estrés, así que me desvestí y preparé un buen baño caliente. No recordaba la última vez que me bañé relajada sin tener que preocuparme por mi vida constantemente. En cuanto me bajé el vestido, observé con detenimiento mi cuerpo desnudo, estaba lleno de moratones y magulladuras, incluso la cicatriz de la pierna seguía intacta. No era un cuerpo precioso, por supuesto no el que esperaban de una princesa; pero a mí me gustaba, aun con todas esas imperfecciones, eran marcas de la batalla que me esforcé por luchar.

Poco después, me zambullí completamente en el agua. Al salir a la superficie, respiré aire limpio. Me preguntaba dónde estaría Kilian en esos instantes. ¿Habría huido o estaría buscando un modo de encontrarme?

Cuando terminé y me sentí completamente renovada, busqué un nuevo vestido y cepillé mi pelo. Volvía a ser la princesa Leyla, no Leyla a secas como me había considerado días anteriores.

Entonces, mi puerta se abrió y Devon entró, tosió un par de veces para llamar mi atención.

-La cena, princesa. Ya la esperan en la mesa. -anunció y se echó a un lado para dejarme pasar.

Eso sí que no me lo esperaba. Pensaba que me quedaban por lo menos dos años encerrada en mi habitación por la discusión que tuve con mi padre. Sorprendida, me dirigí al comedor con tres guardias manteniendo una distancia prudente, sin duda habían aprendido la lección.

Cyra, Keane y mi padre me miraron ante mi llegada. Me senté al lado de Cyra quien me regaló una amplia sonrisa. Finalmente, todos empezamos a comer, el único ruido eran los cubiertos contra los platos. Así, mientras yo terminaba de tomar el postre y el resto ya había terminado, mi padre golpeó la mesa con los dedos unas cuantas veces. Levanté la cabeza de mi plato para comprobar que me miraba fijamente.

-Durante estos días he pensado mucho. Como todos sabéis. -dijo mirando al resto de mis hermanos, sobre todo a Keane. -En menos de una semana, dará lugar a un Eclipse de Sol, el momento perfecto para la coronación del próximo heredero. Pero tras mucho meditarlo, he pensado que dos días después, tomará lugar otro gran acontecimiento que quizás retornará la esperanza a los Reinos.

El rostro de Cyra mostraba interrogación, por lo que ella tampoco sabía lo que mi padre nos tenía por anunciar. En cambio, Keane parecía conocer a la perfección el asunto, porque mantenía la cabeza agachada de tristeza.

-Leyla. -me llamó mi padre con serenidad. -Has demostrado no solo seguir manteniendo una actitud rebelde y descontrolada, sino ser imprudente ante el reino. Y por más que he intentado hacerte entrar en razón, me es imposible controlar tus impulsos. Me he esforzado mucho por no aceptar esta propuesta, pero me veo en mis últimas opciones. Quizás sea lo mejor para todos.

-¿Qué quieres decir? -le pregunté angustiada.

No me podía ni imaginar lo que mi padre había hecho. ¿Mandarme a una cárcel? ¿Vivir al pueblo? ¿Desterrarme?

-Han concertado tu mano Leyla. Y he aceptado.

Abrí los ojos como platos, todo mi cuerpo se tensó. No, no podía ser verdad. Yo jure de pequeña jamás casarme, ¿cómo podría hacerlo ahora en esas circunstancias? Odiaba el matrimonio, era "amar" a un desconocido para que tuviese poder total sobre mí, y de nuevo, ser presa de otra cárcel sin salida. No era lo que yo planeaba para mi futuro, yo quería ser libre tal y como mi madre también deseó una vez.