CAPÍTULO 32

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EL BROCHE DE SOL Y LUNA

No solo el silencio calmaba las aguas, sino que también nos envolvía a Kilian y a mí en un ambiente incómodo sin conversación. Y tampoco es que pudiera distraerme con el paisaje, ya que todo estaba nublado.

Pensé en lo que había ocurrido momentos atrás, sobre todo cuando Kilian amenazó a Devon con la espada. Al principio, tuve la sensación de que, si Devon se hubiese abalanzado, Kilian no habría dudado en atacar, por lo que quería quitarme las dudas.

-¿Lo habrías hecho? -murmuré en voz baja.

-¿Eh? -balbuceó sin mirarme a la cara, solo seguía remando.

-No lo hubieses matado, ¿no?

-No me conoces, no sabes las cosas que soy capaz de hacer.

Y de nuevo levantaba las murallas contra mí, se cerraba en bando y no volvía a hablar. No comprendía qué había hecho mal para que Kilian se comportara de forma tan drástica de aquella manera.

-¿Piensas ignorarme para siempre?

-Si eso hace que te mantengas en silencio...

-¿Por qué te alejas Kilian? Antes estábamos bien.

-Créeme... es mejor así.

-No lo comprendo.

-Ni espero que lo hagas. -respondió, seco. Respiró profundamente y por primera vez en un par de días, se atrevió a mirarme a los ojos. -Duerme un rato Leyla.

Me crucé de brazos aun mosqueada. Aun así, no me pareció mala idea su sugerencia, así que me apoyé en la barca y cerré los ojos esperando encontrar un mundo de paz y calma. Solo necesitaba tranquilidad. No obstante, tuve la sensación de haber caído en algo más que en un sueño, como una visión.

Abrí los ojos. Al parecer estaba tumbada en una cama, una demasiado familiar. Era la cama de mi hermana, estaba en su habitación. No obstante, no había cadenas ni candados, todo era similar a antes de su muerte. Los colores resplandecían, las plantas crecían con viveza y la luz del Sol penetraba a través de las ventanas.

Estaba tan deslumbrada que no me percaté de la presencia de mi hermana en el tocador. Estaba viva. O al menos eso pensé, hasta que vi su vestido de coronación colgado en una percha de la pared, y todos los adornos esparcidos por el suelo.

Era... el día de su coronación.

Me suponía imposible admitir el hecho de que no era una visión. Había tenido una especie de trance en el que viajé al pasado, tal y como me ocurrió en el Pozo de Agua Bendita. Pero lo que no me podía explicar es cómo lo había hecho yo sola, sin el agua mágica. Sea como fuese, yo estaba allí por un motivo, y debía descubrirlo.

Me levanté de la cama para llamar a mi hermana, no obstante, mi sospecha sobre que era invisible para ella se confirmó. Yo, a pesar de estar allí, no podía cambiar el pasado ni ponerme en contacto con ella. Solo tenía la función de observar los hechos.

Si no calculaba mal, debía ser por la mañana, por lo que aun quedaban muchas horas para el acto de celebración.

En mi hermana se notaba la gran cantidad de nervios que acumulaba, andaba de aquí para allá y se le caían las brochas de polvos de las manos. Su ímpetu apaciguó cuando sonaron unos golpes en la puerta y Emery se dirigió a abrirla para recibirnos a mí y a Cyra.

-¿Estás nerviosa? -le preguntó Leyla del pasado mientras toqueteaba todos los adornos del tocador de Emery.

-Un poco. Llevo mucho esperando este día.

Eclipse de Sol [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora