CAPÍTULO 18

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SENTIR ALGO MÁS POR TI

Esa noche apenas dormí. Ni siquiera me acordaba de la última vez que logré conciliar el sueño. Desde la muerte de Emery, las noches se volvieron inseguras y terroríficas, sentía la presencia de alguien más cercano a mí, y con ello, me sentía insegura.

No obstante, Kilian durmió la mar de plácido. Y se ve que sus sentidos no fallaron, ya que en cuanto Ari entró para dejar el desayuno, Kilian despertó repentinamente.

Ariadna no podía estar mucho tiempo allí, así que se marchó tras comprobar que estábamos bien.

-¿No comes nada? -dijo Kilian con la boca llena de pan y galletas.

-No tengo hambre.

Y era cierto. Aparte de la pérdida de sueño, también perdí el apetito. No como Kilian, cuyo estómago siempre estaba abierto a nuevas inquisiciones.

-Deberías comer y reponer fuerzas. Mañana nos queda un largo viaje.

Me lanzó un trozo de pan. Al final terminé untando un poco de una salsa extraña de arándanos y bebí un vaso de leche fresco. La comida nos sentó fenomenal.

-Bueno. ¿Qué hacemos? -Kilian se estiró en el suelo tras la comilona.

-Esperar hasta que Ariadna llegue y podamos trazar un plan para mañana. Supongo.

-Sí. Hasta ahí me ha quedado claro. Me refiero a qué vamos a hacer en la espera.

-¿Entrenar? -sugerí.

-Buena idea. -de un tirón, se levantó para coger su espada tirada a unos metros de distancia. -Coge tu espada.

Acaté sus órdenes y nos pusimos en formación. Yo di el primer ataque que como era de esperar, Kilian esquivo sin apenas moverse.

-Demasiado lenta.

Perdí el control y volví a atacarle con mayor fuerza.

-Demasiado imprudente.

Así que aproveché su relajación para hacer un juego de pies y que se resbalase hasta caer en el suelo. Rugió por la caída, ya en sus ojos no había diversión, sino revancha. Alcé la espada para amenazarle usando la oportunidad ya que estaba tendido en el suelo, pero justo entonces giró en el suelo a un lado y en el momento que mi cerebro procesaba la información, se levantó e intercambiamos los roles. Ahora yo estaba en el suelo y él arrodillado encima de mí.

Negó con un chasquido en la boca y acercó sigilosamente su rostro con el mío. Sentía su respiración en mi cuello. La sonrisa no se despegaba de sus labios, ya que yo luchaba sin éxito por liberarme de su peso.

-Regla número catorce, no me subestimes. -susurró.

-¿En qué momento tenemos tantas reglas?

-En el momento en el que decides no escucharme durante los entrenamientos.

Y de nuevo, lo reté. Con la mano derecha agarré el mango de la espada que se me había escapado unos milímetros de distancia durante la caída, y la hoja de la espada le rozaba la nuca.

Su expresión cambió por completo al darse cuenta de que se la había jugado.

-Regla número quince, asegúrate que tu oponente está desarmado.

Acabó por rendirse y se levantó dejándome total respiración. Sin embargo, no me dejó ni diez segundos para descansar.

-Levántate. Otra vez.

Dimos al menos veinte asaltos. Normalmente Kilian solía arrebatarme la espada, dejándome indefensa y yo maldecía en voz alta. Solo en pocas ocasiones lograba vencerle, pero ya era un avance comparado con semanas antes.

Eclipse de Sol [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora